La última crisis institucional del Grupo Vocento ha vuelto a cerrarse en falso. Este miércoles, estaba prevista la celebración de un consejo de administración extraordinario para debatir la continuidad de su consejero delegado, Luis Enríquez que mantiene un conocido enfrentamiento con su presidente, Santiago Bergareche, quien durante los últimos meses ha maniobrado para tratar de apartar de su puesto al primer ejecutivo. Según ha podido saber Vozpópuli a través de fuentes cercanas a este órgano, fueron los propios impulsores de la reunión quienes solicitaron su cancelación, algo que entre los aliados de Enríquez han interpretado como la constatación de que no cuentan con los suficientes apoyos para provocar el cambio que persiguen.
La presente guerra se inició antes de las vacaciones de verano y estuvo motivada por el disgusto de Bergareche con el rumbo que mantiene la compañía. El presidente no ejecutivo del grupo ha contado con el apoyo de otros dos consejeros, pero no el de la familia Ybarra, que es decisivo para tomar casi cualquier decisión en el grupo, dado el capital que acumulan a través de las sociedades Mezouna S.A. (11%), Onchena S.L. (5,47%); y de Enrique Ybarra (6,5%) y Álvaro de Ybarra (0,46%).
Las hostilidades tampoco han sido apoyadas por las hermanas Luca de Tena (10,09%), que en las últimas batallas de la compañía se han puesto del lado de Enríquez, lo que ha hecho fracasar los planes de Bergareche, por el momento. Las fuentes consultadas por este periódico no descartan que la tensión vuelva a aflorar tarde o temprano, pero reconocen que debería producirse un súbito cambio de opinión en una gran parte del capital para que prosperara la iniciativa de cambiar al consejero delegado.
Entre quienes apoyan a Enríquez inciden en que la situación de la compañía es buena, dentro de lo que cabe. O, mejor dicho, es menos mala que la de sus competidores, a tenor de la dura crisis que vive el sector de los medios de comunicación. A este respecto, hay que tener en cuenta que el primer año completo de Enríquez en el cargo fue 2012 y que, desde entonces, sus ingresos se han reducido el 29%, frente al 56% que han mermado los de Prisa y el 27% los de Unidad Editorial.
Entre quienes apoyan a Enríquez inciden en que la situación de la compañía es buena, dentro de lo que cabe. O, mejor dicho, es menos mala que la de sus competidores, a tenor de la dura crisis que vive el sector de los medios de comunicación.
En 2012, Vocento perdió 53,36 millones de euros, mientras que en 2017 su déficit se había reducido hasta los 4,7 millones. Entre 2012 y finales de 2017, su deuda mermó desde los 183,28 millones de euros hasta los 56,15.
Desde julio de 2011, cuando Enríquez tomó posesión de su cargo, su acción ha perdido el 58% de su valor, mientras que la de Prisa, el 96%. La de RCS MediaGroup, editora de El Mundo, Marca y Expansión, se ha depreciado el 85% en la bolsa italiana durante este tiempo.
Críticos con pocos apoyos
Los críticos con Enríquez lamentan que los planes de negocio que ha presentado en los últimos años no hayan contribuido a mejorar el grupo ni a asegurar su futuro. Sus aliados rechazan estos argumentos y valoran su gestión en un momento de transición digital y de debilidad del mercado publicitario. Asimismo, recuerdan que una auditoría encargada hace unos meses por su Consejo de Administración no puso ningún ‘pero’ a la gestión de la compañía, algo que avala su continuidad.
En este sentido, cabe recordar que en la Junta General de Accionistas del pasado abril, Luis Enríquez fue reelegido con el voto favorable del 99,9% de los accionistas para los próximos cuatro años. Es decir, la rivalidad expresada en el Consejo de Administración no afloró en la Asamblea General.
La próxima semana, el órgano de gobierno de la compañía celebrará una reunión ordinaria para aprobar los resultados trimestrales. El encuentro servirá para determinar si Bergareche y sus apoyos han decidido poner fin a las hostilidades o si volverán a alzar la voz.