El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) denunció la muerte de dos civiles, entre ellos una mujer, en bombardeos indiscriminados sobre la localidad de Bab Amro, en la provincia de Homs (centro), el principal bastión de los opositores.
En esta misma provincia, el OSDH anunció la muerte de otras dos personas, por los disparos sobre manifestantes en la localidad de Al Gauta, en la que también resultaron heridos otros cuatro civiles.
Mientras, en la provincia de Rif Damasco, junto a la capital, las fuerzas de seguridad causaron la muerte de una persona y heridas a otras cinco en la localidad de Kanaker.
Asimismo, el grupo señaló que un civil y un militar supuestamente desertor de las Fuerzas Armadas sirias perdieron la vida por los disparos de los servicios de inteligencia militar cuando trataban de cruzar la frontera con Jordania para refugiarse en el país vecino.
Como cada viernes (día musulmán de la oración) desde el inicio de la rebelión contra Al Asad el pasado mes de marzo, miles de sirios han salido a las calles sirias para desafiar al régimen y tratar de demostrar que es falsa la promesa que Damasco formuló esta semana ante la Liga Árabe de que cesará la represión.
Según el OSDH, las fuerzas de seguridad han rodeado a cientos de fieles congregados en una mezquita de la localidad costera de Banias y han agredido a quienes abandonan el templo.
Decenas de personas han sido detenidas en esta ciudad, incluidos cuatro menores de edad, familiares de uno de los dirigentes del OSDH, que no participaban en ninguna manifestación, según denunció este mismo grupo.
Mientras, los también opositores Comités de Coordinación Local denunciaron que las fuerzas de seguridad disparan contra los manifestantes en el barrio de Al Manaj, en la rebelde ciudad de Hama (centro), mientras que en Latakia (noroeste) las autoridades han disparado para impedir que la gente se una a las manifestaciones.
En la localidad de Arbín, en Rif Damasco, hay ya otros tres heridos por la represión de las protestas, según los Comités.
Estas nuevas muertes se suman a las veinte registradas ayer, todo ello cuando han pasado menos de dos días desde que Damasco se comprometiese a cesar la violencia en un acuerdo con la Liga Árabe.
Los manifestantes sirios critican las promesas del régimen de Damasco, que anteayer aceptó el citado plan, trazado por una comisión ministerial de organización panárabe.
Con la aprobación de esa hoja de ruta, las autoridades sirias se comprometieron a cesar la violencia, liberar a los detenidos durante las protestas y abrir sus fronteras al escrutinio de observadores árabes y de la prensa internacional.
Además, la iniciativa, que fue recibida con escepticismo por los grupos opositores, estipula el repliegue de ciudades y barrios del país de "toda presencia armada".
Desde mediados de marzo pasado, Siria es escenario de revueltas populares contra el régimen de Al Asad, que han causado la muerte de unas 3.000 personas, entre ellas unos 187 menores, según las últimas cifras de la ONU.