El Gobierno presentará en las próximas semanas la actualización de sus previsiones económicas para 2014. Y aunque todos los organismos internacionales y los departamentos de estudios prevén ya un crecimiento del 1,2% para 2014, el Gobierno espera superar esa previsión. "Va a haber sorpresas", afirman responsables del ministerio de Economía que, sin embargo, apuestan por no trasladar todo ese optimismo al papel oficial. La estrategia del Gobierno es ahora la de ir por detrás de las cifras: quedarse corto para que la realidad supere expectativas que ya pueden sonar optimistas para trasladar una idea de recuperación fuerte.
Pero el crecimiento del PiB en un 1,2% o más es sólo uno de los indicadores que en los pasillos del ministerio de Economía se empiezan a leer con confianza. El déficit del Estado caerá por debajo del 5,8%, el nivel que exige Bruselas para 2014, anuncian con una sonrisa las mismas fuentes. De hecho, los responsables de las cuentas públicas auguran que esa caída del déficit continuará a partir de 2015, pese a que la Comisión Europea prevé que ese año el déficit vuelva al 6,5% como consecuencia del mayor gasto público que antecede a las citas electorales.
"Después de haber recibido los palos, no puede venir otro a recoger las glorias", dicen los entornos de Montoro y Guindos
Esa estrategia de dejar que las cifras superen las previsiones tiene un objetivo fundamental: convencer a los españoles de que el crecimiento ha vuelto y es sólido. En términos domésticos, se trata de convencer a los ciudadanos de que ha llegado el momento de "comprar el sofá". En términos macroeconómicos, la idea es reactivar el consumo interno. Sobre ese elemento descansan tanto la realidad de las cifras como la campaña de propaganda que el Ejecutivo y muchos medios afines despliegan. El consumo privado en España todavía representa más del 50% del PIB frente al 20% que supone el gasto público, el otro 20% de la inversión empresarial. Por eso, aunque la comunicación política ha intentado transmitir la idea de las exportaciones como salida al problema, Economía es consciente de que sólo con la recuperación del consumo interno se puede sostener la recuperación. Así que el optimismo oficial no es sólo un convencimiento del Gobierno Rajoy. Es también un mensaje político imprescindible en la estrategia "vender" la recuperación a los potenciales consumidores... y votantes.
Las dudas fuera del gabinete Rajoy
Sin embargo, los organismos internacionales no parecen convencidos de esa recuperación interna. De hecho, FMI y CE esperan un crecimiento muy tímido del consumo de los españoles del 0,6% este año y todavía del 1,1% en 2015.
Entre los orgnaismos de previsión españoles, la división está servida:
- Los grandes bancos, responsables de bombear crédito para hacer posible esa recuperación interna del consumo, apuestan por que los españoles gasten menos de lo que espera el Ejecutivo. De hecho, Santander habla de un aumento sólo del 0,5% para este año y el BBVA es todavía más pesimista: espera un 0,1% de aumento del gasto privado
- Por contra, los empresarios en CEOE, quienes venderán si los españoles abren sus carteras, auguran una recuperación interior mayor que la oficial: del 0,8%, una estimación que coincide con la de Intermoney o la de Catalunya Caixa
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Consecuencias políticas de las cifras económicas
La situación económica tiene una derivada política: quienes han especulado con la salida de los ministros de Economía y Hacienda en los últimos meses chocan con los argumentos de los titulares de ambas carteras que confiesan en sus círculos íntimos que tienen intención de apurar la legislatura. "Después de haber recibido los palos, no puede venir otro a recoger las glorias", dicen fuentes de su entorno que apuestan porque ambos continuarán al frente de sus actuales responsabilidades hasta las próximas elecciones.
Así las cosas, ambos tienen previsto reforzar su estrategia de "repartir optimismo". Para empezar, Economía remitirá sus nuevas cuentas a Bruselas de forma inmediata. Por su parte, Hacienda comenzará mañana mismo a apuntar a una recuperación de los ingresos fiscales que los analistas más críticos ponen en cuestión: 2013 se salda con ingresos similares al año anterior pese a la notable subida de impuestos. Pero en Hacienda se habla de la recaudación del IVA de enero y febrero de 2014 como claras muestras de que ese consumo interno se reactiva. Junto a esa zanahoria seguirá también habiendo palos. De hecho, la Agencia Tributaria desplegará el lunes su nueva campaña de lucha contra el fraude para 2014 y Montoro todavía debe despejar si y cómo "reclasifica el IVA". Todo para conseguir que cale una idea entre los españoles: la de que, por fin, ha llegado el momento de cambiar el sofá.