El pasado fin de semana pudo verse a Warren Buffet cantando a la par con John Bon Jovi, el cantante del ‘grupo laca’ de los 80 del mismo nombre, y bailando delante de 40.000 accionistas al ritmo del YMCA de Village People, con letra adaptada a “BRKA”, el ticker bursátil de Berkshire Hathaway, la corporación financiera del millonario estadounidense. Fue la junta anual de su compañía, celebrada en Omaha y allá se desplazaron alrededor de una decena de analistas españoles para ver en su ambiente al gurú mundial de la doctrina de inversión value, es decir, la que aplica criterios de compra en función de si un activo está por debajo de su valor real, no por su potencial.
En el evento estuvo Santiago López, analista jefe de Exane BNP Paribas, que ha recogido sus impresiones en un documento de algo más de 20 páginas titulado Road trip to Omaha, en el que, además de plasmar sus impresiones sobre un sarao en el que había “inversores de verdad”, deja caer con crudeza sus pensamientos, reflexiones y opiniones sobre España y las políticas del Gobierno; las prácticas corporativas y la situación social, sin duda impactado por la figura de un inversor hecho a si mismo y que conoce mejor que nadie el valor del dinero y la rentabilidad de las inversiones.
López es conocido por dos cosas especialmente: su aversión a la prensa y sus duros informes sobre la banca española, aunque quienes le conocen aseguran que le encantaría suavizarlos. Lo malo es que no encuentra motivos, al parecer. El experto fue fichado de Credit Suisse y en algunas ocasiones ha aparecido en las primeras posiciones de listas anuales que clasifican a los mejores analistas europeos.
Bajo cero
El evento del pasado fin de semana es calificado por López de “un Woodstock de los capitalistas”. A una temperatura bajo cero y rodeado de nieve, celebró de paso comprobar que “Omaha existe”, haciendo una simpática similitud con algunos mitos de España: “casi ninguno tenemos certeza de la existencia de Teruel u Orense, a pesar de que cerca de esta capital gallega de 108.000 personas está el imperio de Amancio Ortega, el tercer hombre más rico del mundo. Pequeñas localidades y billonarios parecen conceptos unidos”.
En ese corto espacio de tiempo hubo momentos para todo: encuentros con inversores en pequeños grupos, discursos amplios en la junta con sus correspondientes intervenciones (incluso algún analista español pudo preguntar) y los momentos para el ocio. “Solo por ver a Buffet y Bon Jovi cantando con el ukelele ya merece la pena el viaje”.
El experto hace referencia, en el inicio de su escrito, a las dos reglas de oro del mago de Nebraska: 1. Nunca perder dinero. 2. Nunca olvidar la regla primera. Como las grandes cuestiones de la vida, simples… y a la vez muy difíciles.
Sueldos escandalosos
El analista de Exane volvió impresionado con un par de cuestiones que a un español con cierta cultura financiera (y sin ella, también) causan cierto sonrojo: los directivos de Berkshire tienen la mayor parte de su patrimonio en acciones de la propia empresa. “Comemos nuestra propia comida. No podemos prometer resultados, pero sí que nuestras fortunas irán en paralelo a las vuestras. No queremos amplios salarios ni stock options ni otras retribuciones que vayan contra vosotros. Sólo queremos ganar dinero cuando nuestros socios lo obtienen en la misma proporción”, dijo el fundador de Berkshire.
Que añadía: “no realizaremos adquisiciones a precio de control que ignoren las consecuencias a largo plazo sobre nuestros accionistas”. Un respeto para el inversor que les confía su dinero que roza lo sonrojante en comporación con España. De eso se podría hablar largo y tendido aquí y claro, López, severo analista bancario, no puede evitar sacar a colación en su informe-reflexión cuestiones como la dimisión de Alfredo Sáenz: “Mr. Sáenz es reconocido como uno de los mejores banqueros españoles, cosa en la que coincidimos”, señala. Santander le despidió reconociendo que durante sus casi 20 años en la firma (13 como consejero delegado), los activos y los depósitos se multiplicaron por más de tres. Sin embargo, “durante ese periodo, la acción ha caído un 35%, y el beneficio por acción ha sido plano” y eso excluyendo un 2012 terrorífico por las provisiones. Todo por el accionista, pero sin el accionista.
De esta manera, subraya que, bajo la premisa de que “si pagas cacahuetes (peanuts) obtienes monos, (…) hay una enorme diferencia entre salarios de directivos y retorno de los accionistas. Esto no pasa sólo en España, sino que, por desgracia, ocurre en todo el mundo corporativo”.
No es extraño que en Berkshire Hathaway, al analizar una compañía, se pregunten si tiene el consejero delegado adecuado, si está pagado de manera adecuada y si es de las empresas a las que les gusta hacer adquisiciones aunque diluyan al accionista.
Tentación
En este sentido, alerta de que los bancos españoles pueden sentirse tentados de volver a las compras y adquisiciones, una vez se noten confortables con la acumulación de capital que están realizando, ignorando por completo si se trata de operaciones dilutivas. Un modo de operar señalado sobre la banca, pero que puede ser extensivo a otras compañías de muy diversos sectores en España.
…y al Gobierno también
Pero hay más. El Gobierno y sus medidas también se llevan lo suyo, como no podía ser menos después de tantas horas con el principal icono del self made man. El Ejecutivo no es capaz de ver el negativo efecto que causa entre los inversores la “legislación populista”, destacando cuestiones como la nacionalización de apartamentos en Andalucía o el incremento del Fondo de Garantía de Depósitos para pagar a preferentistas, apunta López.
Está también la cuestión de la economía sumergida, un fraude que si aflorara, generaría unos ingresos al estado del 8% del PIB, “que harían decir adiós al déficit”. “¿Tenemos alguna confianza en que la actual situación puede cambiar? La respuesta es no”.
‘El terror de la banca’ incide en la presión asfixiante de las clases medias: “3,5 millones de personas, el 18% de los contribuyentes (pero sólo el 7% de la población) suponen el 70% de los ingresos por IRPF”.
Con una crudeza que provocaría el aplauso más encendido en muchos foros, avanza: “no se trata de subir más impuestos. El problema es cortar los gastos improductivos. La gigantesca estructura del estado consume alrededor del 50% de los ingresos. En el actual estado de emergencia económica, no es aceptable mantener déficits del 6% cuando están relacionados con gasto público improductivo. No es una cuestión de austeridad, sino de en qué áreas hay que implementar esa austeridad”.
Un informe para sus clientes que tiene más de conclusiones al calor del contacto con un maestro que de mero research bursátil. Mucho más podría contarse de un trabajo de más de 20 páginas (como por ejemplo, la contradicción de que la sociedad quiere más gasto público, pero a su vez señala a los políticos como el gran problema de España), pero seguramente no tiene más importancia plasmar los postreros pensamientos sobre la banca que realiza, ya que no hay un gran cambio respecto a sus anteriores análisis.
El experto ha volcado sus sensaciones después de ver a un gurú como Warren Buffet, seguramente de la misma manera que lo haría cualquier español que pudiera departir unas horas con Amancio Ortega (la junta duró unas 9 horas).
Como decía un gestor también presente “me lo pagó el banco, pero si no fuera así, es una experiencia que merece la pena pagarla de tu propio bolsillo”.