España

El CNI impulsa un plan para coordinar la inteligencia de la UE ante las injerencias de Rusia

Las últimas actuaciones detectadas en el seno de la Unión llevan a estrechar lazos en materia de Inteligencia

  • El presidente de Rusia, Vladímir Putin. -

“No podemos ser un herbívoro en un mundo de carnívoros”. Con esta frase, el Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, alertaba de la posición de la Unión Europea en un mundo cada vez más multipolar. El contexto geopolítico al que Borrel ha tenido que hacer frente como Alto Representante, precipitado con la invasión de Ucrania, generó que la Unión Europea pusiera el foco sobre la seguridad. De este modo, Borrell propuso su “Brújula Estratégica” en 2022 para fortalecer las estructuras internas de la Unión en materia de inteligencia, en concreto la Capacidad Única de Análisis de Inteligencia (SIAC). 

Desde entonces, la amenaza no ha decrecido, sino que se ha incrementado. Potencias como Rusia ponen en marcha campañas de desgaste que bailan entre las técnicas de guerra híbrida y los ataques convencionales. También en el ámbito de la inteligencia. Esto ha hecho que la Unión se haya volcado con la seguridad en este segundo mandato de Ursula Von der Leyen.

Tras la invasión de Rusia sobre Ucrania se suceden los episodios en territorio europeo en los que la sombra del Kremlin es alargada, aunque la atribución directa no siempre sea sencilla: ataques a infraestructuras críticas, campañas de manipulación de la opinión pública -con el ánimo de erosionar la confianza en las instituciones-, o atentados terroristas contra instalaciones que brindan apoyo a Kiev en su lucha contra las tropas de Putin.

También se han registrado denuncias públicas de espionaje. Y, algunas de ellas, de firmes vínculos con España. Desde Polonia manifiestan su convicción de que el español Pablo González Yagüe, también conocido como Pável Alekséievich Rubtsov, es en realidad un agente encubierto del Kremlin. Tras un intercambio de prisioneros fue recibido como un héroe a pie de pista por Vladimir Putin.

Son algunos ejemplos que apuntan a Rusia, aunque cabría extender las mismas técnicas a otras potencias con intereses en territorio europeo, con objetivos firmes y que se dibujan a largo plazo; principalmente, la fragmentación de la Unión y la búsqueda de su debilidad, bien sea a través de campañas dirigidas a la opinión pública o mediante la actuación de los tradicionales servicios de inteligencia hostiles.

Nada malo ocurre sin la influencia de Putin

Bruselas pretende que la Unión sea más robusta y coordinada ante las injerencias que cada vez se repiten más y más en los distintos estados de la Unión. “No podemos ser un herbívoro en un mundo de carnívoros”. La advertencia de Josep Borrell encaja con los propósitos fijados por la PESC (Política Exterior y Seguridad Común) de la Unión Europea. En numerosas ocasiones se ha debatido y trasladado a los medios de comunicación la posibilidad de crear un ejército europeo o, cuanto menos, estrechar lazos en materia de Defensa, con el ánimo de potenciar la autonomía de los países miembro respecto a otras instituciones internacionales, principalmente la OTAN. Y parece que de nuevo este debate se traslada al ámbito de la inteligencia.

Lo que es innegable es que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ha fijado la seguridad y la Defensa entre los objetivos prioritarios de su incipiente legislatura. Una función que recae en buena medida en la nueva Vicepresidenta y Alta Representante, la estona Kaja Kallas; el comisario de Defensa y Espacio, el lituano Andrius Kubilius -por primera vez se nombra un comisario en este ámbito-; y la finlandesa Henna Virkkunen, Vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para la Soberanía Tecnológica, Seguridad y Democracia.

Asimismo, Von der Leyen encargó al finlandés Sauli Niinistö la redacción de un informe en materia de seguridad, al igual que había también pedido a Letta y Draghi en otras cuestiones prioritarias para sus Prioridades Estratégicas. Presentado el pasado 30 de octubre y conocido con el nombre de Informe Niinistö, destaca la necesidad de afianzar un “servicio de cooperación en Inteligencia de pleno derecho en la Unión Europea”. Una intención compleja en su ejecución, debido a que la materia es exclusivamente estatal, tal y como recoge el articulado del Tratado, pero que pone de manifiesto la intención de la Comisión Europea de incrementar su actividad en la materia.

