Con la ampliación de capital anunciada este jueves de 7.500 millones de euros, el Banco Santander emitirá hasta 1.258 millones de acciones nuevas, equivalentes al 9,9% del capital. De esta forma, la entidad cántabra pasará de los 12.584 millones de títulos que tiene hoy en circulación a 13.829 millones, muy por encima de ninguna otra empresa española. Esta cifra representa un 121% más que los 6.254 millones de acciones que tenía al cierre de 2007, antes de que se desatara la crisis financiera internacional. Es decir, en siete años el banco rojo ha más que duplicado su capital.
En total ha emitido 7.575 millones de acciones nuevas. De ellas, 1.258 millones, el 16,6%, corresponden a la última ampliación, que estará culminada el próximo martes. Esta operación está destinada a la reforzar la solvencia del banco (core capital). Hace poco más de seis años, la entidad cántabra ya realizó una ampliación de capital con el mismo objetivo y por una cuantía similar. Fue en noviembre de 2008, apenas dos meses después de la quiebra de Lehman Brothers. Entonces, el Santander emitió 1.598 millones de acciones (el 21,1% de todas las emitidas en la crisis), por un importe estimado de casi 7.200 millones de euros.
Unas semanas antes de aquella ampliación, el banco entonces presidido por el fallecido Emilio Botín había emitido 140,9 millones de títulos para adquirir la entidad británica Alliance & Leicester. Ésta fue la primera ampliación del Santander desde 2004, cuando emitió 1.485,9 millones de acciones para hacerse con el también banco británico Abbey National.
A principios de 2009, sólo unos meses después de adquirir Alliance & Leicester, el Santander volvió a lanzar una ampliación de capital para financiar una compra. Esta vez fueron 161,5 millones de acciones para tomar el control del Sovereign Bank estadounidense.
Otra parte importante de las acciones emitidas en los últimos años por el primer banco europeo se derivan del canje de las participaciones preferentes, los polémicos Valores Santander. Para ello, la entidad cántabra tuvo que ampliar capital por 875 millones de títulos (el 11,5% del total emitido en los últimos siete años).
El grueso de las 7.575 millones acciones nuevas del Santander proceden, en todo caso de la aplicación del scrip dividend (ofrece la opción de cobrar el dividendo en títulos o en efectivo) que la entidad que hoy preside Ana Patricia Botín introdujo por primera vez en 2009. En concreto, el banco rojo ha utilizado esta fórmula en 16 ocasiones, con 3.183 millones de nuevos títulos (el 42% del total). Esta cifra seguirá creciendo, porque en febrero y en mayo próximos repartirá bajo este mecanismo un total de 0,30 euros por título. Teniendo en cuenta que en los últimos pagos más del 86% de las acciones en circulación se decantaron por recibir nuevos títulos, es previsible que los dos próximos dividendos, el tercero y el cuarto con cargo a los resultados de 2014, impliquen un aumento de capital equivalente a unos 585 millones de acciones. El número de títulos superará en primavera, por tanto, los 14.300 millones. Y el dividendo a cuenta del beneficio de 2015 también incluye un pago bajo scrip dividend (y tres en efectivo), por lo que esta cifra crecerá más.
La utilización del scrip dividend ha tenido un respaldo mayoritario por parte de los accionistas. De media, en los 16 pagos realizados por el banco hasta la fecha, el 83,8% de los accionistas ha escogido cobrar el dividendo en acciones. El valor equivalente de las 3.183 millones de acciones emitidas por el scrip dividend asciende a 19.776 millones de euros, mientras que el coste de las ampliaciones alcanza los 1.591 millones. De este modo, el banco ha logrado evitar un desembolso efectivo de casi 18.185 millones de euros en estos seis años. Ha pagado en dinero contante y sonante, por el contrario, 10.790 millones desde 2009. Ahora bien, si se descuentan los cinco dividendos que entregó completamente en efectivo, el importe destinado al pago en efectivo bajo scrip dividend ha sido, en el conjunto de los 16 realizados, de sólo 3.770 millones.
Con esta fórmula, la entidad ha podido entregar un dividendo elevado, de 0,60 euros por acción, con una rentabilidad cercana en los últimos años al 10%. No obstante, el scrip dividend, al mismo tiempo, ha sido motivo de constante debate en el seno del accionariado del Santander -y de las cotizadas, en general-, puesto que aunque ha posibilitado el mantenimiento de un dividendo atractivo, también ha provocado la dilución de los accionistas (la misma tarta a repartir entre más). Al menos de aquellos que no han acudido a las sucesivas ampliaciones. Y esto ha tenido consecuencias en la cotización.
El Dividendo Elección ha sido, en definitiva, un recurso del banco rojo para evitar la salida de caja y tratar de dar confianza a los accionistas. Al fin y al cabo, en el escenario de crisis de los últimos años y con las exigencias de capital impuestas, no habría podido asumir un dividendo en cash al 100% de 0,60 euros, que sin los scrip dividend habría supuesto un desembolso de más de 31.000 millones de euros. De hecho, ante las necesidades de capital, además de la ampliación por 7.500 millones de euros, el Santander anunció este jueves que en el dividendo de 2015 será de 0,20 euros por acción, en lugar de los 0,60 actuales. Para compensarlo, limitará el uso del scrip dividend a sólo uno de los cuatro pagos anuales (los tres restantes serán en efectivo). La rentabilidad por título, por tanto, bajará al entorno del 3%.
Las continuas ampliaciones de capital que el Santander ha acometido en los últimos años -salvo aquellas destinadas a proyectos de inversión que, presumiblemente, tienen un efecto en el beneficio- han tenido un efecto dilutivo en sus accionistas. Máxime en un contexto de crisis en el que los beneficios de las entidades se han visto fuertemente golpeados. En el caso del Santander, el resultado neto de 2007 fue de 9.060 millones de euros. Aquel año, en que tenía en circúlación 6.254 millones de títulos, el beneficio por acción (BPA), uno de los indicadores más importantes para los accionistas, alcanzaba el 1,44 euros. En 2012 las ganancias se limitaron a 2.205 millones debido a las fuertes provisiones que debio realizar y el BPA tocó suelo en 0,21 euros por acción. Es decir, los inversores habían diluido su participación un 85,4%.
En 2013, el banco regresó a la senda del crecimiento y elevó su beneficio hasta los 4.370 millones de euros, un 90% más. Como el número de acciones subió en una menor proporción, hasta los 11.333 millones, el BPA ascendió a 0,38 euros por acción. Según avanzó ayer la entidad, el resultado de 2014 aumentó un 30%, hasta los 5.800 millones. Los títulos en circulación al cierre del ejercicio eran 12.584 millones, por lo que el beneficio por acción se incrementó el año pasado hasta 0,46 euros por acción. Este nivel, no obstante, implica una dilución para los accionistas respecto a 2007 del 68%. El banco no ofrece previsiones sobre el resultado de 2015, pero la ampliación del 9,9% del capital anunciada y los dos próximos scrip dividend a cuenta de 2014 -a falta de conocer cuando se entregará el correspondiente a 2015- serán los obstáculos que enfrente el Santander en el presente ejercicio para mejorar el BPA.