Economía

Rusia quiere 'comprarse' Chipre: puertos, hidrocarburos, bolsa y telecomunicaciones

El ultimátum del BCE a Chipre hace casi imposible el rescate ruso. "No hay tiempo para privatizaciones complejas", reprochan bancos que han trabajado en operaciones similares como Morgan Stanley. El rescate ruso entregaría a Moscú la bolsa, puertos, aerolíneas e hidrocarburos chipriotas. 

  • El gas chipriota puede pasar a manos rusas

La posibilidad del rescate ruso de la economía chipriota se desvanece tras el ultimátum del BCE. La velocidad a la que obliga Frankfurt hace difícil –según los bancos de inversión que trabajan en esa operación—articular un contrato de préstamo que sea viable. Sobre la mesa está la posibilidad de que Rusia se convierta en el futuro dueño de la bolsa, los puertos, las telecomunicaciones o los hidrocarburos chipriotas.

“No hay tiempo para valorar y ejecutar transacciones de privatización complejas ahora”, concluye Morgan Stanley tras el ultimátum del BCE

Rusia tiene capacidad más que suficiente para inyectar los 5.800 millones que Chipre necesita. Sin embargo, el gobierno de Nicosia no puede absorber otro crédito más sin disparar su proporción de deuda hasta el 130% del tamaño de su economía, por encima del 100% de proporción entre deuda y PIB que exige la UE para el año 2020. Superar ese umbral podría en peligro la participación del FMI.

Por ese motivo, la banca de inversión ha sugerido estructurar el crédito de otra manera: un préstamo de deuda convertible en acciones. A cambio, Rusia se convertiría en dueño de activos privatizados y/o de derechos de hidrocarburos:

  • Privatizaciones: A la venta están los puertos, la compañía nacional de electricidad, telecomunicaciones, la aerolínea de bandera nacional y la propia bolsa del país.
  • Derechos de hidrocarburos: Chipre dispone de licencias de gas que puede conceder a las compañías rusas, en el marco del programa de explotación conjunta llamado “Aphrodite”.  

Los grandes bancos internacionales que han trabajado en operaciones similares cuestionan, sin embargo, la viabilidad de esa solución: “no hay tiempo para valorar y ejecutar transacciones de privatización complejas ahora”, concluye Morgan Stanley. “El acuerdo con el FMI podría ser también complicado, dados los lentos progresos en privatizaciones anteriores, como los de Bielorrusia o Grecia”. 

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