España

Un decreto de Botella cambia de golpe las condiciones laborales de 1.800 empleados municipales

El Ayuntamiento de Madrid aprueba unilateralmente un Plan de Ordenación que prevé alterar el horario, lugar de trabajo y sueldo del personal de oficios, los antiguos ordenanzas. Los sindicatos creen que Cibeles quiere extenderlo a todos los funcionarios. 

  • El alcalde de Valladolid, León de la Riva, posa con Ana Botella y la camiseta que lucirá el equipo pucelano este sábado contra el Real Madrid promocionando la candidatura de Madrid 2020.

Iban a ser 3.000 y se quedaron en 1.800, más de la mitad. El pasado 21 de marzo, este medio informó de que la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, diseñaba un plan según el cual se cambiarían las condiciones de 3.000 empleados –funcionarios y personal laboral- para ganar flexibilidad y para poder despedir, más adelante, a trabajadores municipales sin plaza fija. Al final han sido 1.200 menos. Los 1.800 elegidos pertenecen al cuerpo de oficios y servicios internos, categoría equivalente al de los antiguos ordenanzas.

El decreto fue aprobado en Junta de Gobierno el pasado 25 de abril y publicado en el Boletín Oficial del Ayuntamiento de Madrid (BOAM) ayer: “Acuerdo por el que se aprueba el Plan de Ordenación de Recursos Humanos en relación al personal con funciones de oficios y servicios internos en el conjunto de la Administración municipal”. Los sindicatos denuncian que no hubo nunca acuerdo, sino que la decisión de Cibeles es completamente unilateral.

"Quieren hacerlo extensible al resto"

La medida permite asignar otras tareas de las que venían haciendo los 1.800 trabajadores. También se podrá cambiar de turno, de lugar de trabajo o modificar la jornada del colectivo del personal de oficio. Es un decreto que parece calcar la reforma laboral. El Consistorio manejó hace más de un mes un borrador más agresivo, titulado Medidas de movilidad en que consiste el plan de ordenación en relación al personal con funciones de oficios y servicios internos en el conjunto de la Administración Municipal. Ante la perspectiva de no alcanzar ningún acuerdo con las centrales sindicales, Botella ha rebajado el alcance del decreto.

Sin embargo, los sindicatos, que impugnarán la medida utilizando todas las vías, incluida la judicial, alertan del que para ellos es un peligro mayor: “Quieren hacer extensible este decreto a los 30.000 trabajadores del Ayuntamiento”, confía un delegado. “Madrid siempre fue pionera en introducir condiciones laborales antes que el resto de localidades españolas. La cuestión es hacer lo que quieran con nosotros”.

Sustituir a personal no fijo por ordenanzas

Además, está el temor a los despidos entre el personal sin plaza fija: las centrales creen que el objetivo es sustituir a los no fijos por los antiguos ordenanzas. Eso puede afectar a los 3.000 trabajadores de Instalaciones Deportivas (ID), casi todos personal laboral. La plantilla de ID está en pie de guerra con las autoridades municipales por su inclinación manifiesta a privatizar varios pabellones locales. 

Otro foco de destrucción de empleo, también manifiesto: las empresas públicas, muchas de las cuales Botella ha dicho que desearía liquidar o privatizar. Ayer culminó la negociación del ERE en Madrid Espacios y Congresos, saldada con una veintena de despidos. Ya se aplicó otro expediente a Madrid Arte y Cultura (Macsa), y se ha empezado a despedir en Madrid Visitors & Convention Bureau, la oficina madrileña de turismo. Y otro ERE planea sobre la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo. Lo que queda de primavera será cuesta arriba para Ana Botella. 

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