La multinacional alemana Bayer ha salido al paso de la polémica en torno al herbicida glifosato comercializado por su filial, Monsanto, con la publicación de más de 300 "resúmenes de estudios de seguridad" del herbicida que fue declarado como probablemente cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud en 2015.
Este "hito" de "transparencia" para la multinacional llegó en su cuarto mes consecutivo de caída en bolsa tras la sentencia de un jurado californiano condenando a Monsanto a pagar 289 millones a un jardinero enfermo de cáncer por no haberle advertido correctamente de los riesgos del producto. Tras un recurso de Bayer, la sanción indemnizatoria se ha reducido a 78 millones.
Pese a la reducción, la compañía sigue sin repuntar en bolsa y se mantiene en mínimos de seis años, con una pérdida hasta diciembre de 30.000 millones y a las puertas de más de 9.000 litigios en EE.UU. por el glifosato.
En este contexto, la multinacional ha publicado los resúmenes de 318 estudios de seguridad que, según han confirmado fuentes de la compañía a Vozpópuli, fueron presentados por un consorcio de empresas impulsor de productos vinculados al polémico herbicida, el "Grupo Especial de Trabajo sobre Glifosato" (GTF, por sus siglas en inglés) a la Autoridad Europea de Protección Alimentaria en el marco de un expediente de la UE dirigido a definir la renovación o no de la autorización para su uso. Del GTF forma parte la estadounidense Monsanto, empresa que fue finalmente adquirida este año por Bayer por una cifra superior a los 50.000 millones de euros tras un complejo proceso de compra que emprendió en 2016 el actual director ejecutivo de la compañía, Werner Baumann.
"Los resúmenes de los estudios de sustancias activas bajo la legislación de la UE sobre fitosanitarios también están disponibles a través de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Es por esto que podemos poner a disposición resúmenes de todos los estudios presentados bajo el llamado "Grupo Especial de Trabajo sobre Glifosato", porque en el caso del glifosato, muchos estudios son de propiedad conjunta de diferentes compañías. Esto significa que Bayer (o anteriormente Monsanto) no posee todos los estudios disponibles. En total, hemos puesto a disposición todos los 318 resúmenes de estudios de seguridad de glifosato que forman parte del expediente de glifosato de la UE de 2012. Todos están actualmente disponibles públicamente a través de EFSA, de Bayer y de otras compañías", han respondido desde la multinacional alemana sobre el origen de los estudios cuyos resúmenes ahora ha publicado.
A preguntas de Vozpópuli desde Bayer añaden, en cualquier caso, que "800 estudios científicos y autoridades reguladoras en todo el mundo que han confirmado que el glifosato es seguro para usar cuando se usa de acuerdo con las instrucciones de la etiqueta, incluido un estudio independiente que realizó un seguimiento de más de 50,000 aplicadores de pesticidas y trabajadores agrícolas autorizados y sus cónyuges durante más de 20 años que no encontró asociación entre los herbicidas a base de glifosato y el cáncer, y la Evaluación de Riesgos 2018 de la Agencia de Protección Ambiental de los EE. UU. que examinó más de 100 estudios y concluyó que el glifosato "no parece que sea - en inglés, not likely to be - carcinogénico para los humanos".
División en Europa y España
El informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sobre el glifosato, ratificado por su par europeo sobre productos químicos, derivó en una votación de los Estados miembros sobre la renovación de la licencia del uso del glifosato hasta 2022 que resultó favorable al uso del herbicida por el apoyo, entre otros, de España, que ha ratificado su posición tras la sentencia californiana por entender que esta "no añade ningún dato científico nuevo". Francia, en contrapartida, votó en contra, al igual que otros ocho países, y se ha comprometido a acabar con el uso del glifosato en su territorio antes de 2021.
En nuestro país, igualmente, existen expertos con posiciones encontradas. La investigadora en Biotecnología Vegetal de la Universidad Politécnica de Valencia, Rosa Porcel Roldán, escribió un artículo publicado en este periódico titulado "La seguridad del glifosato no depende de un tribunal". "¿Pudo haberle provocado (el glifosato) un cáncer al Sr. Johnson (el jardinero californiano que ganó el juicio a Monsanto)? En la categoría 1 de la IARC (Agencia Internacional de Investigación Contra el Cáncer, dependiente de la OMS), "carcinógenos para el ser humano", encontramos el sol, tabaco, alcohol y las carnes procesadas. Todos ellos han demostrado ser cancerígenos. Por esa misma regla, un enfermo de cáncer podría demandar a empresas cárnicas y tabacaleras", decía Porcel, recogiendo además la evidencia científica favorable al glifosato.
