La falta de turistas por la pandemia es, desde hace un año, el principal enemigo de los bares y restaurantes de playa. Pero, tras la llegada de las vacunas, la temporada alta de 2021 ha tumbado las previsiones más pesimistas, disparado las reservas y llenado las terrazas. Aunque ha llegado un enemigo inesperado este verano para impedir a estos hosteleros hacer el agosto. El descontrol de la factura de la luz se convierte en una gran amenaza para sus negocios.
“Es sorprendente e inhumano”, protesta Antonio, propietario de El Cenachero, situado en pleno paseo marítimo de El Playazo (Vera, Almería). “Sentimos que las eléctricas, con ayuda del Gobierno, están aprovechándose de los negocios, ahora que volvemos a tener una gran actividad”, añade. El empresario recuerda que ha tenido que hacer milagros para mantener a “las 23 familias” de sus dos restaurantes y, si no llega a ser por los dos préstamos ICO que ha logrado, habría tenido serios problemas para seguir adelante.
“Es difícil trabajar con las medidas actuales que se nos imponen. Por ejemplo, y como nos ha sucedido, el aforo o el cierre temporal de los negocios cuando algún trabajador da positivo. Son medidas que entendemos y cumplimos. Con todo ello, estamos consiguiendo en julio y agosto salir adelante porque los clientes han vuelto. No es justo que se nos ponga una nueva piedra en el camino”, explica desde su restaurante.
Antonio asegura que está buscando expertos que le asesoren con este castigo eléctrico. Un recurso que recomienda Emilio Gallego, secretario general de la Confederación Empresarial de Hostelería de España. “Llevamos años luchando por aplicar iniciativas de eficiencia energética que ayuden a nuestro sector, pero necesitamos que la Administración nos escuche y colabore en las soluciones”, comenta.
Los datos de esta organización estatal apuntan a que el consumo eléctrico supone hasta el 10% de los costes totales y, con el descontrol de los precios de la luz de este año, la factura de la gran mayoría de negocios se ha duplicado. “Somos un sector de gran consumo eléctrico, tanto en cocina como en sala, y que concentra su actividad en las horas más caras de la nueva tarifa regulada que existe desde junio”, recuerda Emilio Gallego.
Buscarse la vida para ahorrar luz
La sensación entre los hosteleros es que no hay solución y no queda otra que asumir que este verano, además de trabajar con 'medidas covid', deben ser lo más eficientes posibles en el uso energético. Como explica Raúl Cueto, gerente del Grupo Arsenio, en sus cuatro locales de Cádiz han decidido retrasar el horario de apertura una hora para reducir este gasto energético.
“La obligación de cerrar antes por la pandemia puede aliviar en este sentido a los chiringuitos y restaurantes de playa, pero nadie puede negar que la situación provoca que exista pánico cada mes cuando se acerca la factura de la luz”, detalla Cueto. “Esta situación provoca paradojas como que los locales tengamos ventilación natural para respetar las medidas sanitarias y el aire acondicionado a pleno rendimiento, que cuesta enfriar aún más los locales porque está todo abierto”, asegura el empresario.
Pocas soluciones a la vista
El empresario asegura que en su negocio no dejan de pensar en medidas de eficiencia energética y de reducción de impacto ambiental. Aunque los expertos energéticos aseguran que en este escenario las soluciones para estos negocios son escasas.
“Los que tengan tarifa 3.0TD, o superiores, pueden aprovechar los dos cambios de potencia de este año para reducir la potencia del P1 y el P2 a mínimos, hasta noviembre que volvemos a tener P2 y que es cuando deben recuperarla”, asegura Carlos Martín, responsable de operaciones de Enerjoin. Esta tarifa de luz 3.0TD esta dirigida a pequeñas y medianas empresas. Su principal ventaja es que incluye diferentes tramos que marcan diversos precios, tanto en potencia contratada como en consumo.
El experto considera que los cambios tarifarios perjudican con fuerza a la hostelería, porque el mayor consumo en cocinas se da sobre todo en las horas de mayor coste regulado y además, con el verano, la climatización consume más energía que nunca. “Los que se salvan de la quema son aquellos restaurantes con contratos negociados antes de junio, aunque pueden rezar para que se los respeten en los próximos meses”, comenta Carlos Martín.
Los que se salvan de la quema son aquellos restaurantes con contratos negociados antes de junioCarlos Martín (Enerjoin)
El resto de consumidores tienen la opción de firmar un año a precios fijos estratosféricos. “Estos negocios pueden cambiarse a la tarifa indexada esperando una posible bajada del gas, que reduzca el mercado mayorista, o tratar de firmar un precio a dos o tres años, que les suponga perder algo a largo plazo pero ganándolo a corto”, recomienda el analista de Enerjoin.
Por último, tanto hosteleros como expertos energéticos no descartan que, como sucede en otros ámbitos, tengan que subir el precio de ‘la cuenta’ a los clientes para poder afrontar el impacto de la factura de la luz en plena salida de la pandemia.