Banca

La Corte de Arbitraje ultima el laudo por la disputa inmobiliaria entre Lone Star y CaixaBank

El fondo reclama más de 300 millones a la entidad por desavenencias en la valoración de activos traspasados a la sociedad Coral Homes. La resolución del arbitraje se espera para antes del verano.

  • José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank.

La disputa inmobiliaria entre el fondo estadounidense Lone Star y CaixaBank está cerca de resolverse tras más de tres años. El gigante norteamericano reclama más de 300 millones de euros al banco por su alianza en la gestión de ladrillo y para ello llevó la petición en julio de 2020 a la Corte Internacional de Arbitraje, que ultima el laudo sobre el choque para mediados de este año.

Así lo desvela el banco de origen catalán en sus cuentas anuales de 2022. Lone Star y CaixaBank chocaron por discrepancias en la valoración de los activos de Coral Homes, sociedad controlada al 80% por Lone Star y al 20% por CaixaBank. Ambos crearon Coral en 2018 para traspasar los activos adjudicados del banco y su filial Servihabitat, valorados en 7.000 millones de euros. Lone Star pagó 4.000 millones a CaixaBank por el 80% de la sociedad.

"En caso de resolución desfavorable de dicho arbitraje, no se espera que se produzca un impacto patrimonial significativo no contemplado en los estados financieros cerrados a 31 de diciembre de 2022", explica la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri, que justifica el retraso en el arbitraje "tras algunas vicisitudes que han implicado su prolongación", aunque no concreta cuáles.

La resolución de la disputa inmobiliaria coincidirá en el tiempo con la puja para gestionar una megacartera de 4.000 millones de euros, de la que se encarga una sociedad controlada por Lone Star y CaixaBank"

El fondo de Estados Unidos pretende deshacer la aportación de un grupo de activos inmobiliarios incluidos en el negocio transferido a Coral y reclama supuestos daños. En caso de que la Corte Internacional de Arbitraje de la razón a Lone Star, los activos en cuestión regresarían al balance de CaixaBank. Se trata, no obstante, de una cantidad muy inferior a la cifra involucrada en el acuerdo de 2018.

La resolución de la disputa inmobiliaria coincidirá en el tiempo con una de las grandes operaciones de la gestión de activos en España. CaixaBank ha lanzado la puja para hacerse con la gestión y comercialización de una megartera de unos 4.000 millones de euros en activos vinculados al ladrillo, de la que hasta ahora se encargaba Servihabitat, controlada por Lone Star y CaixaBank.

Puja segregada en tres pliegos

De todas formas, la puja se considera un proceso paralelo e independiente y no se verá afectado por el laudo arbitral, según indican fuentes próximas a la operación. Al concurso de gestión, que se prevé cerrar también a mediados de año, optan Altamira, como publicó este medio, y otros competidores como Anticipa-Aliseda, Haya, Solvia, Hipoges y la propia Servihabitat, según Cinco Días. CaixaBank ha segregado la puja en tres pliegos: comercialización, gestión y alquiler del patrimonio.

El banco busca con el concurso de estos activos, que están bajo el perímetro de BuildingCenter, la sociedad inmobiliaria encargada de dar salida a los activos tóxicos inmobiliarios procedentes de CaixaBank. El equipo directivo pretende replicar los ahorros del 20% que consiguió el banco malo al sustituir las plataformas de gestión el año pasado.

A diciembre de 2022, la entidad declara una exposición bruta de 4.837 millones a activos inmobiliarios adjudicados. La tasa de morosidad la tiene controlada por debajo del 3%, aunque el grupo ha elevado en 1.000 millones en un trimestre el crédito clasificado como 'stage 2', como se conoce a los préstamos bajo vigilancia especial por el riesgo de entrar en impago. Supone un aumento del 3% entre septiembre y diciembre de este tipo de crédito sobre el que el Banco Central Europeo (BCE) ha puesto el foco por las subidas de tipos y la posible caída de la actividad económica.

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