A base de movilización popular, victorias electorales, control sobre los medios públicos, errores del Estado e innumerables gestos y escenificaciones, la propaganda del aparato político independentista ha logrado alimentar durante los últimos años una excepcional fuerza emocional dentro del movimiento soberanista. Los independentistas de base aún exhiben una confianza ciega en la creación de un Estado propio a pesar del fracaso del procés, la crisis del independentismo oficial y la división entre los dos grandes partidos soberanistas que luchan por la hegemonía.
Mientras algunos insisten en que no existe solución para el conflicto catalán que no pase por un referéndum acordado con el Estado, un informe de Albert Satorra (Universidad Pompeu Fabra), Josep M Oller (Universitat de Barcelona) y Adolf Tobeña (UAB), publicado por Scientific Research Publishing, concentra su mirada en los cambios de los sentimientos de pertenencia –identidad nacional- y concluye que una crisis política “inesperada, grave y estancada” ha determinado que la sociedad haya pasado de una polarización abrupta a un atrincheramiento crónico.
El estudio, publicado sólo en inglés, se titula Caminos y legados del impulso secesionista en Cataluña. Fronteras lingüísticas, segmentos económicos y roles mediáticos dentro de una sociedad dividida. En 27 páginas que contienen abundante información gráfica, el informe repasa algunos de los elementos que prepararon en los últimos años la ruptura entre las comunidades independentista y constitucionalista en la sociedad catalana. Elementos relevantes como identidad, fronteras lingüísticas y medios de comunicación de masas.
Los que se sienten sólo catalanes suben un 13%
Sobre el sentido de pertenencia de la sociedad catalana, el resultado de las encuestas realizadas para este informe durante los últimos trece años a más de 87.000 personas señala que ha aumentado un 13% la cifra de ciudadanos que se siente “sólo catalanes”.
Por el contrario, ha caído un 7% la cifra de los que se definen como “igual de catalán que español”.
Tal y como señalan los autores, los dos datos son un reflejo de que el sentimiento de identidad dual (catalana y española) va a la baja.
Inicio en 2012 de los cambios en el sentido de pertenencia
En el capítulo de la identidad nacional, los cambios empiezan alrededor de 2012, año en que Artur Mas se presentó a las elecciones autonómicas con un cartel en el que aparecía con los brazos abiertos, rodeado de banderas independentistas y junto al eslogan ‘La voluntat d’un poble’, como un Moisés dispuesto a llevar a su pueblo hasta la tierra de prometida, que entonces era el "derecho a decidir".
En 2012, año en el que se sitúa el inicio oficial del procés, el grupo de doble identidad nacional "igual de español que catalán” empieza a experimentar un brusco descenso de más de 15 puntos porcentuales. Por el contrario, la identidad nacional única "sólo catalán" comienza una escalada abrupta de más de 15 puntos que aún no ha sido invertida.
La importancia del mando a distancia
Tras analizar la relevancia del seguimiento de los medios de comunicación, los autores han concluido que el ámbito de las emisoras, cadenas y cabeceras (regional o nacional) influye tanto como la lengua materna (catalán o castellano) en el sentido de pertenencia de los ciudadanos.
“Hubo importantes cambios en la identidad ‘sólo catalán’ que dependieron de la lengua de la familia pero también de haber estado expuestos a noticias de medios de Cataluña o no”, señala el informe de Satorra, Oller y Tobeña.
El estudio concluye que, entre quienes se sienten igual de catalanes que españoles, no han detectado un aumento de los sentimientos de su identidad a pesar de haber estado más expuestos a medios de comunicación generalistas de ámbito nacional como las dos cadenas de Mediaset, las dos de Atresmedia y TVE. La misma tendencia estable se da en los otros dos grupos (sólo catalán y sólo español).
El informe establece que, en función de la lengua y de si alguien se informa a través de TV3 o no, es posible predecir la probabilidad de apoyar la secesión en un eventual referéndum “con una magnitud del 16,6% para los catalanes con el español como lengua familiar que no siguen las noticias en medios autonómicos” y “con una del 86,3% para los catalanes con el catalán como lengua materna que sí siguen los medios regionales”.
Diferencias económicas
En el análisis de las diferencias económicas y de bienestar a lo largo de la división política de la sociedad catalana, el ensayo señala que en los meses decisivos del otoño de 2017 (referéndum, huelga masiva, DUI, huida y encarcelación de dirigentes) el anhelo independentista apeló fundamentalmente en catalanes de nacimiento y con al menos uno de los progenitores nacido en Cataluña.
La independencia “no resultó atractiva en absoluto” entre ciudadanos procedentes del extranjero o de otras regiones españolas, ni entre los nacidos en Cataluña con padres migrantes, indica el estudio a partir de datos de 2017 del barómetro del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat.
Raíces de origen social
2El soberanismo se concentra principalmente en zonas del interior, mientras que el constitucionalismo predomina en áreas costeras superpobladas y en algunas comarcas pirenaicas y periféricas, recuerda el informe.
Otra de las conclusiones es que el apoyo a la independencia tiene “raíces económicas y de origen social”.
Tras analizar la evolución de los diferentes segmentos económicos entre 2006 y 2019, los autores han detectado los duros efectos de una crisis económica de una década de duración entre los catalanes.
Los ciudadanos con el catalán como lengua familiar obtuvieron más ingresos que los que tienen el castellano como lengua materna. Los efectos de la crisis, además, fueron más evidentes en los últimos.
Los ricos, más favorables a la secesión
Los resultados demuestran que el independentismo aumentó entre las rentas altas. Las personas con mayores ingresos “están mucho más a favor de la secesión”.
La explicación, según el informe, está en la percepción de mejora de la economía que durante 2018 se extendió en la sociedad. “Cuando esa percepción mejoró, el apoyo fue mayor […] La reciente ola secesionista de Cataluña ha sido sostenida por aquellos segmentos de la sociedad que disfrutan de mejores recursos económicos y mayor bienestar”, incide el documento.