Javier Tebas vuelve a estar en el epicentro de la actualidad informativa tras un tiempo alejado de los focos. Erradicar la piratería en el fútbol español se ha convertido en uno de los principales objetivos del cuarto mandato del presidente de LaLiga, el cual durará hasta 2027, fecha en la que sabremos si aspira a una quinta reelección o si deja su sitio a otra persona.
Como bien sabrán nuestros lectores, ver el fútbol de forma legal en España supone un desembolso gigante, al que muchas personas no pueden hacer frente por los abultados precios que han fijado las teleoperadoras. Si un aficionado desea ver LaLiga al completo cada jornada, solo existen dos opciones: Movistar y Orange.
En Movistar, al mínimo de 59,90 euros por contratar la fibra se añaden 12 euros extra por Movistar Plus+ Esencial, lo que asciende a 71,90. Si deseas ver las principales competiciones (Liga, Copa, Champions y Europa League), la factura asciende a 116,90 euros al mes. Una salvajada. Para una persona que cobre el SMI en 14 pagas, es decir, 1.134 euros mensuales, sufragar esto le supone el 9,78% de su salario.
En Orange, empresa que te obliga a una permanencia mínima de 12 meses, ofrece todo el fútbol, sin línea móvil, por 80,95 euros al mes. Otro pico de dinero importante. Si no quieres Internet y solo deseas ver algunos partidos, DAZN es la respuesta. La plataforma emite 5 partidos aleatorios por jornada, a un precio de 29,99 euros mensuales o 24,99 si lo coges un año entero.
Ante el desmesurado gasto que supone esto para cientos de miles de españoles, la piratería se ha convertido en la opción más sencilla y asumible, por mucha carga moral que pueda conllevar. Sin embargo, esta práctica es tan vieja como el mundo digital que pisamos, pues los decodificadores empezaron a primeros del presente siglo.
Por ello, Javier Tebas lleva mucho tiempo en guerra contra la piratería, una hidra imposible de vencer, pues de cada cabeza cortada salen otras cinco. Por ello, LaLiga solicitó ante el Juzgado de lo Mercantil n.º 8 de Barcelona el requerimiento pertinente para que los teleoperadores facilitasen al organismo los datos personales de quienes piratean el fútbol en España.
El Juzgado aclaró la semana pasada que había admitido la diligencia preliminar solicitada por Tebas y LaLiga. Sin embargo, puntualizó que los teleoperadores podrán hacer saber al ente futbolístico los datos de los llamados cardsharers, es decir, las personas que redifunden los partidos obteniendo un lucro por ellos.
En ningún caso, y tal y como luego se encargó de confirmar el departamento de comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, no se podrá saber los datos de "los que únicamente defraudan la cuota", es decir, el usuario final.
Tratando de arrimar el ascua a su sardina, Javier Tebas y LaLiga hicieron saber públicamente que, para ellos, el auto (que no es una sentencia en firme), lo dicho por el TSJC es "una interpretación", pues la patronal del fútbol patrio entiende que el auto también incluye a los usuarios finales, cosa que ha quedado cristalina que no es así.
Sin embargo, y hasta el comunicado del TSJC el pasado lunes 11 de marzo aclarando el auto del Juzgado de lo Mercantil, en varios medios se habían hecho eco de esa visión distorsionada del auto, creando un ambiente de crispación entre los usuarios de las redes sociales, entre quienes circularon los diferentes comunicados y tuits.
A cada tuit de Javier Tebas tratando de alzarse con los méritos de una victoria judicial incompleta, se unían las aclaraciones que Twitter (ahora X) permite añadir a los usuarios. En ellas, los tuiteros aludían al hecho de que solo los cardsharers serán perseguidos, en ningún caso los españoles que ven los partidos de forma ilegal desde su vivienda.
Debido a este auto, Vodafone, Orange, MásMovil, Digi y Telefónica tendrán que comenzar a facilitar los datos de estos usuarios, a los cuales llegarán, de forma individual y a su domicilio, las correspondientes diligencias.
Inmerso en una guerra dialéctica, Javier Tebas lleva días y días defendiendo a capa y espada una interpretación del auto absolutamente fantasiosa, atacando a los críticos.
"El auto dice lo que dice, aunque algunos siguen empeñados en lo contrario. Por cierto, qué ganas de seguir apoyando conductas ilegales. Tan ladrón es el que emite la señal pirata como el que la ve o la compra a precios irrisorios", afirmó Tebas en su cuenta de Twitter.
El dirigente dejó claro que "no es una multa", pero sí "una reclamación de daños y perjuicios". "Nosotros reclamaremos y requeriremos a estos clientes que no continúen haciéndolo porque si no se les reclamará daños y perjuicios por medio de los tribunales", puntualizó.
Los precios en otros países de Europa
Tal y como comentábamos unos párrafos atrás, el precio que se paga en España por ver el fútbol, añadido a los salarios y el precio de la vida en pleno 2024, ha convertido el hecho de contratar estos servicios en un lujo al alcance de unos pocos privilegiados.
Si acudimos a otras naciones de la Unión Europea, las condiciones cambian drásticamente. En Alemania, por ejemplo, no se requiere contratar Internet para hacerse con este servicio. Cosa que en España, a excepción de DAZN, sí ocurre. En el país teutón, Sky y DAZN llevan el negocio. Con todo el contenido aglutinado en una sola suscripción, su precio es de 49,99 euros al mes el primer año, cuyo compromiso debe ser de un año mínimo. Si deseas mantenerlo, subirá a 80,49 euros mensuales el curso posterior. Claro que su SMI es de unos 2.100 euros brutos.
En Inglaterra, las tarifas están en 84,90 euros al mes, y requieren de tener BT Sport, Sky y Amazon si deseamos ver todas las competiciones nacionales y continentales. Por último, en Francia, Amazon Prime y Canal + tienen los derechos. Amazon emite 7 de los 9 partidos que corresponden por jornada, pagando una cuota de 14,99 euros al mes. Canal + emite la Champions al completo y 2 partidos ligueros por 22,99 euros. Sumando todo, en su vertiente más económica, se queda en 38,23 euros mensuales.
Como ven, se podrían hacer las cosas mucho mejor, ofreciendo opciones y tarifas mucho más competentes, lo que reduciría drásticamente el número de piratas en España. Las guerras no se ganan solo atacando, sino también negociando.