Economía

ACS pierde 1.000 millones en Bolsa mientras el Gobierno italiano da por muerto a su socio en Abertis

La cotización de ACS se resiente de la complicada situación que está viviendo Atlantia, su socio en Abertis, debido a su enfrentamiento con el Gobierno italiano, cuyo tono se ha elevado de tal manera que comienzan a aflorar amenazas de demandas

  • Florentino Pérez, presidente de ACS, flanqueado por el CEO de Atlantia, Giovanni Castelucci; y Marcelino Fernández Verdes, presidente de Abertis y CEO de ACS

Efecto contagio llegado desde Italia para ACS. La compañía acumula pérdidas cercanas al 9% en Bolsa en la última semana y media, cristalizadas en un descenso de su capitalización bursátil próximo a los 1.000 millones de euros. Un comportamiento muy similar al de Atlantia, su socio italiano en Abertis, que se ha dejado cerca de 1.500 millones, en medio de una situación de enfrentamiento con el Gobierno de su país que amenaza con volverse insostenible. En su último episodio, el vicepresidente del Ejecutivo italiano, el poderoso Luigi di Maio, ha asegurado textualmente que "Atlantia está muerta".

Las palabras de Di Maio fueron la conclusión lógica tras asegurar que el Gobierno acabará revocando las concesiones de Atlantia en Italia, como consecuencia del desplome del puente Morandi, el pasado mes de agosto, una tragedia que costó la vida a 43 personas. Una decisión que debe llegar tras todo un proceso de investigación y peritaje sobre las circunstancias del accidente que aún está en curso.

Atlantia es el accionista mayoritario del vehículo con el detenta, conjuntamente con ACS, la participación en Abertis (próxima al 99%). Ambos grupos asumieron la adquisición de la concesionaria española, operación que culminó a finales de 2018. Si finalmente Atlantia ve revocadas sus concesiones en Italia entraría en una situación notablemente delicada. La compra de Abertis disparó en más de 18.000 millones de euros su deuda, que está tratando de rebajar para mantener su grado de inversión.

El mercado asiste con preocupación a la escalada de tensión entre el Gobierno italiano y Atlantia y sus posibles repercusiones en ACS. De confirmarse que su socio en Abertis está muerto, no llegarían buenas noticias para la compañía que preside Florentino Pérez. El clima de incertidumbre generado en este entorno está penalizando a la cotización del grupo de construcción y servicios.

Benetton amenaza con los tribunales

El vicepresidente italiano justificó, de esta forma, su oposición a contar con Atlantia en el plan que el Ejecutivo ha diseñado para salvar de la quiebra a Alitalia. Di Maio sentenció que cuando Atlantia pierda todas sus concesiones en el país estará muerta y, de este modo, su presencia en el capital de Alitalia sería perjudicial para la antigua aerolínea de bandera.  

Las declaraciones, pronunciadas en la tarde del pasado jueves, con los mercados aún abiertos, ahondaron más los retrocesos que Atlantia está sufriendo en Bolsa en las últimas sesiones. La compañía reaccionó con un comunicado en el que amenazan con mandar a los tribunales a Di Maio al considerar que sus palabras perjudican a los trabajadores, a los accionistas y a los bonistas de la concesionaria. Reacción a la que también respondió Di Maio al asegurar que a los Benetton (primeros accionistas de Atlantia) les preocupaba más el mercado que las víctimas de la tragedia del puente Morandi.

La tensión se ha contagiado a la cotización de ACS. Los retrocesos registrados en los últimos días contrastan con el comportamiento mostrado por el Ibex-35 en este mismo periodo, en el que ha acumulado pérdidas en el entorno del 1%.

El plan de Abertis

Este escenario hostil también está afectando al futuro de Abertis, pendiente de la aprobación de su nuevo plan estratégico, lo que está íntimamente ligado a la situación de sus accionistas. La incertidumbre sobre el futuro de Atlantia está retrasando los planes de la concesionaria española.

Atlantia ha reiterado en numerosas ocasiones en que una hipotética revocación de las concesiones obligaría al Gobierno italiano a compensar a la compañía con el montante de la inversión no amortizada, que se calcula entre los 20.000 y los 25.000 millones de euros. Sin embargo, el proceso que regularía la compensación sería notablemente largo, lo que dejaría a la concesionaria italiana en una situación insostenible.

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