“Las diferencias entre Juan Rosell y algunas organizaciones territoriales y sectoriales han existido desde que fue nombrado presidente, pero el tema catalán ha disparado la tensión” hasta el punto de que las posturas parecen irreconciliables. Así lo reconocía una fuente de la Junta Directiva de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales después de que se produjera el último enfrentamiento entre el máximo representante de la CEOE y el líder de la patronal madrileña, Juan Pablo Lázaro.
En esta ocasión, la discrepancia ha tenido que ver con la propuesta de subida salarial para 2018 apoyada por Rosell, que fue rechazada por Lázaro en público y por una parte de los críticos en privado por considerarla perjudicial para las empresas españolas. Los más próximos al presidente acusan a Lázaro de alzar la voz para ganar influencia de cara a las próximas elecciones. Los que se encuentran en la trinchera contraria, observan que Rosell pretende firmar un pacto 'políticamente correcto' antes de abandonar su cargo –el próximo diciembre- para "lavar su imagen", afectada por el tema catalán.
El Comité Ejecutivo de la CEOE debatió la semana pasada sobre una propuesta de subida salarial que incluía un incremento de la retribución fija de entre el 1,2 y el 2% y de la variable, entre el 0,5 y el 0,9%. Este asunto se puso sobre la mesa en la reunión de la Junta Directiva posterior –conformada por alrededor de 200 represetantes-, donde Juan Pablo Lázaro contradijo a Rosell y apeló a negociar con los sindicatos esa subida salarial para intentar que los empresarios obtuvieran una contrapartida.
“Nos parece bien que se analice la posibilidad de subir los salarios, pero hay que ligarlo a una serie de medidas que favorezcan la competitividad de las empresas (…). De lo contrario, podría peligrar la recuperación económica y frenarse la creación de empleo”, han explicado fuentes de CEIM.
Fuentes cercanas al presidente consideran que la intervención de Lázaro en la Junta Directiva buscó premeditadamente escenificar sus diferencias con Rosell, a unos meses del inicio de la campaña electoral. En principio, la patronal madrileña apoyaría a Antonio Garamendi –presidente de CEPYME- en caso de que oficialice su candidatura a liderar la patronal. No obstante, entre los cercanos a Rosell no descartan que Lázaro adopte un papel activo en los comicios y concurra en la carrera presidencial. Desde su entorno, lo niegan rotundamente.
Juego de tronos
Lo cierto es que la relación entre Rosell y sus críticos se ha deteriorado ostensiblemente durante la crisis catalana. Organizaciones como la madrileña, la valenciana, la andaluza o la extremeña han lamentado la tibieza que ha empleado el máximo representante institucional de la CEOE a la hora de denunciar las acciones contra las Instituciones del Estado de los líderes del proceso soberanista.
Desde el entorno del presidente desmienten estas acusaciones y afirman que tanto Rosell como Foment del Treball -su principal aliado en el Comité Ejecutivo- se han posicionado claramente del lado de la Constitución y en contra de los partidos independentistas. Ahora bien, su política durante los últimos años ha sido la de intentar tender puentes entre Madrid y Barcelona; y la de abrir vías de diálogo para evitar el conflicto. Principalmente, porque considera que es la mejor forma de garantizar la prosperidad y que los empresarios sigan cumpliendo su principal cometido: generar riqueza, expresan estos informantes.
Sea como fuere, lo cierto es que este asunto ha afectado considerablemente a la relación de los miembros de la cúpula de la CEOE, hasta el punto de que "una parte de ellos observa desde hace un tiempo dobles intenciones en cada movimiento del contrario". Máxime a pocos meses de que se inicie la carrera por la sucesión de Juan Rosell.
En la confederación de empresarios dan por supuesto que Antonio Garamendi presentará su candidatura -"es un secreto a voces"- después de perder los anteriores comicios por 13 votos. También están convencidos de que no será el único aspirante a suceder a Rosell y que el presidente no renunciará a influir en la cita electoral y a 'apadrinar' a uno de los candidatos, al contrario de lo que transmite su entorno.
El 'juego de tronos' ya ha comenzado dentro de la patronal y el clima podría empeorar en los próximos meses entre los miembros de sus órganos directivos. En el aire está el futuro de una organización que se encuentra sometida a los fuertes vientos que azotan a la economía y a la política española.