Paralelamente, también hay expertos críticos con la EFSA en general, y en particular por su actuación en el caso del referido herbicida. Una de los más sonados es el catedrático de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández y exdirector general de Salud Pública del ministerio de Sanidad (2008-2011), Ildefonso Hernández Aguado.
Este experto ha puesto en el centro de la escena el peso que ha tenido en la decisión de la EFSA sobre el glifosato los estudios elevados por el GTF. "El trámite de la renovación del glifosato incluye la elaboración de un informe por parte de la EFSA, que designa a un Estado miembro para realizar un informe previo de revaluación. En el caso del glifosato el Estado elegido fue Alemania, que encargó a su Instituto Federal de Evaluación de Riesgos (BfR) dicho informe previo. El problema es que el Instituto Federal de Evaluación de Riesgos alemán ha encargado la selección de los informes toxicológicos que luego han evaluado a un grupo de trabajo de glifosato que está formado por expertos de Monsanto y un consorcio de compañías químicas (el GTF) que incluyen, por ejemplo, a Syngenta de Reino Unido y Dow de institutos de investigación financiados por las industrias químicas. Es más, el comité de dirección de la EFSA ha estado formado por personas que provenían directamente de la industria química", sostiene Hernández Aguado.
"En esa selección (de informes) han excluido la gran mayoría de informes que ha tenido en cuenta la Agencia Internacional del Cáncer, dependiente la OMS, cuando declaró cancerígeno el glifosato. La excusa que han puesto es que eran estudios epidemiológicos que analizaban el producto tal y como se vende y no el producto puro proporcionado por Monsanto. ¿Por qué rechazan los estudios que analizan el producto tal y como se está echando en las calles y en los campos? Porque los han realizado equipos independientes", ha denunciado Hernández Aguado. "Rechazan estos estudios y, sin embargo, han aceptado otros que no han pasado por la revisión por pares, el mecanismo básico que hay en ciencia para verificar la calidad de una investigación antes de que se publique en una revista científica, es decir, una revisión crítica por parte de científicos independientes que dicen si ese trabajo está bien fundamentado o no. La selección de estudios toxicológicos está sesgada y corrompida desde la base. Otro dato muy sospechoso es que no hay autores que firmen el estudio. Estamos en una situación absurda: no puede ser que una agencia europea acepte que el país que te envía el informe lo haga de una forma tan chapucera y con tan poca apariencia y fondo de independencia".
"Para bien o para mal, estudios de la industria"
En respuesta a Vozpópuli, un portavoz de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha contestado que "para bien o para mal" la legislación europea exige que decisiones comunitarias sobre un caso como el glifosato se tomen teniendo en cuenta estudios "pagados" por la propia industria promotora del producto y no por la ciudadanía, y matizan que durante el proceso de evaluación participaron expertos de los países miembros y se tuvieron en cuenta "estudios de dominio público ya publicados y hubo un proceso de consulta pública".
Preguntado sobre el peso cuantitativo que tuvieron los estudios del GTF en la investigación de la EFSA, este portavoz responde que "las decisiones de la EFSA no van de porcentajes sino del peso cualitativo" de los estudios.
A propósito de la información publicada por el periódico británico The Guardian sobre la "copia" a informes puntualmente de Monsanto en el reporte final de EFSA sobre el glifosato, desde la propia entidad europea señalan que las copias "tenían que ver con cuestiones administrativas y no científicas" de la misma sección del informe donde se indica que "el potencial genotóxico" de los productos de glifosato "debe seguir considerándose y teniéndose en cuenta".
Desde la EFSA denuncian "una campaña orquestada que habla del glifosato y no de otras sustancias"
En la misma línea, apuntan que las conclusiones de la EFSA "confirmaron que el glifosato no impone un riesgo inaceptable a la salud humana ni al medio ambiente. Sin embargo, (se) recomendó a los Estados Miembros evaluar el potencial genotóxico de las formulaciones de los productos individuales. En línea con el marco reglamentario actual, queda a criterio de cada país decidir si esto es necesario".
Así las cosas, desde la EFSA alertan de una "campaña orquestada" por medios de comunicación y ONGs que "habla del glifosato y no de otras sustancias".
"Los que critican a la EFSA sobre el glifosato son los mismos que aplaudieron a la EFSA por su opinión sobre otra clase de pesticidas, los neonicotinoides. Esto sucedió a pesar de que el proceso, los métodos y los expertos detrás de esta evaluación fueron esencialmente los mismos que para el glifosato", dicen fuentes europeas. "Desde que la EFSA publicó las conclusiones de glifosato en noviembre de 2015, y luego fueron confirmadas por la ECHA, la EFSA ha publicado más de 70 conclusiones sobre otras sustancias activas. Ninguna de ellas generó un debate público, a pesar de que algunas de ellas han sido propuestas para su clasificación como cancerígenos".