"Marx, el baile ha terminado”. Esta frase, pronunciada por Max Gordon, asesor financiero de Groucho Marx, que éste recoge en su autobiografia “Groucho y yo”, definió en apenas cinco palabras el final de la fiebre especulativa que desembocó en el “crack” de octubre de 1929 de la Bolsa de Nuevas York; “la exhuberancia irracional” de la que habló Alan Greenspan en 1996. Hoy, esa frase vuelve al primer plano de la actualidad, al menos en el terreno de la deuda soberana. Seis años después de que Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo en 2016, bajara el precio oficial del dinero al 0% para los países de la Eurozona, puede volver a asegurarse que la fiesta ha terminado.
Sobre todo para países como España, Italia o Grecia, fuertemente endeudados en relación con su PIB. España, que en las semanas previas a la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas pagaba por colocar en los mercados los bonos a diez años un interés del 0,858%, ha tenido que ofrecer en la última subasta de mayo un 2,067% para
colocar 1.987 millones. Es decir, mucho más del doble (un 141% más).
En los últimos doce meses, la situación ha dado un giro de ciento ochenta grados en el mercado de renta fija. En mayo de 2021, el Tesoro español cobraba dinero por colocar deuda soberana en todas las modalidades hasta cinco años de plazo. En la actualidad, solo tienen intereses negativos las emisiones de Letras a tres, seis y nueve meses. En cualquier caso, nada que ver, de momento, con lo sucedido hace un decenio, en la peor crisis a la que se ha enfrentado el país y la Eurozona.
En 2012 cuando la economía española estuvo al borde del rescate, el coste medio de la deuda española en circulación estaba en el 4%, y el de las nuevas emisiones, en el 3%. Y es que en julio de ese año, el tipo de interés que España tenía que pagar para atraer a los inversores llegó al 7,7%, con un diferencial sobre el bono alemán (lo que en la jerga de los mercados se conoce como prima de riesgo) de 649 puntos básicos.
El Gobierno había previsto en verano del pasado año que el coste de las nuevas emisiones de deuda efectuadas por el Tesoro Público continuarían el camino descendente iniciado en 2011. Así lo recoge el Libro Amarillo del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año en curso. En esas fechas, con datos de cierre de agosto del pasado año, el coste medio de la deuda española en circulación era del 1,66% y el de las nuevas emisiones, del -0,03%.
Mercados de deuda
Lo que sorprende del cambio de rumbo no es la dirección sino la velocidad a la que se está efectuando. Hace un año, las Letras del Tesoro a tres meses cobraban a sus compradores un 0,56% de tipo marginal; las que tenían un plazo de amortización de seis meses, lo mismo, y las Letras a un año, un 0,53%. Los bonos a tres y cinco años también estaban en intereses negativos (-0,33% y -0,21%, respectivamente. Las obligaciones a diez años (los bonos de referencia de los diferentes países en los mercados internacionales de renta fija) ya cobraban, el 0,47%.
En las subastas previas a la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas, la tensión ya se empezaba a sentir en los mercados. El 3 de marzo, el Tesoro tuvo que pagar ya un 0,858% en la subasta de obligaciones a 10 años, cuando en la anterior ofreció un 0,75%. Las Letras, en todos sus plazos, se mantenían hasta mediados de febrero pasado en tipos negativos de entre el -0,33% para las a 12 meses y el 0,614% en el cortísimo plazo (tres meses).
En lo que va transcurrido de año, la volatilidad de los mercados bursátiles se ha generalizado y el perfil de estos meses es lo más parecido al de una sierra, sin que confirme definitivamente hacía dónde se encamina el futuro. La sensación de desabastecimiento de materias primas esenciales y el desorbitado incremento del precio del petróleo y el gas por la guerra en Ucrania han transmitido a los inversores (institucionales y particulares) el miedo a un nuevo parón de la economía mundial.
Con la inflación en máximos de los últimos veinte o veinticinco años en las economías desarrolladas, la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, ha subido ya en dos ocasiones los tipos oficiales de interés en nada menos que 0,75 puntos porcentuales, la última a comienzos de este mismo mes, cuando subió e precio del dinero medio punto, algo desconocido desde los tiempos de Greenspan. El Banco Central Europeo esperará a finalizar las compras de activos en junio para mover ficha al mes siguiente.