España

El etarra Txus Martín, de presidir un módulo en prisión a su primer permiso de salida

El integrante del ‘comando Vizcaya’ y asesino de un ertzaina lleva años alegando un trastorno mental para salir de la cárcel

  • El etarra Txus Martín cuando fue trasladado desde Francia hasta España

El etarra Txus Martín Hernando ha obtenido un permiso de salida de la cárcel de tres días. Es la primera vez que la Audiencia Nacional le concede este beneficio penitenciario después de años exigiendo su excarcelación por motivos de salud. Este terrorista, detenido en 2002 en Francia, ha seguido una trayectoria particular en prisión, donde ha llegado a ser presidente de su módulo

El día que ETA decretó el cese definitivo de la violencia en 2011, Txus Martín estaba sentando en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional para ser juzgado por el asesinato en 1993 del sargento mayor de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea. Fue el primer miembro de la Policía autonómica vasca al que ETA puso expresamente en su diana. Tenía 42 años.

Era el máximo responsable del área de Información del cuerpo desde 1986. ETA ya había avisado en algún comunicado previo en el que le tachaba de “despreciable torturador y asesino de encargo”. Además era un destacado militante del PNV al que se afilió con 17 años. El partido nacionalista vasco sintió aquel asesinato como un ataque de ETA en sus carnes. Fue asesinado con dos disparos cuando iba en coche junto a su hijo, de apenas 16 años.

Joseba Goikoetxea

Por estos hechos Txus Martín, ex miembro del comando Vizcaya fue condenado a 36 años. Él conducía el coche en el que iban los dos terroristas que se acercaron a disparar al ertzaina en plena calle, en un semáforo de Bilbao. Durante el juicio, aquel jueves de octubre, el etarra negó cualquier participación en los hechos. Para eludir su condena, el abogado ya alegó su estado de salud que le llevó presuntamente a autolesionarse en una cárcel de Marsella. El fiscal Pedro Rubira se negó en redondo: “Desde luego, en el futuro, cuando toque, y si toca, de nosotros tendrá una negativa para una excarcelación anticipada”.

La Fiscalía a favor del permiso

La propia sentencia decía que "ni se constata alteración de sus facultades psíquicas en la época de los hechos, ni menoscabo de las mismas para ser enjuiciado ni alteración de su conocimiento para comprender el sentido de la pena". Ahora, casi diez años después, la Audiencia Nacional le ha concedido este permiso de tres días con el visto bueno de la Fiscalía. El Ministerio Público que prometió su negativa a una excarcelación anticipada, “informó a favor de la aprobación del permiso”, según consta en el auto judicial al que ha tenido acceso este periódico. 

Entre los argumentos que ofrece el Juzgado Central de Vigilancia Penitencia está la evolución positiva del interno. Se encuentra en un módulo de respeto de la cárcel alavesa de Zaballa. Fue trasladado al País Vasco en 2011, en la última época del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. En los módulos de respeto los reclusos gozan de más autonomía, es casi una autogestión. Su implicación es tal que ha ostentado durante un año (una legislatura) el cargo de primer presidente

Lo eligen los internos y es el encargado de velar por el cumplimiento de las normas internas, convocar a los presos para las reuniones o analizar las posibles mejoras. También es el nexo de comunicación entre sus compañeros y los funcionarios del penal (ETA asesinó a una decena). Todo esto son atribuciones impensables en su día para un preso de la banda, que imponía una disciplina férrea alejada de cualquier actividad penitenciaria. Lo consideraban propio de presos comunes y no de prisioneros políticos como ellos se consideraban.

"Verbaliza su arrepentimiento"

El informe de la prisión sobre su evolución dice que “en las últimas entrevistas con el interno, verbaliza durante su discurso su arrepentimiento sobre los hechos probados y el reconocimiento del daño causado, afirmando que es consecuencia más de una reflexión personal que de una afirmación con carácter utilitarista. Insiste en que no volvería a usar la violencia para conseguir fines políticos”.

En cuanto a la relación con su pasado criminal, el etarra Hernando firmó el 8 de julio del año pasado un texto en el que manifestaba su conformidad con “las reflexiones realizadas acerca de la necesidad de un nuevo tiempo en el que solo tienen cabida las vías pacíficas y no violentas para conseguir las opciones y opiniones políticas. Respeto y asumo el principio de legalidad”. “No tengo ninguna información que aportar para el esclarecimiento de ningún hecho delictivo”, añadía.

Un cartel pidiendo la liberación del etarra Txus Martín Hernando

Esta redacción se parece más a la retórica calculada y ambigua que practican los presos de ETA. La banda se disolvió imponiendo a sus reclusos la única condición de no arrepentirse ni delatar a otros compañeros. De hecho, Txus Hernando, no ha sido expulsado del Colectivo de Presos reacción con la que se castiga a todo aquel que incumple las normas de lo que queda de la organización. De hecho es habitual ver carteles en las calles del País Vasco pidiendo su liberación como uno de los presos enfermos más antiguos. 

El rechazo del mundo proetarra fue el peso que tuvieron que asumir otros compañeros de Martín en la cárcel de Zaballa que se acogieron a la Vía Nanclares. Era un plan de reinserción de presos etarras que partía de su arrepentimiento. A cambio el Estado les acercaba a cárceles más próximas a su residencia como Zuera (Zaragoza) o Villabona (Asturias). La última parada si la evolución era positiva era el centro penitenciario de Nanclares de Oca. Todos sus presos de desplazaron desde allí a la actual cárcel alavesa de Zaballa. Martín Hernando se ahorró todo eso por sus problemas de salud.    

Según el auto, dictado el pasado 27 de mayo, termina su pena en julio de 2022. Eso quiere decir que ya ha cumplido un cuarto de su condena y podrá salir tres días de la cárcel al estar clasificado en segundo grado penitenciario. Eso sí, el juez le impone la prohibición de disfrutar se estos días en Bilbao. Tiene prohibido pisar la ciudad hasta seis años después de su excarcelación definitiva.

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