En poco más de tres semanas, concretamente el 1 de enero, Víctor Valdés podrá firmar contrato con otro club, toda vez que el 30 junio finaliza su vinculación con el Barcelona, al que ya comunicó su marcha. El guardameta catalán tiene un acuerdo cerrado desde hace tiempo con el Mónaco. De hecho, antes de que el Barça se negara a traspasarle -pidió 18 millones por él-, Valdés pasó reconocimiento médico con el conjunto monegasco.
Sin embargo, en las últimas semanas, al Mónaco se ha unido el interés del Manchester City, dispuesto a igualarle la oferta, además de ofrecerle una competición mucho más competitiva como es la Premier. Pellegrini parece haber llegado al convencimiento de que Hart no es un portero de garantías y ya le busca sustituto. De ahí viene que un agente le ofreciera a su compatriota y guardameta de la Real, Claudio Bravo y que Casillas siga siendo una opción. El portero y capitán del Real Madrid sigue sin ver claro su futuro en el conjunto blanco y considera que el City es una de las pocas salidas que tiene.
La diferencia entre Valdés y Casillas es que mientras Víctor queda libre y puede firmar a partir del 1 de enero, toda una ventaja tanto para él como para el club que le fiche, Iker tiene contrato en vigor con el Madrid hasta 2017. El mostoleño no sabe si su situación cambiará a corto, medio o largo plazo, si bien está convencido, y así se lo ha hecho saber al Manchester City, que si a final de temporada sigue siendo suplente en Liga, Florentino Pérez le facilitará su salida el 30 de junio.
La cuestión es que si Valdés se decanta por el club inglés en lugar de por el Mónaco, cerrará la puerta del City a Casillas. Es decir, que el futuro del portero titular de la seleccióne española puede acabar dependiendo de lo que haga el suplente. Otra paradoja de las muchas que está viviendo Iker desde que Mourinho le mandó al banquillo.