"El remedio puede ser peor que la enfermedad". Esta es la idea que cada vez comparten más economistas, organismos y líderes políticos que se resisten a considerar la austeridad como única salida posible de la crisis, apunta The Wall Street Journal. El debate se ha puesto sobre la mesa tras constatarse que Europa va caminio de entrar en un nuevo periodo de recesión: La contracción del sector manufacturero se ha extendido en marzo por toda Europa, incluyendo tanto a los países de la periferia como a la locomotora alemana, y la tasa de desempleo de la Eurozona ha escalado hasta el 10,8% en febrero, un nivel histórico.
Tanto el primer ministro italiano, Mario Monti, como la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, han reivindicado que las principales potencias europeas pongan en marcha medidas que favorezcan el crecimiento económico para frenar los profundos recortes que se están llevando a cabo en los países mediterráneos. El propio Luis de Guindos admitió esta semana encontrarse en una posición muy delicada, ya que mientras los mercados le presionan para reducir el déficit público, el impacto de la austeridad está minando la confianza del inversor en España.
Sin embargo, estas protestas no convencen a los que dominan el juego en Europa: Alemania y el Banco Central Europeo (BCE). Ellos mantienen la idea de que la austeridad y las reformas estructurales de gran calado constituyen la única fórmula para vencer la crisis de deuda.
"Hay pocas alternativas, ya que en cualquier caso, debe frenarse la sangría de deuda"
El BCE insiste en que los recortes pueden estimular el crecimiento si sirven para restaurar la confianza en la salud financiera de los distintos gobiernos. "La consolidación fiscal inspirará confianza, lo cual ayudará a que la economía crezca", afirma Jens Weidmann, presidente del Bundesbank y miembro del Consejo de Gobierno del BCE. Weidmann asegura que los críticos con el BCE son muy "exagerados" y reconoce que "hay pocas alternativas, ya que en cualquier caso, debe frenarse la sangría de deuda" que existe en Europa.
Diferencias entre países
Incluso los más críticos con las políticas de austeridad reconocen que a los países más endeudados y que más dificultades encuentran para financiarse en los mercados, no les queda otra opción. Así, países como Italia o España deben ceder a la presión de los mercados y reducir sus respectivos niveles de déficit, cueste lo que cueste, para demostrar su compromiso con la disciplina fiscal.
Sin embargo, otros países como Holanda o Francia están sometidos a la misma presión pese a no tener problemas para acudir a los mercados. Muchos economistas alertan del riesgo que conlleva imitar los recortes puestos en marcha en otros países como Grecia o Portugal, que han perdido el acceso al mercado de bonos. "La austeridad es un gran error en los países que pueden financiarse a bajo coste. Es el momento de invertir, no de recortar", asegura Paul De Grauwe, profesor de Economía en la Universidad de Leuven.
De hecho, varios estudios han demostrado que en aquellos países que tienen intereses bajos para colocar su deuda, la actividad económica que se pierde a raiz de los recortes empeora la situación de deuda pública.