Una auténtica mina de oro futbolera. Eso es en lo que se ha convertido el Famaliçao, el humilde equipo de la ciudad industrial del mismo nombre, para un transatlántico de la inversión en recursos naturales como el israelita Idan Ofer.
Allí, en una ciudad industrial a 30 kilómetros de Oporto, puso el foco hace un año de la mano del 'superagente' de la representación de futbolistas Jorge Mendes. El portugués había intentado infructuosamente conectar el que había sido hasta entonces 'su' equipo en Portugal, el Río Ave, con el capital chino. La operación fue impedida por los propietarios del Río Ave, lo que llevó a Mendes a intentar su proyecto empresarial en otro sitio.
Así fue como llegó al perdido Famaliçao con Ofer como garante. El israelita es una de las cinco mayores fortunas de su país (de más de 2.300 millones de euros), controla Quantum Pacific Group, con intereses en el sector de la energía, el transporte, los recursos naturales y la investigación médica, y ha decidido invertir en el fútbol desde 2017 con la compra de hasta un tercio de un gigante como el Atlético de Madrid.
"Lo del Famaliçao es la punta del iceberg. Israel quiere pisar en el fútbol y pisar fuerte"
"Lo del Famaliçao es la punta del iceberg. Israel quiere pisar en el fútbol y pisar fuerte, se busca además un refrendo de prestigio que desatasque quizá otros acuerdos políticos en el país de destino dentro de una estrategia con unos componentes económicos poderosos... pero que no puede parecer una intromisión en el país de destino", apuntan fuentes del sector, que comparan el caso de Ofer y los "indisociables" intereses de Israel en el fútbol con el caso de Peter Lim y Singapur y su irrupción en el Valencia, de la mano también de Jorge Mendes.
"Es de notar que el Atlético de Madrid tiene además una histórica afinidad con Portugal y que allí también cabe mucho margen para la sinergia", inciden fuentes conocedoras.
Sinergias
Por unos "pocos millones", Ofer empezó así a hacerse con la propiedad del Famaliçao hace algo más de un año, y Mendes, con la dirección de facto de la gestión deportiva. El equipo, entonces, valía unos cinco millones de euros y militaba en la segunda división del balompié luso.
Fue entonces cuando se empezó a producir la llegada al pequeño pueblo vecino de Oporto en forma de préstamo - esto es, sin costo de transferencia - de jóvenes promesas de equipos de distintas partes de Europa bajo el yugo de Mendes, como el mismo Atlético de Madrid, el Valencia, el West Ham, el Wolverhampton o el propio Sporting de Braga portugués.
En poco más de un año, el equipo otrora en el fondo de la irrelevancia de la segunda consiguió el ascenso a primera y lidera ya, en siete fechas y de forma invicta, la primera división de la liga lusa. El valor del club, para sonrojo de Ofer, se ha multiplicado ya por cuatro, hasta los 20 millones.
El Famaliçao pasó de valer 5 a 20 millones en un año y nadie se atreve a ponerle techo
"Las promesas rinden, dan un salto de calidad al club portugués, se revalorizan y convierten en grandes capitales para los equipos que forman parte del tinglado de influencias de Mendes, se generan muchas sinergias", dicen fuentes del sector, que inciden en la corta edad del equipo: tiene una edad media de 22 años.
Nadie se atreve a poner un techo al Famaliçao, ni en lo futbolístico ni en lo empresarial, aunque ejemplos palmarios de esas sinergias entre Ofer y Mendes ya pueden vislumbrarse: el propio Atlético de Madrid, inversión de 120 millones y comisión de unos 36 millones para Mendes mediante, se quedó en el último mercado de pases con la disputada promesa del fútbol portugués, el joven de 19 años Joao Félix.