El ministro de Deportes ruso, Vitaly Mutko, se ha confesado "alarmado" por el ritmo de desarrollo de los estadios de su país para el Mundial 2018. Tanto ve peligrar el torneo, que se plantea el cambio de sedes.
Todos menos uno de los 12 campos del Mundial son de nuevo edificación o serán prácticamente reconstruidos sobre los antiguos. El presupuesto total asciende a 14.500 millones de euros.
"El ritmo de los estadios es para alarmarse", reconoció Mutko. "Los plazos se están incumpliendo, hay problemas en todas las regiones". De hecho, más de la mitad de los campos, 7, ni siquiera tienen acabados sus respectivos proyectos de diseño.
Mutko dijo que cada una de las 11 regiones sede han recibido 71,5 millones de euros para finalizar el diseño del estadio. "Al que no sea capaz de hacer esto le sustituiremos y la sede se irá a otro lugar", avisa el ministro.
Dos estadios están ya terminados, los de Kazan y Sochi. Se espera que el del Spartak de Moscú esté operativo en verano, mientras que también va más o menos avanzado el Krestovsky Island de San Petersburgo.
La construcción en Volgogrado, Ekaterimburgo, Kaliningrado, Nizhny Novgorod, Samara, Saransk, Rostov-on-Don, así como la profunda renovación del histórico estadio Luzhniki de Moscú ni han comenzado. Teóricamente, lo harán este año.