La banca tendrá hasta el próximo 30 de septiembre para comunicar al Banco de España la posible mora oculta que se encuentre en sus carteras de créditos refinanciados. Además, el supervisor endurece los criterios para determinar las provisiones que los bancos tienen que hacer cuando refinanciacien créditods a sus clientes. Así consta en la circular que el Banco de España ha publicado sobre la refinanciación y reestructuración de créditos de la banca española, que a cierre de 2012 asciende a 130.000 millones. Una nueva norma que impone a las entidades una homogeneización en su política de refinanciaciones y les obliga a una revisión individualizada de sus carteras refinanciadas para conocer su impacto en nuevas provisiones.
"El Banco de España tiene intención de prestar especial atención a esta materia en las actuaciones supervisoras previstas para el año 2013 o en actuaciones que se programen de forma especial con este objetivo", informa el supervisor a las entidades en una carta firmada por Ramón Quintana, director general de Supervisión.
Los nuevos criterios consideran a todas las refinanciaciones como riesgo subestándar, es decir, que las entidades deben comenzar a provisionarlos con la consideración de que existe el riesgo de que acaben convertidos en morosos. "Todos serán subestándar salvo que haya circunstancias objetivas que justifiquen su clasificación como riesgo normal o dudoso", asegura la nota del supervisor.
El gran volumen de morosidad oculta, según fuentes del sector, puede encontrarse en la bolsa de préstamos que actualmente están considerados como normales, al corriente de pago. Santander, Bankia, Sabadell, Popular, BBVA, Caixabank y Bankinter atesoran un total de 51.753 millones de préstamos refinanciados, al cierre del pasado ejercicio, sin problemas de pago, en principio.
Según la nueva norma, serán clasificadas como riesgo normal aquellas operaciones en las que se disponga de evidencia objetiva y verificable que haga altamente probable la recuperación de todos los importes debidos. Para ello se tomarán en consideración factores tales como la inexistencia de un dilatado período de carencia, cuotas mensuales que no superen un porcentaje significativo de los ingresos recurrentes en el caso de los particulares o la adición de nuevos avalistas de indudable solvencia o de nuevas garantías eficaces".
Por el contrario, se convertirán de "subestándar" a considerarse "dudosos" (una definición que indica que la deuda será difícilmente recuperable y por tanto exige a cambio más provisiones) todos los créditos en los que "se evidencie acusada debilidad en la capacidad de pago del prestatario". Factores tales como "la existencia de garantías eficaces, el otorgamiento de períodos de carencia en la amortización del capital superiores a 30 meses, o la procedencia de refinanciaciones o reestructuraciones previas", especifica el supervisor.
Las entidades contarán con 12 meses para provisionar los nuevos créditos que se consideren como dudosos. En función de la naturaleza del créditos, los bancos tendrán que cubrir diferentes porcentajes de su cuantía. El mayor castigo será para los préstamos inmobiliarios que hayan financiado la adquisición de suelo. En ese caso, la provisión será del 100% sobre la financiación.
El Banco de España estima que más de la mitad de los créditos refinanciados están ya clasificados en las categoría subéstandar o dudosos. "Ello hace aún más necesaria la vigilancia respecto de las políticas que siguen las entidades en materia de financiación", asegura la nota del supervisor.
La institución presidida por Luis María Linde establece cuatro nuevos criterios generales sobre las refinanciaciones y pide a las entidades que utilicen esta vía "de manera prudente, sin desvirtuar el reconocimiento del deterioro por riesgo de incumplimiento".