El Comité de Empresa de Real Madrid Televisión ha mostrado su malestar por el incumplimiento continuo, por parte de Antonio Galeano y César Nanclares, del convenio firmado en su día entre la productora Mediapro y el Real Madrid.
En dicho convenio se advierte que ni Galeano ni Nanclares, por estar ambos en nómina del Real Madrid, pueden dar órdenes directas a los empleados del canal, cuya vinculación laboral con el club se produce a través de una empresa externa, Royal Media, perteneciente a Mediapro. Las personas a las que deben dirigirse para transmitir las órdenes, por ser sus enlaces en la redacción, son Mariano Rodríguez, gerente y persona al que los periodistas señalan como cómplice de las vejaciones al no frenarlas, y Rodrigo González, jefe de reacción.
Además, existen una serie de artículos que han sido vulnerados repetidas veces en estos últimos meses. Entre ellos el 28.5, que obliga a informar y comunicar al Comité todas las decisiones que afecten a los empleos de los trabajadores. En los últimos meses los numerosos despidos (remunerados como improcedentes con cargo a las cuentas del canal), no han sido notificados al Comité.
Galeano y Nanclares no pueden dar órdenes a los empleados de Royal Media y habrían incumplido artículos relacionados con el abuso de poder, los insultos y el acoso moral
También consideran que se han incumplido entre otros el artículo 32.11, en el cual se informa de la prohibición de los abusos de poder en la redacción del canal. O el 33.5, que se refiere a los insultos y malos tratos de palabra por parte de superiores, una de las prácticas habituales a las que han sido sometidos los redactores por parte de Galeano y, especialmente, de Nanclares.
Y finalmente refieren el incumplimiento del artículo 36, que denuncia el acoso moral, señalando en su punto segundo, que en caso de producirse este hecho, debe iniciarse la apertura de un expediente informativo. Algo que no se ha producido en ningún momento. Florentino suma un nuevo inconveniente en la gestión del problema de Real Madrid TV: los sindicatos vigilan y la redacción no pasa ni una a los hombres de confianza del presidente.