Pocas veces se encuentran en el mercado inmobiliario oportunidades como las que está dejando la liquidación del grupo inmobiliario Monteverde. Tras sucesivos descuentos, actualmente se puede adquirir la cartera de la compañía, compuesta principalmente por cuatro edificios en Madrid y dos en Barcelona (situados en zonas premium) por unos 100 millones de euros, un conjunto de activos valorado en su día en algo más de 400 millones.
Monteverde solicitó el concurso de acreedores y, casi de inmediato, inició la vía de la liquidación, con el fin de que Commerzbank, su principal acreedor, pudiera cobrar parte de la deuda. Los liquidadores se han puesto manos a la obra pero se están encontrando con un escenario más que complicado que les ha forzado a bajar los precios de forma drástica.
De esta forma, uno los activos más jugosos de la cartera, los edificios situados en la madrileña Plaza de España, presentan un más que atractivo precio en el entorno de los 1.100 euros por metro cuadrado, una cantidad sensiblemente inferior a la que se paga en una zona como ésta.
Sin embargo, por el momento no ha habido respuesta por parte de los inversores. Muchos, especialmente procedentes del exterior, se han acercado para interesarse por las condiciones pero dos factores han hecho que, por el momento, ninguna operación haya podido cristalizar. En primer lugar, el hecho de que los liquidadores exijan el pago al contado, teniendo en cuenta que al coste de la cartera habría que sumar más de 30 millones para la restauración de los inmuebles.
Incertidumbre por el banco malo
En segundo lugar, las incertidumbres generadas por la próxima puesta en marcha del banco malo. Los inversores se han mostrado cautelosos al no conocerse todavía los detalles sobre los precios a los que se canjearán los activos que las entidades financieras aporten a Sareb. Los institucionales que han preguntado por la cartera de Monteverde no quieren realizar ningún tipo de transacción antes de conocer los citados precios que, sin duda, serán un referente para el mercado del que no están dispuestos a alejarse.
A finales de 2007, Inmobiliaria Colonial, por entonces presidida y controlada por Luis Portillo, se comprometió a adquirir la cartera de Monteverde a un precio de 480 millones de euros. La compañía cotizada se comprometió a abonar una entrada de 80 millones antes de que la operación fuera paralizada por el consejo de Colonial, justo después de la salida de Portillo.
El asunto acabó en los tribunales y la decisión de los jueces dio definitivamente al traste con la operación, lo que llevó a Monteverde directamente a la quiebra. Mientras, algunos activos, especialmente los situados en Plaza de España, se fueron deteriorando hasta el punto de albergar un buen número de okupas.