Thomas Cook vuelve al mercado convertida en una agencia de viajes online, lejos del operador turístico líder en el mundo que un día fue. El gigante que capitaneaba el sector en Europa junto a TUI quebró en septiembre de 2019 ante el peso de su deuda (cercana a los 2.000 millones de euros). Dejó atrás su presencia en 15 países con 22.000 trabajadores, casi 600 sucursales, alrededor de 200 hoteles y un centenar de aviones propios.
Uno de sus principales accionistas, el conglomerado chino Fosun, salvó la marca, con 178 años de historia y un importante reconocimiento internacional, en una operación valorada en 13 millones de euros. Ahora la relanza como una agencia de viajes online con paquetes económicos que aglutinan vuelos externos y alojamiento procedente de bancos de camas.
Mantienen la 'url' original y el logotipo, pero el modelo de negocio ahora es muy diferente. No contarán con agencias de viaje físicas en la calle ni con aerolíneas propias. Tampoco tendrán sede central. Sí se conservan algunos de los ejecutivos antiguos, como el nuevo consejero delegado de Thomas Cook, Alan French, que fue el director de Estrategia y Tecnología del viejo grupo.
French comenta que han reinventado "uno de los nombres más reconocidos en los viajes británicos" y asegura que el nuevo negocio "combinará un fantástico servicio al cliente basado en el Reino Unido con un modelo operativo protegido por la ATOL (un certificado cuyo fondo de indemnización ampara a los consumidores en caso de quiebra) y con el respaldo de una organización multimillonaria".
En el mercado de las OTAs (Agencias de Viajes Online, por sus siglas en inglés) tendrá que competir con los pesos pesados Booking o Expedia. También peleará de nuevo con TUI, la multinacional alemana que tras la quiebra de Thomas Cook reformuló su modelo de negocio, apostando aún más por la venta digital y reduciendo su dependencia de la turoperación tradicional.
La caída de un gigante
Ahora se cumple un año de la quiebra de Thomas Cook. La desastrosa fusión con MyTravel en 2007, con la que buscaba crear un gigante europeo para desafiar a los rivales emergentes de Internet, supuso un desembolso de más de 1.000 millones y acarreó grandes deudas que fue arrastrando y engordando a lo largo de los años.
La firma había pactado un paquete de rescate de 1.100 millones de dólares con su principal accionista, el grupo chino Fosun. Sin embargo, bancos como RBS, Barclays y Lloyds le reclamaban que reuniese otros 200 millones de libras más (227 millones de euros) para garantizar su supervivencia, algo que finalmente no consiguió y le llevó a la suspensión de pagos.
Su desaparición generó un enorme perjuicio no sólo en Reino Unido, principal mercado del grupo, también en España. Alrededor de un millar de empresas españolas (la mayoría hoteleras) y cerca de 3.400 trabajadores directos se vieron afectadas por sus acuerdos con Thomas Cook y la dependencia de los turistas que traía a bordo de sus aviones.
Para tratar de paliar las pérdidas de empresas, pymes y autónomos, el Gobierno aprobó poco después una línea de crédito a través del ICO de 200 millones de euros. Pero los problemas de estas empresas se agravaron medio año después, con la irrupción de la covid-19 en España y su importante impacto en el sector turístico. La patronal estima que este año se perderán 98.753 millones de euros y casi 800.000 empleos están en juego.