Economía

Las contradicciones de los empresarios: del vergonzoso silencio en 2017 por Cataluña a pintar la cara a Pedro Sánchez

Nada que ver el ambiente del congreso de la empresa familiar celebrado este año en Valencia con el que se vivió el pasado año en Toledo. El potente lobby, presidido en la actualidad por Francisco Riberas, calló en 2017 durante los momentos más duros del desafío independentista

  • Francisco Riberas, presidente del Instituto de la Empresa Familiar, esta semana en Valencia.

Tuvo que llegar Mariano Puig y, a sus 90 años, referirse por fin a los sucesos que estaban ocurriendo en Cataluña ese 3 de octubre de 2017. "Soy catalán, pero también me siento español", dijo ante unos 500 empresarios que, hasta entonces, en el 20 Congreso Nacional que celebraba el Instituto de la Empresa Familiar en Toledo, habían permanecido callados ante el estallido de la tensión en Cataluña.

Las palabras del expresidente del grupo Exea -Carolina Herrera, Paco Rabanne, Jean Paul Gautier, Nina Ricci; cerca de 5.000 empleados, más de 1.600 millones de euros de ingresos- pusieron en pie a los asistentes, que aplaudieron a rabiar, exorcizando así el clamoroso silencio en el que habían permanecido. Porque hasta ese momento -el congreso se celebró entre el 1 y el 3 de octubre del pasado año- parecía que nadie se había enterado en el Palacio de Congresos de Toledo de que en Barcelona el independentismo había tomado la calle. "En Cataluña hay un grave problema, existe, lo admitamos o no, soy optimista y espero que entre todos seamos capaces de resolverlo", dijo, emocionado, Mariano Puig.

Mariano Puig.

El 3 de octubre de 2017 triunfó en Barcelona la huelga general convocada por la Asamblea Nacional Catalana. Dos días antes, el 1 de octubre, se había celebrado el referéndum por la independencia, declarado inconstitucional. La crisis institucional en Cataluña había dado la vuelta al mundo; en las web del Financial Times, del The Wall Street Journal, o Le Monde, en todos los medios españoles, era el tema más leído del día. Pero en Toledo, en el congreso nacional del potente lobby empresarial, la cuestión era tabú.

Mariano Puig fue el único empresario que se atrevió a decir algo. El resto, algunos de los más reconocidos de España, callaron. 

Juan Roig, presidente de Mercadona, prefirió evitar el asunto; sólo a su llegada a Madrid, por la tarde noche, dijo sentirse "preocupado". Otros, simplemente esquivaron la palabra Cataluña. Ignacio Osborne, presidente entonces del Instituto de la Empresa Familiar, declaró en su discurso de inauguración: "La incertidumbre es el peor enemigo de la empresa"; "España necesita una solución política estable cuanto antes". 

Ignacio Osborne, presidente del Instituto de Empresa Familiar en 2017.

Ramo Aboukhair, consejero delegado de Santander, se centró en vender que la compra de Banco Popular -efectuada entre el 6 y el 7 de junio de 2017- había sido "buena para los contribuyentes, para los empleados de la entidad, y también para sus clientes". Hilario Albarracin, presidente de KPMG en España, dijo: "Hemos atravesado momentos complicados, en muchos aspectos la incertidumbre sigue presente y condiciona la toma de decisiones, pero esto no es nada nuevo". 

La directiva del Instituto de la Empresa Familiar no logró consensuar en 2017 una declaración institucional sobre Cataluña

La directiva del Instituto de la Empresa Familiar trató de consensuar en ese congreso toledano, una declaración institucional en referencia a los sucesos que estaban ocurriendo en Cataluña. Pero no se pusieron de acuerdo y finalmente no hubo tal declaración, explica una persona testigo de aquellas conversaciones.

