La clave de bóveda en la sucesión de Francisco González es, al margen del propio banquero gallego, Manuel Pizarro. El expresidente de Endesa podría tener en BBVA el regreso a la primera fila del Ibex 35 que se le lleva resistiendo varios años. La última con Banco Popular -afortunadamente para él-.
Fuentes financieras próximas a BBVA señalan que Pizarro es el ‘tapado’ para suceder a González como presidente no ejecutivo. Pizarro reúne todas las condiciones para el cargo: experiencia en el sector, tras su paso por Ibercaja; buenos contactos políticos por su vínculo con el PP; y reconocimiento empresarial. Tiene 66 años y llegaría con 68 al cargo, un pequeño punto débil. Ése y su paso por la política podría suponer alguna queja del Banco Central Europeo (BCE).
La estructura que podría encajar para ello sería Pizarro como presidente no ejecutivo, Carlos Torres como consejero delegado y Jaime Caruana como consejero coordinador. Un dibujo al que, salvo por detalles de edad y política, podría encajar al BCE.
Para reforzar esta teoría, tanto Torres como Caruana son personas de confianza de Pizarro. El primero trabajó con él en Endesa, ganándose su confianza hasta tal punto que fue su valedor para su llegada y ascenso en BBVA. En el caso de Caruana, fueron al colegio juntos en Teruel y Pizarro le recomendó para el Banco de España.
Factor PNV
Aparte del encaje de piezas, hay otros dos elementos que avalarían la llegada de Pizarro a BBVA: su buena relación con el nuevo ministro de Economía, Román Escolano; y su buena relación con el PNV. Aunque BBVA es un banco internacional y su centro operativo está en Madrid, la sede social y donde paga impuestos es en Bilbao, por lo que es clave una buena tarjeta de visita ante el Palacio de Ajuria Enea.
La gran incógnita de esta ecuación es González. El presidente de BBVA, que debe mucho a Pizarro, dijo en su penúltima intervención pública que su sucesión debía leerse en clave interna, señalando claramente hacia Torres.
Pero no quiso aclarar si su actual consejero delegado mantendrá el mismo puesto como primer ejecutivo y un presidente institucional a lo anglosajón; o ascenderá a presidente y tendrá que elegir a su número dos.
Esta última opción cada vez se ve menos probable en el sector. La llegada de Caruana al consejo unos días después de las palabras de González terminó de enredar la situación y ha sacado prácticamente de todas las quinielas al actual vicepresidente, José Manuel González-Páramo.
Caruana y Pizarro fueron al mismo colegio y mantienen vínculos aragoneses con Escolano
En estos apenas dos meses desde resultados, ha surgido otro nombre más en las quinielas: José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, como hijo pródigo que regresara tras su choque con FG dentro de una fusión con las dos entidades. Esta teoría cobró fuerza tras las palabras del banquero vasco en una entrevista al Financial Times. Pero fuentes consultadas por este medio ven en este mensaje de Goirigolzarri más una táctica de distracción que una metedura de pata.
La carrera para suceder a González todavía será larga. Atendiendo a lo que confirmó en febrero, tiene que dejar el cargo en 2019. La próxima junta será clave. Y lo que está claro es que, con o sin Pizarro como presidente, su influencia llegará a los pisos más altos de La Vela.