Un amplio, emotivo y clarificador reportaje publicado por Emilio Pérez de Rozas en El Periódico confirma con una crudeza nunca descrita hasta ahora la ruptura de relaciones entre dos personas que habían sido íntimos amigos: Pep Guardiola y Tito Vilanova.
La pieza periodística, titulada en la portada del diario del pasado sábado "Así preparó Tito el adiós", relata los testimonios de familiares, amigos y médicos durante los últimos meses de vida del entrenador del Barcelona fallecido el 25 de abril tras padecer un cáncer.
La revelación más soprendente llega en el último párrafo, donde se narra lo sucedido el último día de vida de Tito:
"Guardiola, que ese mismo día provocó la presencia de reporteros en la Terminal de Aviación Corporativa de vuelos privados de El Prat en espera de su aterrizaje, no viajó a Barcelona, sabedor de que la familia de Tito y, muy especialmente, su esposa Montse, no querían verle. «Esta tristeza me acompañará siempre», fue la contundente frase que Guardiola pronunció al día siguiente".
También es demoledor el testimonio de Jaume Torras, uno de los tres amigos "íntimos" de Vilanova presentes en el hospital donde agonizaba el que fue ayudante de Guardiola en el banquillo azulgrana:
"¿Sabes en qué estábamos pensando los tres en aquel instante? -me pregunta Torras, con los ojos como platos, con los ojos encendidos, con los ojos inundados de lágrimas en un rincón del bar Velódromo de la calle Muntaner. Pues no, ¿en qué?- 'En qué hubiésemos hecho, cómo habríamos reaccionado, qué cara se nos habría puesto, cuál hubiese sido nuestra actitud si, como los tres queríamos y ansiábamos, de pronto aparecía Pep por el fondo de aquel pasillo para darle el último adiós, el último abrazo, al mejor amigo de su vida. En eso estábamos pensando los tres mientras Tito moría'".