Una gran empresa multinacional y a la que le haya ido “bastante” bien en los últimos años. Este es el retrato robot del tipo de compañía que más se verá afectada por los cambios en el Impuesto de Sociedades que Hacienda ha perfilado dentro de los Presupuestos Generales del Estado. La reforma del tributo afectará a un puñado de empresas que tendrán en muchos casos que adelantar el pago de sus impuestos en 2012 pero que, además, se podrán beneficiar de la nueva medida propuesta por el Ejecutivo para repatriar dividendos a un tipo del 8%. Así, las empresas españolas que hayan desarrollado una actividad “real” en países con los que España no tuviera convenios de doble imposición (o los hubiera firmado de forma reciente), podrán traer los beneficios obtenidos en esos mercados con una tasa fija del 8%.
Sirva de ejemplo un caso como el de Panamá. Hasta julio de 2011, el país centroamericano no tenía convenio de doble imposición con España y estaba, además, dentro de la lista de paraísos fiscales de la OCDE. Por eso, si una gran constructora, como por ejemplo SacyrVallehermoso, quería traer los beneficios de su empresa filial panameña que está construyendo el canal, podía llegar a tributar incluso alrededor del 30% que exige la fiscalidad española (las tasas varían según el tipo impositivo que se aplique también en el país de origen). Con la nueva medida, la filial panameña podrá repartir el dividendo a la matriz a cargo de las cuentas, por ejemplo de 2010 cuando todavía no existía el convenio, y traer hipotéticamente este capital a España con un coste del 8%. El que las empresas presenten el beneficio de sus filiales de forma consolidada no quiere decir que ese dinero que han ganado se traiga al país de la filial hasta que no se hace el reparto de dividendos.
Según los cálculos de Hacienda, en 2012 se pueden repatriar hasta casi 9.400 millones de euros gracias a esta fórmula pero esta cantidad se repartirá entre pocas afortunadas. “No creo que beneficie a más de una veintena de grandes empresas españolas”, apunta Abelardo Delgado, socio del área de fiscal de Garrigues. De ser así, y en línea con las previsiones de Hacienda, cabe pensar que las beneficiadas traerán montantes importantes de liquidez que hasta ahora permanecían “atrapados” en las sociedades filiales.
En opinión de Carlos Ferrer, socio del área de fiscalidad de Cuatrecasas, la medida es un “acicate” para estas empresas y además es “razonable”, ya que estaban desarrollando de forma real su actividad empresarial. Quedan pocos países importantes que no hayan firmado un convenio de doble imposición con España, pero sí que lo hayan hecho en una época reciente, por lo que parte de los beneficios de las compañías aún estarían embolsados en el país de origen. En 2011, por ejemplo, se firmaron convenios de doble imposición con exrepúblicas rusas, como Georgia o Kazajistán, donde operan compañías como Repsol. También otros países centroamericanos como Costa Rica se incorporaron el pasado ejercicio a la lista de países con un convenio con España, a la que también se sumó Uruguay. Singapur ha sido el último país en incluirse a esta lista este mismo año y Hong-Kong lo hizo el año pasado. Tanto por el perfil de estos mercados como por los pocos que quedan por entrar en la lista segura de la tributación española, como por ejemplo Bahamas, algunos países de Europa del Este, de Centroamérica, de Oriente Medio y prácticamente todos los africanos, las compañías españolas más beneficiadas son las que operan en el desarrollo de grandes infraestructuras, explotación petrolera o de materias primas y también operadores turísticos así como las dos grandes entidades financieras.
Una subida del impuesto de efecto muy limitado
Para el resto de las grandes empresas españolas que desarrollan su actividad en mercados más “clásicos” los cambios en Sociedades les afectarán, principalmente, en una subida de los impuestos para el ejercicio 2012. Sin embargo, los expertos consultados coinciden en que los cambios tendrán un impacto recaudatorio muy centrado en este ejercicio pero que se diluirá en los próximos años hasta casi desaparecer. “En conjunto lo que se lleva a cabo es un adelantamiento de impuestos”, explica algo escéptico el catedrático de Hacienda Pública en la Universidad del País Vasco, Ignacio Zubiri que cree que el tipo efectivo, el que las empresas pagan una vez aplicadas todas las deducciones, apenas variará. Según algunos cálculos, aunque el Impuesto de Sociedades para las grandes empresas llega en España al 30%, el real se queda en apenas un 18% o incluso menos según la fuente consultada.
De la misma opinión es el catedrático de Economía Aplicada de la URJC, Jesús Ruiz-Huerta, que cree que la presión fiscal sobre las empresas apenas va a aumentar. “El efecto se percibirá algo en 2012 pero no en ejercicios posteriores”, sentencia. Esta idea contradice con lo anunciado por el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferré, en la presentación de los presupuestos, donde aseguró que los cambios persiguen acercar el tipo real al nominal. Uno de los expertos consultados asegura que, en parte, el Ejecutivo ha tratado de contrarrestar la mala imagen de la polémica amnistía fiscal con una aparente subida del impuesto que pagan las grandes empresas. Además, fuentes del sector señalan también que las grandes empresas son conscientes de lo limitado del impacto de esta reforma y de ahí que tanto las patronales como los lobbies empresariales hayan guardado silencio estos días.
Los despachos de abogados creen que el principal efecto adverso es que sus clientes tendrán que reorganizar su planificación fiscal para este ejercicio pero asumen también que el efecto se minimizará en los próximos años.