Stephen Johns presidía hasta la pasada semana la australiana Leighton, considerada como la joya de la corona de Hochtief, filial de ACS. Su dimisión, junto a otros altos ejecutivos de la compañía, está relacionada con el proceso de desmantelamiento que la empresa ha puesto en marcha por orden directa del grupo español pese a que cuando tomó el control de Hochtief se comprometió a mantener la independencia de Leighton.
Sin embargo, esta condición se ha convertido en papel mojado. ACS necesita hacer caja y reducir deuda. En España ya ha vendido activos como sus participaciones en Iberdrola y Abertis y parte de su filial medioambiental Clece.
Y ahora le toca el turno a sus participadas del exterior. De momento, Leighton venderá determinados activos relacionados con los sectores de telecomunicaciones e infraestructuras, agrupados en las compañías Nextgen Networks, Metronode e Infoplex, por los que espera obtener unos 500 millones de euros.
Johns y sus más estrechos colaboradores, contrarios a la estrategia de ACS, no han dudado en abandonar Leighton recordando, eso sí, que el grupo español les había prometido que la compañía australiana funcionaría como una sociedad independiente.
Fue uno de los compromisos que, en su día, eximió a ACS de lanzar una OPA sobre Leighton, que cotiza en la Bolsa de Sidney, cuando algunos accionistas de la empresa oceánica plantearon que la oferta que el grupo español hizo en el mercado para adquirir acciones de Hochtief le obligaba a hacer lo propio con Leighton.
Estrategias paralelas
De hecho, precisamente desde que ACS se hizo con el control de Hochtief, la incertidumbre en torno al futuro de la compañía alemana y de su filial australiana ha ido en aumento. De forma sucesiva, los principales ejecutivos de las dos compañías han abandonado sus puestos conforme avanzaba la injerencia de ACS y se iba perfilando la estrategia de la empresa española.
En sus sucesivas adquisiciones, la política de Florentino Pérez se ha repetido. Lo hizo con Dragados y también con Unión Fenosa. Los activos de estas compañías que ACS puso a la venta le reportaron ingresos próximos a los 2.500 millones de euros.
El mercado siempre ha sospechado que las intenciones de Pérez eran idénticas en su asalto a Iberdrola, que ha resistido hasta que ha logrado que ACS repliegue velas (por cierto, con pérdidas milmillonarias en el intento).
Lucha por el poder en Hochtief
Con Hochtief, la maniobra no ha sido tan sencilla, principalmente por el tiempo que ACS ha tenido que invertir en llegar a los principales órganos de poder. Pero ya tiene bajo control el consejo de supervisión y, sobre todo, Florentino ya tiene a Marcelino Fernández Verdes como consejero delegado de la empresa alemana (“el mejor del mundo en el sector”, como aseguró el presidente de ACS cuando presentó los resultados anuales de la compañía ante los analistas).
Con el camino despejado, la operación de desmantelamiento está en marcha y todavía aguarda algunos capítulos más.