La economía española comienza a dar síntomas de enfriamiento. El PIB creció sólo un 0,4% en el segundo trimestre del año, por la menor aportación del sector exterior. Así lo ha avanzado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE). En términos interanuales, la variación del PIB se situó en el 1,8%, frente al 4,2% del trimestre precedente. Si los datos se confirman, se ratificará el cambio de tendencia de la economía, que comienza a sufrir el impacto del bache que sufren otros países en la Eurozona.

El dato del INE supone un ligero retroceso respecto al balance de los tres primeros meses del año. Entre enero y marzo, el PIB avanzó un 0,6% y logró superar, al fin el nivel anterior a la pandemia. El dato más preocupante del segundo trimestre es el retroceso del sector exterior. La demanda externa sólo aportó un 0,3% más. Se trata de una importante caída de 2,5 puntos, en comparación con los tres meses precedentes.

Las exportaciones de bienes y servicios sufrieron un retroceso de 9,5 puntos, aportando al PIB un ínfimo aumento del 0,7% interanual. Según el INE, "esta desaceleración se produce por un descenso en las tasas interanuales de las exportaciones de bienes (del 4,9 al −3,6%) y de servicios (del 23,1% al 11,2%)".

Esta caída evidencia que nuestras empresas tienen más dificultad para colocar sus productos y servicios en países afectados por el retroceso económico. El caso más claro es el de Alemania, cliente de las exportaciones españolas y en plena recesión técnica.

La actividad económica, por el contrario, se vio impulsada por el consumo de las administraciones y la inversión. La demanda nacional aportó 1,5 puntos al crecimiento interanual del PIB, una décima más que en el primer trimestre. Lo que tiró de PIB fue el mayor gasto público. Según el INE, el consumo final de los hogares presentó una tímida variación interanual del 0,5%, 1,2 puntos menos que en el trimestre pasado. Sin embargo, el consumo de las Administraciones Públicas presentó un crecimiento del 3,8%, con un aumento de 2,3 puntos.

La inversión también aportó combustible al PIB. La formación bruta de capital registró una variación del 2,2%, superior en 1,7 puntos al del trimestre anterior.

A diferencia del primer trimestre, cuando la mayoría de los sectores registraron avances, entre abril y junio sufrieron retrocesos tanto la agricultura como la industria (8,4% y 1,6%, respectivamente). La rama que creció con más fuerza fue la construcción (2,8%), mientras que los servicios sólo mejoraron un 1%. La actividad

del comercio, el transporte y la hostelería registró una caída desde del 2,8% al 1 %.

España, de los que más crecerá en 2023

Pese al retroceso del segundo trimestre, España será uno de los países desarrollados que más crecerá en 2023. Así lo asegura, al menos, el Fondo Monetario Internacional (FMI), que publicó el pasado martes sus previsiones globales. El organismo revisó un punto al alza el crecimiento previsto para este año (hasta el 2,5%) y mantiene intacta en el 2% la previsión para 2023.

"Se proyecta que el crecimiento mundial disminuya de un 3,5% estimado para 2022 a 3,0% en 2023 y 2024", indica el informe del FMI. "Se proyecta que aproximadamente 93% de las economías avanzadas registren un crecimiento menor en 2023, y se proyecta asimismo que en este grupo de economías el crecimiento se mantenga en 1,4% en 2024", asegura.

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