Dos amigos, Harold Matson y Elliot Handler, trabajaron juntos en una joyería en California durante la Segunda Guerra Mundial y decidieron, en 1945, montar su propia empresa. Y para seguir con la tradición de tantos emprendedores, la inauguraron en un garaje, ¿su nombre? Mattel, usando el apodo de Harold “Matt” y la primera sílaba del nombre de Elliot. Lo curioso es que lo que vendían en un primer momento eran marcos de madera. El giro a otro sector sucedió porque a Elliot se le ocurrió crear muebles en miniatura para casas de muñecas con los restos de la madera que sobraba y comprobó que se vendían mejor que los marcos.
Su primer gran éxito fue un ukelele pensado para el público infantil en 1947. Viendo que los nuevos productos orientados a un público objetivo diferente (los niños) eran más rentables, Elliot Handler le compró su parte del negocio a Harold Matson, que además tenía problemas de salud.
Elliot había nacido en 1916 en una familia judía en Chicago, y vivía en California porque se licenció en diseño industrial en la ciudad de Pasadena. Antes había vivido en Denver (Colorado), de donde era originaria la que luego sería su esposa, de su misma edad y religión: Ruth Mosko, y a la que conoció en un baile en 1929. Se casaron en 1938 y parece que fue ella la que sugirió a su marido que empezaron el negocio de la madera, trabajando ella como vendedora (antes estaba ejerciendo como secretaria en la Paramount).
Al quedarse el matrimonio como únicos propietarios de Mattel se enfocaron totalmente en la creación de juguetes, introduciendo novedades como la de hacer pruebas previas a grupos de niños para que usaran sus productos y así conocer sus opiniones antes de sacarlos al mercado. En 1955 sus ventas se dispararon gracias a promocionar sus juguetes en el entonces famosísimo programa de TV Mickey Mouse Club. Sin embargo, su mayor éxito aún estaba por llegar.
Fue Ruth (tras su matrimonio) Handler quien insistió a su marido en crear una muñeca para niñas que no tuviera únicamente atributos infantiles como pasaba hasta entonces. La idea se le ocurrió viendo a su hija jugar con muñecas de papel, pero no se le confirmó hasta un viaje a Suiza, cuando le compró a su hija Barbara una muñeca alemana llamada Lilli (que en realidad era una figura voluptuosa de mujer pensada para el público masculino y que iba acompañada de un vestido que se podía quitar), y pudo comprobar cómo jugaba con ella y se convertía en su favorita.
Dicen que su marido le argumentaba: “ninguna madre le va a comprar a su hija una muñeca con tetas” pero ella le convenció. Ruth, y no Elliot, es en realidad la creadora de la muñeca Barbie (llamada así por su hija), que debutó en la feria del juguete de Nueva York de 1959 con un éxito discreto que se disparó en cuanto empezaron los anuncios televisivos.
La muñeca Barbie debutó en la feria del juguete de Nueva York de 1959, con un éxito discreto que se disparó en cuanto empezaron los anuncios televisivos
Cuando sale al mercado la muñeca Barbie, Barbara ya tiene 18 años y desde entonces dedica toda su vida a desmentir que la muñeca esté basada en ella. Lo mismo le pasó a Ken, el novio de Barbie que toma su nombre del otro hijo, tres años menor, de la pareja Handler: Kenneth. A lo extraño que resulta que usen los nombres de dos hermanos para la pareja romántica con la que más han jugado en todo el mundo tantas niñas (y muchos niños), se añade que, si bien Barbie podía tener cierto parecido a Barbara, el Ken ficticio amante del surf era radicalmente diferente al Kenneth real, que tocaba el piano y era más bien tímido; aunque acabó trabajando para el cine, lo hizo como guionista, director y compositor, nunca como actor.
Nuevos lanzamientos de Mattel
El crecimiento de Mattel (en 1968 volvieron a tener otro gran éxito con los automóviles a escala Hot Wheels) queda ensombrecido cuando en 1973 se descubre un fraude contable en la compañía, que lleva a que los accionistas expulsen al matrimonio fundador al año siguiente. Ruth Handler, en ese momento presidenta, fue incluso condenada, además de a pagar una fuerte multa, a realizar servicios comunitarios. Ambos vendieron sus acciones en 1980 y Ruth aún inició una aventura empresarial. Tras pasar por un cáncer de mama y sufrir una mastectomía, creó una empresa de prótesis mamarias llamada Nearly Me (la primera dama estadounidense Betty Ford fue una de sus clientas) la vendió unos años después a la multinacional Kimberly-Clark.
Ya sin los fundadores, Mattel siguió lanzando juguetes de éxito como He-Man pero vivió una fuerte crisis en la década de 1980, tras fracasar su incursión en la industria del videojuego. En 1993 adquirió Fisher-Price. En 2002 externalizó toda su producción a China. Sigue siendo una gran multinacional juguetera pero quedaron muy atrás los años en los que era el número uno mundial.
En cuanto a la evolución bursátil de la compañía, debutó a comienzos de la década de 1960 con un valor aproximado de unos 10 millones de dólares (unos 105 actuales teniendo en cuenta la inflación). Actualmente, supera los 7.000 millones de dólares de capitalización, si bien hace una década esa cifra era del doble.
Barbara Handler es la única protagonista de esta historia que sigue viva (nació en 1941). Su hermano murió en 1994 (se rumoreó que de Sida, aunque oficialmente fue de un tumor cerebral), su madre en 2002 y su padre en 2011. Ella tuvo que dar su visto bueno a la exitosa película recientemente estrenada, permiso que probablemente le costó más otorgarlo a Mattel, dada la imagen que ofrece sobre sus máximos ejecutivos. Probablemente aplicaron el viejo dicho: “toda publicidad es buena”.