Tras registrar en 2012 los peores resultados de su historia, ACS volvió a la senda de la rentabilidad el pasado ejercicio, con beneficios que superaron los 700 millones de euros, una cifra que bien pudo ser mayor si no fuera por el rendimiento de una serie de filiales no relacionadas con el negocio estratégico del grupo: las sociedades de cartera, empleadas para invertir en Bolsa, que acumularon unas pérdidas de 210 millones de euros en 2013.
En 2012, ACS cerró el año con pérdidas superiores a los 1.900 millones de euros, generadas en gran parte por el agujero provocado por la precipitada salida del capital de Iberdrola. Aquel fue un año de refinanciaciones para el grupo de construcción y servicios que preside Florentino Pérez y, por lo tanto, de decisiones impulsadas desde la banca acreedora, lo que hizo que ACS saliera de Iberdrola con notables minusvalías.
Curiosamente, aquel año las sociedades de cartera de ACS se anotaron pérdidas de casi 2.000 millones de euros, es decir, en línea con los resultados del grupo, lo que ilustraba a las claras que las cuentas de la compañía habían estado por completo mediatizadas por el saneamiento obligado a causa de la desinversión en Iberdrola, a precios muy inferiores a los que la constructora entró.
Sin embargo, superado el episodio de intento de abordaje al capital y al consejo de administración de la compañía eléctrica, cuestión que llegó a convertirse en personal para Florentino Pérez, la situación no ha mejorado en cuanto a la estrategia de ACS a la hora de operar con valores mobiliarios, de acuerdo con los datos recogidos en el informe anual de la compañía.
Baldía reestructuración interna
Tras una simplificación de la estructura societaria, las filiales de cartera de ACS quedaron reducidas a siete, desde las trece que presentaba en 2012, a través de procesos de fusiones y absorciones. Entre las que permanece en el grupo se encuentra Cariátide, empleada por ACS para mantener su participación en la alemana Hochtief, y que registró pérdidas de 36 millones de euros en 2013, año en el que el grupo adquirió más acciones de su filial germana, hasta superar el 50% del capital.
Otras como Residencial Montecarmelo están aun vinculadas a la poca participación que le queda al grupo constructor en Iberdrola e igualmente a los bonos convertibles en acciones de la eléctrica emitidos el pasado año por ACS. En concreto, Montecarmelo perdió casi 130 millones el pasado ejercicio mientras que Equity Share cerró con números rojos de algo más de 30 millones de euros.
A través de estas instrumentales, ACS también realiza operaciones con su autocartera, que tuvo que vender prácticamente en su totalidad a comienzos del pasado ejercicio ante la imposibilidad, por aquel momento, de emitir deuda.
A lo largo del ejercicio, ACS ha ido modificando sus posiciones tanto en relación con sus propias acciones como con las de Hochtief, en función de su rendimiento en Bolsa.
Repetir los errores
En ejercicios anteriores, ACS colocó en el mercado paquetes de acciones de Hochtief a unos precios muy inferiores a los que fueron adquiridos. Con la búsqueda de liquidez por bandera, ACS llevó a cabo algunas de estas operaciones en la segunda mitad de 2012, que le permitieron ingresar cerca de 250 millones de euros pero que llevaron aparejadas minusvalías antes de impuestos de 120 millones, según se consignó por entonces en el informe anual de la compañía.
En 2011, ACS también ‘jugó’ en bolsa con acciones de Hochtief, en este caso traspasando dos paquetes de títulos de la empresa alemana a sendas sociedades instrumentales del grupo español, denominadas Major Assets y Corporate Statement.
Estas maniobras supusieron minusvalías algo superiores a los 150 millones de euros para la matriz, aunque las acciones no salieron del grupo.