GSMA, entidad estadounidense organizadora del Mobile World Congress, estuvo a punto de llevarse de Barcelona la mayor feria de telefonía móvil del mundo por la situación catalana. Fue hace dos años, y el riesgo vuelve a estar presente a ojos de GSMA, que observa de cerca los disturbios y los bloqueos de carretera del conflicto catalán porque le preocupa que puedan afectar a la celebración del congreso, prevista para los días 24, 25, 26 y 27 de febrero en el recinto de Fira de Barcelona en Gran Via, en L’Hospitalet de Llobregat.
GSMA, organización liderada por John Hoffman, está al corriente de cada incidente reciente en la autopista AP-7 a la altura de La Junquera o en cualquier carretera catalana cortada esta semana por manifestantes independentistas en protesta por la condena del juicio del 1-O.
Preocupación por la violencia
En conversación con este medio de comunicación, fuentes próximas a GSMA avisan a las instituciones: sin estabilidad y seguridad, abren la puerta a irse de Cataluña. La empresa estadounidense organizadora del Mobile World Congress (MWC) observa con interés y preocupación los episodios de violencia callejera posteriores a las penas impuestas a los presos del procés.
La edición del MWC que GSMA podría verse obligada a cambiar de ubicación no es la de 2020, pues está demasiado cerca en el calendario. Sí es la edición que preocupa a los organizadores, pero la que estarían abiertos a llevar a otro país es la de 2021.
Garantías en seguridad y transporte
Si bien destacan que los disturbios no han logrado alterar el funcionamiento de ferias como Barcelona Meeting Point, ni impedir si quiera la celebración en Barcelona de los Premios Princesa de Asturias a pesar de que la presencia de la Familia Real suscitó una protesta callejera de dos días consecutivos, los ejecutivos estadounidenses reiteran que la seguridad y el buen funcionamiento del transporte de los más de 107.000 asistentes deben estar garantizados.
Hoffman, consejero delegado de GSMA, felicitó el año pasado a la ciudad por haber decidido ampliar el espacio de las instalaciones en las que acoge al Mobile y garantizar su permanencia en Cataluña al menos hasta 2023. Para el texano, el respeto por los contratos firmados es una obligación incuestionable.
Fira de Barcelona asegura que la feria de telefonía móvil permanecerá en Cataluña, pues su contrato vence en 2023. Lo contrario sería un jarro de agua fría para la capital catalana. "Todos somos bastante inteligentes para hacer que el Mobile continúe muchos años aquí con nosotros", asegura el presidente de Fira de Barcelona, Pau Relat, convencido de que la edición de 2020 será “un éxito”.
Inyección de 500 millones de euros
Barcelona y L’Hospitalet reciben cada invierno a más de 100.000 congresistas de 200 países, una cifra que crece año tras año. Para el área metropolitana en particular, y para Cataluña en general, la llegada de ejecutivos supone una inyección económica de más de 500 millones de euros: algo parecido a ganar el Gordo de Navidad a finales de febrero.
La ocupación de hoteles y apartamentos turísticos legales llega al 95% durante cuatro jornadas consecutivas. Pasar en un apartamento las cuatro noches del Mobile cuesta 1.420 euros, según la entidad Apartur. Bares y discotecas se reparten 120 millones de euros durante el Mobile, según la patronal Fecasarm. El aeropuerto de El Prat programado más de 8.200 vuelos comerciales, con un total de 1,5 millones de asientos ofertados, durante la semana del congreso, según datos de Aena.
Vuelve el riesgo
Barcelona pudo perder el Mobile por la situación política catalana de octubre de 2017. Dejado atrás aquel riesgo, la situación se repite ahora, sin que ningún dirigente político local parezca recordar la advertencia de un pragmático hombre de negocios como Hoffman: la estabilidad y la seguridad política de Cataluña preocupan tanto a GSMA como el correcto funcionamiento de la logística y el transporte.
Desde el Gobierno en funciones, una fuente económica ha señalado que tienen "confianza" en que los episodios violentos de Cataluña no se alarguen para que su impacto no afecte a la imagen exterior, de manera que Barcelona pueda continuar siendo la sede del MWC.