El apoyo económico del Estado durante la pandemia de covid-19 ha permitido que las cuentas autonómicas se deterioren menos de lo que se podría prever, pero cuando desaparezcan las ayudas extraordinarias las comunidades volverán a registrar un déficit persistente.
Esta es la principal conclusión del último informe del BBVA Research, "Las cuentas públicas autonómicas en el horizonte post-COVID", publicado este martes, que asegura que "la pandemia ha tenido impacto en las cuentas autonómicas, pero no con la intensidad esperada".
El informe habla de 2020 como un "año atípico" con un "cierre extraño" de las cuentas públicas autonómicas, ya que estas registraron un déficit conjunto equivalente al 0,2 % del PIB, que no solo se sitúa 0,4 puntos del PIB por debajo del dato de 2019 sino que es la cifra más baja desde 2006, a pesar del impacto económico de la pandemia en la actividad económica del ejercicio.
Esta disminución hubiera supuesto en realidad, asegura, un aumento de un punto porcentual (hasta el -1,6%) en ausencia de las medidas de apoyo aprobadas por el Gobierno central el año pasado.
En la misma línea, apunta que el déficit autonómico mostró un comportamiento también atípico en 2020, con una mejora respecto a 2019 en prácticamente todas las regiones, pero si no hubieran existido las ayudas de los fondos covid el desequilibrio habría sido más elevado en la mayoría de las comunidades, con la excepción de Asturias, Aragón y Cantabria, que habrían logrado mejorar el nivel de déficit de 2019.
Para 2021, BBVA Research prevé un "nuevo deterioro" de las cuentas públicas autonómicas, ya que "la persistencia de la pandemia ha vuelto a tensionar el gasto sociosanitario de las comunidades", que representa en torno al 40 % del total de sus empleos.
Menos recursos
En esta situación, las comunidades de régimen común recibirán menos recursos del sistema de financiación, tanto por las menores entregas a cuenta como por un importe menor de la liquidación del modelo de 2019, pero de nuevo esta merma de recursos se verá compensada "sobre todo por las nuevas transferencias del Gobierno central" vinculadas al fondo REACT-EU y a la compensación del 1,1 % del déficit autonómico.
Como resultado, el déficit autonómico se situará en torno al 0,4 % del PIB a cierre de 2021, si bien el comportamiento será heterogéneo y mientras los ingresos aumentarán de forma más intensa en los territorios con regímenes especiales de financiación -País Vasco, Navarra y Canarias-, se espera una expansión del gasto especialmente intensa en Asturias, Cantabria, Extremadura o La Rioja, que suman un impacto todavía elevado de la pandemia y una lenta recuperación de la actividad.
De cara a 2022, el informe indica que una parte del déficit previsto para ese ejercicio tendrá origen en la liquidación del sistema de financiación autonómico correspondiente al año 2020, que será negativa en torno a 0,3 puntos porcentuales del PIB.
De nuevo aquí subraya que, no solo ese importe es mucho menor al que se observó en 2011 tras la reducción de ingresos en 2009, sino que también en este escenario, y al contrario que en las dos ocasiones anteriores, el Gobierno central ya ha anunciado que realizará una transferencia extraordinaria a las comunidades para compensar dicha liquidación, "asumiendo de nuevo el impacto de la pandemia".
Pone de manifiesto asimismo el informe que cuando las reglas fiscales se vuelvan a aplicar, más allá de 2023, "las comunidades autónomas tendrán un nivel de endeudamiento elevado que les restará margen para acometer políticas económicas, a menos que se revise el sistema de financiación o se tome alguna medida que permita aliviar la carga de la deuda de los gobiernos autonómicos".