Además de Puig, hubo otra persona que se atrevió en Toledo a mentar la bicha. Pero no fue un empresario. El presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, recordó que la segunda parte del Quijote "ocurre sobre todo en Cataluña". "Me siento español, y también catalán", afirmó. "La Constitución española, incluso con la posibilidad de modificarse, debe tener todo nuestro apoyo, es la que da pie a que existan las comunidades autonómicas, no puedo entender que un parlamento que tiene en su origen la Constitución no la acate", lamentó públicamente. "Es un sinsentido absurdo, en este país hemos aguantado mucho y los últimos cuarenta años han sido los más pacíficos de nuestra historia", añadió.

No se atrevieron en Toledo los representantes de la gran empresa familiar española a alzar la voz por Cataluña. Pero esta semana, en el 21 Congreso Nacional que el Instituto de la Empresa Familiar ha celebrado en Valencia, el tono ha sido bien distinto. Sin embargo, no ha sido la crisis institucional catalana lo que ha motivado que esta vez sí se dijeran las cosas a las claras. Esta vez, los empresarios han alzado la voz contra Pedro Sánchez.

Pablo Casado tardó cerca de media hora en salir del Palacio de Congresos de Valencia, no paró de hacerse 'selfies' con empresarios

El presidente del Gobierno acudió este martes a la clausura del cónclave de la empresa familiar española, a cuya inauguración asistió, el lunes, el Rey. Unas horas antes del discurso de Sánchez, el líder del PP, Pablo Casado, había ofrecido en el mismo escenario, el Palacio de Congresos de Valencia, una conferencia en la que prometió bajar todos los impuestos habidos y por haber.

Pablo Casado con el empresario Vicente Boluda, el martes en el congreso de Valencia.

Aunque evitó hacer declaraciones a la prensa -mejor esquivar los micrófonos, la relación entre Cospedal y Villarejo había saltado a los medios-, Casado tardó cerca de media en recorrer los 30 metros que separan la sala de conferencias de la salida principal del Palacio de Congresos de Valencia. El presidente del PP no paró de hacerse selfies con empresarios, de saludarse, de conversar... Baño de masas.

Todo lo contrario que Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno fue recibido con tibios aplausos por los asistentes. Y antes de su discurso de clausura tuvo que escuchar las palabras del nuevo presidente del Instituto de la Empresa Familiar, Francisco Riberas, primer ejecutivo de la multinacional española Gestamp, crítico con la situación actual de la economía española.

Pedro Sánchez, el martes en Valencia. Al fondo, Francisco Riberas.

Justo antes de dar paso al presidente del Gobierno, Riberas manifestó ante el auditorio que, parece, "ya están empezando a sonar los tambores que anuncian una ralentización del crecimiento y un posible cambio de ciclo a nivel económico mundial". La economía española, advirtió, "se encuentra hoy en peor estado que el que tenía en 2008, por ejemplo a nivel de endeudamiento público o desempleo, para afrontar una futura recesión". 

El presidente del Instituto de Empresa Familiar reclamó ante el presidente del Gobierno "implementar reformas"

"Ese posible cambio de ciclo", alertó el presidente del grupo Gestamp, "no puede pillar a España sin los deberes hechos, no podemos permitirnos que se sigan adoptando medidas a corto plazo con la finalidad principal de garantizar la gobernabilidad". El presidente del Instituto de Empresa Familiar reclamó ante el presidente del Gobierno "implementar reformas" y tomar decisiones "que nos permitan crear un marco estable a largo plazo sobre cuestiones como la educación, la innovación y la competitividad".

¡Qué contraste la salida de Sánchez del Palacio de Congresos de Valencia con la triunfal despedida de Casado! Ni un maldito selfie. El líder del PSOE, que aguantó estoicamente el discurso de Riberas, tan sólo se dignó a departir tras la clausura del evento con un selecto grupo de representantes de la gran empresa familiar española, en una zona que el equipo de Moncloa había acotado para ello, durante poco más de 15 minutos. El autor de la tesis Innovaciones de la diplomacia económica española: análisis del sector público (2000-2012) abandonó el Palacio de Congresos de Valencia por una puerta lateral del edificio.

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