El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha avanzado este viernes que el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 5,0% en el conjunto del 2021, lo que supone una disminución de un punto y medio respecto a la estimación realizada por el Gobierno para el pasado año, situada en el 6,5%. Esta previsión, que sustenta los Presupuestos, fue publicada por el Ejecutivo en abril y mantenida hasta ahora en su cuadro macroeconómico.
En lugar de revisarlo, la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, se ha aferrado a un nuevo indicador de actividad diario que elabora su equipo desde hace unos meses, que se aleja de los datos de contabilidad nacional trimestrales del INE y que no está presente en el Plan Estadístico Nacional. Según este indicador, la actividad ha superado ya los niveles precrisis.
Esta afirmación contrasta con los datos del INE, que muestran que aún estamos a medio camino de la recuperación. Desglosado por trimestres, en el último en conocerse, el cuarto, el PIB registró una variación del 2% respecto al trimestre anterior, según el avance del INE. Este crecimiento se suma al 2,6% del tercer trimestre (que el INE revisó seis décimas al alza respecto al avance), el 1,2% del segundo (finalmente revisado 1,6 puntos a la baja) y el -0,7% del primero.
La demanda nacional impulsó el PIB
Pese a no haber sido tan vigoroso como se esperaba, el repunte de 2021 del 5% es el mayor que la economía ha registrado desde el año 2000, aunque hay que recordar que el PIB se desplomó un 10,8% en 2020 por la crisis de la covid-19, por lo que el margen de recuperación es elevado. Por sectores, servicios creció un 5,9% en 2021 e Industria, un 5,3%; mientras que Construcción y Agricultura descendieron su PIB en un 4,1% y 5,5%, respectivamente.
La demanda nacional aportó 4,6 puntos de ese crecimiento, mientras que la externa contribuyó con un 0,4%, lastrada todavía por la lenta recuperación del turismo extranjero. Por otra parte, la inversión también creció un 4,1% en 2021, volviendo a tasas positivas tras sufrir un desplome del 9,5% en 2020; mientras que el gasto público se incrementó un 3%, encadenando siete años al alza.
Sin embargo, en los datos del cuarto trimestre se observa un pinchazo en el consumo de los hogares, con una caída del 1,2% respecto al trimestre anterior, probablemente relacionado con el impacto de ómicron. La elevada inflación, la falta de suministros por los cuellos de botella y la incertidumbre económica son otros problemas a los que se enfrentan las familias.
Para 2022, el pronóstico del Gobierno de que la economía repuntará un 7% tampoco parece acertado. El panel de economistas que elabora la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) prevé que crezca un 5,6% al alagarse algunos de los inconvenientes mencionados anteriormente y, previsiblemente, el PIB no recuperará el nivel anterior a la pandemia hasta el primer trimestre de 2023.