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La guerra que se libra detrás de Antena 3 y La Sexta

De abuelos ricos, hijos millonarios y nietos pobres. José Manuel Lara Hernández, natural de la Sierra Norte sevillana, capitán de la Legión y hombre hecho a sí mismo, levantó de

  • Fachada del edicio de Atresmedia

De abuelos ricos, hijos millonarios y nietos pobres. José Manuel Lara Hernández, natural de la Sierra Norte sevillana, capitán de la Legión y hombre hecho a sí mismo, levantó de la nada durante el franquismo una gran editorial –Planeta- que dejó en herencia a sus cuatro hijos. De su devoción por el trabajo habla el hecho de que acudiera a su despacho, diligentemente, hasta poco antes de su muerte, que le llegó a los 88 años como consecuencia de una enfermedad degenerativa. Entonces, su primogénito ya había tomado las riendas del negocio, que dirigió con mano de hierro hasta su fallecimiento, en enero de 2015. Como de casta le viene al galgo, se mantuvo al frente del grupo hasta que el cáncer lo mató. Llegó entonces el turno del tercer José Manuel del clan, hijo del matrimonio de Lara Bosch con la oliventina Consuelo García Píriz y ya entonces metido en el organigrama del negocio familiar. Apenas si han transcurrido tres años y unos pocos meses desde su 'coronación', pero ya se puede decir que la línea sucesoria se ha roto por completo.

El ejemplo de la familia Lara es uno de tantos en los que los descendientes de los grandes imperios empresariales no son capaces de gestionar la herencia recibida. Desde la distancia, son muchas las diferencias que separan al abuelo del nieto. Lara Hernández se crió en la compleja Andalucía de principios del siglo XX, batalló en la Guerra Civil y ejerció de buscavidas hasta que, al enésimo tumbo, medró en el negocio editorial. Lara García estudió en París, Londres y Nueva York; y se refugió en Planeta hasta que le tocó ascender al trono, que compartió durante 38 meses con José Creuheras, a quien Lara Hernández consideraba poco menos que como un ahijado, según explican fuentes cercanas a la familia.

El problema es que Lara García no tuvo ni paciencia ni la sagacidad que otorga la experiencia; y no supo gestionar los tiempos ni medir su fuerza, lo que ha provocado su caída dentro del imperio familiar. En marzo, fue cesado como director de operaciones de Planeta. Poco después, la editorial le obligó a dimitir como consejero de Atresmedia tras plasmar, por carta, la pérdida de confianza en que representara sus intereses. Este jueves, se confirmaba su salida del órgano de gobierno de Banco Sabadell por deseo de “mantenerse al margen de la gestión” de Planeta y de la sociedad patrimonial de los Lara, Inversiones Hemisferio. Cautivo y desarmado, abandonaba el último territorio en el que ondeaba su bandera.

Almuerzo en Moncloa

Son varios los artículos que han descrito las causas de este particular descenso a los infiernos. Se ha llegado a hablar de un almuerzo en el Palacio de La Moncloa entre José Manuel Lara García y Mariano Rajoy, celebrado a espaldas de Creuheras, en el que el heredero de Lara Bosch transmitió al presidente del Gobierno su deseo de liderar la compañía en solitario, llegándole incluso a prometer una modificación de la línea editorial de La Sexta si le otorgaba su apoyo.

La familia Lara no ha dicho ‘esta boca es mía’ al respecto, pero de la poca información que ha trascendido se deduce que Lara García ha sido apartado del sanedrín de Planeta por su deslealtad. De hecho, en la carta que la editorial envió a Atresmedia así se puede deducir, pues pidió su cese y su sustitución por alguien que representara "lealmente sus intereses en el Consejo de Administración de la sociedad”.

El problema es que Lara García no tuvo ni paciencia ni la sagacidad que otorga la experiencia y midió mal su fuerza

Los movimientos de la familia Lara siempre obligan a prestar una especial atención. Entre otras muchas cosas, porque controlan un gigante mediático con una enorme influencia y una potencia de fuego capaz de agujerear casi cualquier casco. En un mercado ‘duopolístico’, como es el televisivo, Mediaset se ha concentrado en el entretenimiento y ha reducido paulatinamente la carga informativa de sus parrillas de programación, mientras que Atresmedia la ha incrementado y la ha otorgado una importancia clave en La Sexta.

No son pocas las críticas –dentro y fuera del mundo de la política- que han recibido Antonio García Ferreras y compañía por el sesgo que muchos han apreciado en sus noticias y mesas de debate. Pero lo cierto es que han comparecido en los acontecimientos más relevantes que han sucedido en España durante los últimos años y, en ocasiones, han ganado ante la ausencia de sus rivales. Entre ellos, TVE, con su especial fijación por caer en la irrelevancia. En este contexto, conviene prestar atención a los movimientos de los Lara, principales accionistas de Atresmedia (40%) y quienes tienen su última palabra sobre el rumbo que debe adoptar el grupo.

Mayoría accionarial

En Planeta, no se teme que las recientes turbulencias desestabilicen la nave. Los descendientes de Lara Bosch aglutinan el 26% de las acciones y sólo una alianza inverosímil les permitiría alterar el status quo de la compañía. La clara muestra de desinterés en continuar con las hostilidades que ofreció José Manuel Lara García tras su marcha de Banco Sabadell aleja aún más la posibilidad de que esta guerra se enquiste.

Sus tías, Inés y Maribel, aglutinan el 48% de los títulos del holding familiar, mientras que los descendientes de Fernando Lara –fallecido en accidente de tráfico en 1995-, el 26% restante. Las tres partes han cerrado filas alrededor de Creuheras, a quien en el clan se considera como el más apto para manejar el negocio. La revista Forbes volvió a situarle en 2017 como una de las 25 personas más influyentes de España, lo que habla de su poder, que no parece haberse visto mermado por las convulsiones internas. Más bien, todo lo contrario.

Los derroteros por los que discurrirá a partir de ahora la carrera de Lara García son un misterio. De momento, su familia deberá resolver el considerable problema de deuda que tiene Inversiones Hemisferio, derivado de la mala decisión que supuso invertir 500 millones de euros en Banco Sabadell hace más de una década. Pero la editorial y el grupo audiovisual siguen siendo negocios prósperos que les mantienen entre las familias más boyantes de la burguesía catalana.

Ciertamente, no puede decirse que los sectores del libro y de la televisión estén libres de incertidumbres, pero tampoco que el imperio de los Lara amenace con derrumbarse -ni mucho menos- y vaya a cumplirse ese mantra que dice que de abuelos ricos, padres millonarios y nietos arruinados.

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