Las altas instancias europeas quieren dar aire a España e Italia, para establecer un firme cortafuegos sobre la crisis de deuda soberana. Pero el Banco Central Europeo (BCE) mantiene una posición demasiado rígida para eliminar temores sobre ambos países. Lo dice una entidad como Barclays.
La firma británica decía claramente ayer que los criterios de condicionalidad y limitación a las intervención no son “lo que haga falta para salvar al Euro”, tal como prometió Mario Draghi el pasado 26 de julio. En esos días, el presidente del BCE tuvo que intervenir ante el colapso de los mercados y garantizar que tomará unas medidas que “serán suficientes”. Barclays lo pone en solfa.
En su posterior intervención, el italiano se mostró favorable a comprar deuda en los mercados, debido a las “inaceptables” primas de riesgo que sufrían España y también Italia, aunque tanto desde el BCE como desde Alemania han dejado claro que las ayudas llegarán con concidionalidad macroeconómica y tampoco serán ilimitadas.
Lo pedía Guindos
Precisamente, el ministro de Economía, Luis de Guindos, pedía este fin de semana una actuación del banco central ilimitada, cosa que provocó la inmediata respueta alemana, desechando la idea de establecer unos límites de tipo de interés de la deuda, a partir del cual el BCE intervendría de manera indefinida.
Ahora, Barclays afirma que “la limitación y la condicionalidad no pueden eliminar el riesgo de default”. Son precisas actuaciones más decididas. “No sugerimos que lo que parece ser un plan del BCE vaya a fracasar, llevando a España e Italia a la suspensión de pagos si el banco central rechaza la ayuda incondicional e ilimitada”. Pero el éxito de cualquier plan será “la recuperación de la confianza del mercado en un futuro inmediato”, y en ese sentido, la estrategia del banco central “no parece que vaya a ser exitosa”.
“Será inevitable que el EFSF o el BCE tengan una amplia particicipación de deuda soberana en cartera durante mucho tiempo”. De lo contrario, “si ocurriera un accidente y los políticos no impulsaran nuevos ajustes, el final del juego sería el default y la mutualización de pérdidas”, tal vez a través de los Eurobonos.
Es decir, el BCE debe actuar con menos cautelas o las consecuencias serán todavía peores.