A nadie se le escapa que cada uno de los países miembro cuenta con unas estructuras y procedimientos propios. Pero que sus actividades no sean públicas no implica que no existan. Cabe destacar que, en el caso español, uno de los aspectos más robustos pasa por la conciliación en materia de seguridad interior y exterior por parte de un único organismo de Inteligencia, el CNI. Se trata de una excepción en una Unión Europea cuyos Estados cuentan, en su mayoría, con al menos dos entes diferenciados entre sí: uno dedicado a lo que ocurre en su propio territorio y, el otro, fija la atención más allá de sus fronteras.

Esto puede generar que las autoridades de la UE perciban descoordinación en materia de inteligencia entre los países de la Unión Europea, al tener cada país un marco jurídico distinto y, por tanto, trabajar la inteligencia de forma diferenciada. Sin embargo, los Servicios de Inteligencia de los países miembro de la Unión Europea se coordinan a través de mecanismos informales. Una cosa distinta es que este extremo sea conocido por la opinión pública.

Es por ese desconocimiento de las actividades en materia de inteligencia que los servicios europeos pusieron en marcha en 2019 una iniciativa en busca de dar a conocer ese opaco trabajo, el Colegio de Inteligencia en Europa.

Además de los distintos foros en que cooperan de manera permanente los Servicios de Inteligencia cuando enfrentan amenazas comunes, en 2018 Emmanuel Macron dio un discurso en el que puso de manifiesto la necesidad de dar a conocer la labor de la inteligencia a la opinión pública, lo que derivó en la materialización del Colegio de Inteligencia en Europa. Se trata de un organismo que pretende fomentar una cultura de inteligencia común y cuya presidencia recae actualmente en el CNI, que ostentará el cargo hasta el próximo 1 de febrero. Este organismo, que cuenta con página web, tiene ya 26 países miembros de pleno derecho. 

Bajo el liderazgo del CNI se ha impulsado una iniciativa que pretende estrechar la cooperación entre las autoridades de la UE y las de los Servicios de Inteligencia. El pasado 23 de octubre, en el marco de una reunión entre representantes de los Servicios y de las autoridades de la UE, se firmó en la Escuela Real Militar de Bruselas una carta de intenciones de cooperación entre los servicios de Inteligencia.

Sede del CNI

El memorando cuenta, además, con la firma de los directores de la Capacidad Única de Análisis de Inteligencia (SIAC) del Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea, el general Baev (División de Inteligencia del Estado Mayor de la UE, EUMS INT) y el director Markic (Centro de Inteligencia y Situación de la UE, EU INTCEN), que rubricaron el texto ante la presencia de altos dirigentes de múltiples servicios internacionales. El acuerdo supone un hito en el quinto aniversario del Colegio de Inteligencia en Europa. 

Arturo Relanzón, el entonces secretario general del CNI, marcó el inicio del encuentro con un acto de bienvenida. Acompañado de François Fischer, director de la Secretaría Permanente del Colegio de Inteligencia, destacó la “pertinencia” y “oportunidad” de la iniciativa, coincidiendo con las recomendaciones planteadas en el Informe Niinistö. Entre otros aspectos, se formuló la necesidad de mantener SIAC, que engloba al EU INTCEN y a EUMS INT, como el único punto de entrada para la inteligencia estratégica que los Estados miembros proporcionan a las autoridades de la Unión Europea en apoyo a su toma de decisiones. 

Propuestas que se formulan bajo la presidencia del CNI del Colegio de Inteligencia en Europa y que tienen un claro horizonte: extremar la cooperación entre los servicios de Inteligencia europeos y las autoridades de la UE. Cuanto mejor se comprenda la labor de los Servicios de Inteligencia a nivel de la Unión, mejor se preparará esta para hacer frente a las amenazas que enfrenta de forma conjunta y será más fuerte ante injerencias externas, como la de Rusia.

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