El fútbol español ha ido tapando debajo de la alfombra todo lo relativo a la homosexualidad latente que existe en la actualidad. Sin embargo, una declaración abierta y sincera ha hecho saltar por los aires la opacidad reinante en el balompié nacional. El pasado lunes 13 de febrero, Jakub Jankto (Praga, 1996), jugador del Getafe cedido en el Sparta Praga, anunció al mundo a través de su perfil en redes sociales su condición sexual.
"Como todos los demás, tengo mis fortalezas, tengo mis debilidades, tengo una familia, tengo a mis amigos, tengo un trabajo que lo he estado haciendo lo mejor que puedo durante años, con seriedad, profesionalismo y pasión. Como todos los demás. Yo también quiero vivir mi vida en libertad. Sin miedos. Sin prejuicios. Sin violencia. Pero con amor. Soy homosexual y ya no quiero esconderme", dijo Jankto al respecto de este aspecto tan íntimo de su vida.
Estas sinceras y liberadoras palabras que tan bien recibidas han sido por todo el mundo del fútbol, sin embargo, han pillado a contrapié a las máximas instituciones del deporte rey en nuestro país. Ni que decir cabe que España es un país que cuenta con todos los derechos y las máximas garantías legales para las personas del colectivo homosexual en España, siendo una de las naciones más libres del mundo occidental.
En el terreno del fútbol masculino la cosa cambia bastante. Jankto ha sido el primero de los casi 11.000 futbolistas que han pasado por Primera División en reunir la valentía para hacerlo público. Los dirigentes no son necios, saben perfectamente que hay muchos deportistas homosexuales militando en equipos de La Liga, pero el tabú con este tema se ha ido haciendo cada vez más grande hasta convertirse en un muro difícil de derrumbar.
De hecho, en el año 2016, las Universidades de Córdoba y Sevilla sacaron a la luz un estudio que cifró en 42.000 los jugadores LGTBI federados en España, lo que conduce a un total de 142 los que jugarían de forma profesional en las máximas categorías. Un dígito bastante alto como para que ningún hombre haya decidido hasta Jankto derribar la puerta.
Los silencios del fútbol español
Por tanto, ¿hay miedo o temor en el futbol masculino español a 'salir del armario'? El primer vacío que sienten los jugadores viene de la AFE, a la cual hemos contactado y cuya aséptica respuesta ha sido que ellos no iban a hacer ningún tipo de declaración, que no entran en valoraciones de este estilo. Situación que chirría bastante cuando la AFE debería ser un organismo clave en la integración de los homosexuales en el panorama futbolístico actual.
La Liga Iberdrola tienen bastante más suerte, ya que cuentan con el apoyo inestimable de la FUTPRO para este ámbito y todo lo relativo a sus derechos laborales. La homosexualidad en el fútbol femenino está perfectamente normalizada, y podemos ver cómo las jugadoras comparten en sus redes sociales y en público sus relaciones personales.
La RFEF, por su parte, declara que "respeta sin fisuras la libertad sexual y apoya a todos aquellos deportistas que decidan hacer pública su condición sexual. Nuestro apoyo a esta causa a través del acuerdo con Naciones Unidas en la acción ‘Football for the Goals' recoge mediante la agenda 2030 la diversidad y el colectivo LGTBI".
Para LaLiga "es fundamental velar por la tolerancia y el respeto en nuestro deporte y luchamos por ello, detectando posibles insultos y vejaciones que se produzcan en este sentido y denunciándolas ante el Comité de Competición de la RFEF. Con el caso concreto de Jankto, como otras entidades, desde LaLiga reaccionamos mostrando nuestro apoyo públicamente en nuestras redes sociales. Tenemos que trabajar entre todos para generar un ambiente lo suficientemente cómodo para que cualquier futbolista expresase su orientación sexual sin miedo".
Deportistas de la talla de Mapi León (Fútbol Club Barcelona) e Ingrid Engen (Fútbol Club Barcelona) han contribuido a ello y animado a otras mujeres gracias a la absoluta naturalidad con la que comparten su relación sentimental. Poco ayuda el perfil medio de aficionado, el cual suele pulular por las redes sociales y campos de fútbol profiriendo insultos y descalificativos de toda índole contra el colectivo LGBTI.
Los avances sociales han hecho por mucho por la integración, pero falta que las tres grandes patas del fútbol (AFE, RFEF y La Liga) dejen las palabras a un lado y emprendan planes y acciones concretas para frenar la homofobia y proteger a los jugadores que deseen compartir sus sentimientos con el resto de aficionados. Aunque nos pese decirlo, el fútbol español todavía camina con más sombras que luces en lo relativo a la integración de futbolistas homosexuales. Esperemos que cambie pronto.
Paco 2D2
¿Y a quien le importa lo que hace en la cama? Lo mismo que lo que hace cualquiera. ¿O es que espera una paguita o una rebaja de impuestos? Visto lo visto, cualquier día.