Tal y como destacan en Argentina, Messi suele rehuir el contacto con la prensa cuando regresa a su país, pero esta vez aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza y no tuvo ningún problema en hacer declaraciones. "Yo sé que ahora sigo con la selección, cambio el chip, como muchas veces me pasó al revés… Que no me salían las cosas en la selección y volvía a Barcelona y jugaba bien", dijo el argentino. "Así que esperemos que esta vez sea al revés y que cuando me junte en el previo con mis compañeros, con mis amigos, me va a cambiar la cabeza y va a ser otra historia", añadió.
Hasta ahí todo más o menos normal, pero cuando un periodista le preguntó si le gustaría irse del Barça en el caso de que los hinchas lo pidieran, Messi fue rotundo: "Muchas veces dije que el Barcelona es mi casa, pero el día que la gente no quiera más que estemos ahí, no lo voy a estar. Quiero mucho a este club y si hay que gente que no me quiere, que duda de mí y prefiere que me vaya, no tengo ningún problema".
No parece muy normal que el argentino lanzara este mensaje al club que le acaba de subir el suelto a 20 millones de euros netos por temporadas, más otros 6 por objetivos. Sin embargo, sus palabras no hacen sino reflejar la realidad de una situación. "Uno está dentro de la cancha, a veces escucha el murmullo y por eso digo, que sí es así y me tengo que ir, no tengo problema", insistió Leo.
Al igual que hiciera en las redes sociales chinas, Messi admitió que no ha sido un año fácil en el aspecto personal. "Por lesiones, por otras cosas que… fuera del fútbol", dijo, posiblemente en referencia a sus problemas con Hacienda, la multa de 10 millones que puede llegar a ser de 45, precisamente la razón por la que el Barcelona decidió la "adecuación contractual".
"Preocupación no tengo", dijo Messi. "Sé lo que puedo dar. Estoy tranquilo y con ganas de empezar con la selección. Cuando me presente con mis compañeros seguramente va a ser aire nuevo, va a cambiar todo. Nos va a venir bien a todos estos días de descanso para desconectar", acabó.
