La banca alemana ha sido la primera y principal receptora de ayudas directas de emergencia del Banco Central Europeo (BCE) en años anteriores, por el colapso que sufrieron algunas entidades debido a su exposición inmobiliaria. Fue en los días que comenzaron los ataques a la deuda soberana. Gran parte de las ayudas que recibió la primera economía de la Eurozona todavía se debe. Irlanda también fue beneficiada por el banco central, algo más lógico, ya que fue rescatada. Así lo revela Morgan Stanley en un restringido informe que circula entre las principales mesas de tesorería españolas desde hace unas semanas y que merece la pena leer con detenimiento.
Alemania ha sido la principal consumidora de la Emergency Liquidity Assistance (ELA), un mecanismo de urgencia que emplea el BCE (y sobre el que no se ofrece información) para entidades financieras que estén “en una temporal situación de iliquidez y no puedan acceder a ella a través de los mercados o la participación en operaciones de mercado monetario”, articulada mediante los respectivos bancos centrales. Esa situación temporal de emergencia en España suena ya a cantinela, por desgracia.
La banca alemana fue la primera en pedir socorro al BCE. Ahora, Alemania no quiere apoyos bancarios a España que puedan suponer un reparto de pérdidas a los demás estados.
Según el documento adjunto de Morgan Stanley, en octubre de 2008 la Comisión Europea notificó la concesión de garantías por parte del BCE para préstamos por un importe de 35.000 millones de euros al Gobierno Federal alemán, para socorrer al Hypo Real Estate, que contaba con un balance de 400.000 millones de euros y afrontaba una crisis de liquidez debido a su errónea estrategia de refinanciación a corto plazo.
Así lo reconoce MS, que incluye también a Irlanda como país beneficiado por las líneas de liquidez de emergencia del BCE. Desde una importante sala de tesorería española confirman que “los bancos Alemanes comenzaron a solicitar ayudas de última instancia (ELA Facility) antes que nadie. El BCE no está obligado a reportar esta información y es oscura pero Morgan obtuvo aprobación por parte de la Comisión Europea”.
Además, recuerdan que el sistema alemán ya ha recibido un importantísimo paquete de ayudas europeas, ya sean de emergencia o no: “Commerzbank recibió 18.200 millones de euros, Bayerische LB 14.800, HypoReal Estate 8.122 mio, West LB AG 5.000, Landesbank BAde Wurttenmberg 5.000 y IKB 1.500. Solo estos bancos recibieron 52.622 millones sin contar los bancos pequeños. De todo eso, aun deben 33.199 millones de euros”. Unas cifras que recuerdan poderosamente a otros agujeros, como el de Bankia, por ejemplo, aunque en el caso español las ayudas todavía no han llegado y cuestan sangre sudor y lágrimas, a pesar de que se trata de cifras similares.
“Sabemos lo que pasó”
El ELA lo solicita un banco central de un país “bajo su propio riesgo y potencial coste” y lo distribuye entre las entidades afectadas. Es el propio banco emisor el que actúa como defensor de entidades particulares.
Como indica Morgan Stanley, no se requiere a las entidades que hagan pública las facilidades del ELA. “No hay obligación para revelar ningún tipo de información a este respecto”. Aun así, MS comenta en la página 5 de su informe que, pese a esa falta de datos “sabemos lo que ha ocurrido en el pasado con el ELA”.
Y esto no es otra cosa que tanto Alemania como Irlanda han disfrutado en años recientes de estas ventajas que ofrece el Eurosistema para luchar contra la crisis financiera. Los germanos han sido los grandes consumidores del ELA. Su banca hipotecaria ha succionado liquidez de una manera descomunal en el BCE, pese a que ahora se ponen todos los problemas a España para recibir una ayuda financiera directa a la banca, que no sea considerada como un rescate al país.
El pasado 29 de junio, después de una reunión-ultimátum de Consejo Europeo, el Eurogrupo acordó que las ayudas a la banca española fueran directas (vía Banco de España, evidentemente), así como estuvieron de acuerdo en flexibilizar el papel de los mecanismos de estabilidad (el EFSF y el MEDE). Fue un golpe para Merkel, que vio como el dúo Rajoy-Monti amenazó con boicotear el Pacto para el Crecimiento que la canciller quiere impulsar.
El rescate que no llega
Después de esto, nada más se ha sabido. Han aparecido oportunas voces de enfado por parte de aliados de la ortodoxia germana y desde el BCE, el presidente, Mario Draghi, insistió en que su objetivo es el control de la inflación, descartando nuevas medidas extraordinarias de liquidez, así como nuevas compras de deuda en el mercado secundario. Hoy deberían haberse conocido las condiciones definitivas de las ayudas, pero como pronto, la información se sabrá el 20 de julio.
España está, por tanto, poco menos que mendigando un socorro financiero del que ya se han beneficiado otras economías como Alemania, que es quien lidera el proceso de recortes para la economía que preside Mariano Rajoy y que hoy en Bruselas deberá afrontar nuevos duros ajustes.
Conviene recordar que gran parte de los acreedores del crédito promotor, que es el gran lastre del sistema español, procede de prestamistas germanos, que dieron salida a su exceso de ahorro del pasado, generado en una etapa de tipos de interés excesivamente bajos, para no contraer la economía alemana. Ahora, el Gobierno tiene que actuar bajo la presión que supone un día a día infernal, lastrado por los tipos de interés de la deuda insostenibles, que cierran el acceso a los mercados.
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