"Si Juan Marín quiere pactar una candidatura conjunta con el PP en Andalucía, primero que nos devuelva los ayuntamientos de Granada y Jaén capital", sentencia de forma gráfica en conversación con Vozpópuli alguien de la máxima confianza de Pablo Casado, que está trabajando en la idea de que 2022 va a ser un "año electoral" y "todo" quedará supeditado a eso; incluido el polémico congreso del PP de Madrid, origen de la disputa entre el presidente del partido y la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso.
Un aviso al líder de Ciudadanos en Andalucía, Marín, pero también al patrocinador en la sombra de la idea de la candidatura conjunta andaluza, el presidente popular, Juan Manuel Moreno Bonilla, quien todavía esta semana, a través del consejero de Presidencia, Elías Bendodo, dejaba abierta la puerta a la fusión de siglas para optimizar el voto de la derecha en solo dos siglas, PP/C’s y Vox, frente a una izquierda andaluza hoy por hoy atomizada en varias siglas a la izquierda del PSOE.
Y es que, en el fondo, sigue abierta la herida causada por esa traición municipal de Ciudadanos al PP en Granada, motivada por la elección del socialista Francisco Cuenca como alcalde de la capital en sustitución de Luis Salvador, quien, en contra de su partido, decidió este junio atrincherarse y no cumplir el acuerdo de legislatura, por el cual él estaría los dos primeros años y los dos segundos sería alcalde el portavoz municipal popular, Sebastián Pérez. El asunto causó un cisma incluso en el PP, de donde se dio de baja Pérez.
Caso distinto es el de Jaén, donde, en 2019, el socialista Julio Millán arrebató al PP la alcaldía capitalina, aquí sí gracias a un pacto de legislatura originario con Ciudadanos. Dos años después, Millán se sostiene gracias la única concejala fiel al partido mientras otros tres concejales abandonaron C’s. Los populares quieren que Marín fuerce a esa concejala a aupar a su candidato a la alcaldía.
La Dirección Nacional del PP sabe que el reto que le pone a Marín es imposible. Lo que intentan Casado y los suyos, con ayuda del ex Fran Hervías, es dejar en evidencia que Ciudadanos es una sigla en descomposición, que Inés Arrimadas no controla
En el fondo, la Dirección Nacional del PP sabe que el reto que le pone a Juan Marín es poco menos que imposible. Nada puede imponer ya en una organización que le ha elegido candidato a la Junta en unas primarias-exprés en las que han participado solo unos 800 de los 1.200 afiliados en toda la región. Lo que intentan Casado y los suyos, con ayuda del ex Fran Hervías desde hace meses, es dejar en evidencia que Ciudadanos es hoy poco más que una sigla en descomposición, que Inés Arrimadas no controla. "Es imposible pactar nada", señala otra fuente territorial a este periódico, que coincide con Génova en que la oferta de alianza que hacen ahora los naranjas no son más que un intento por sobrevivir tras desaparecer en Madrid el 4 de mayo.
Por eso, porque no se fía, aunque a Casado le gustaría que el presidente castellano-leonés, Alfonso Fernández Mañueco, no adelantará las elecciones y fuera a las urnas en mayo de 2023, con el resto de autonomías, "entiende" que lo haga. El riesgo de que a Ciudadanos le salga un díscolo en las Cortes de Castilla y León y se sume esta primavera a una segunda moción de censura del líder del PSOE, Luis Tudanca, es "alto", a pesar de que el candidato socialista lo niega.
Y, de rebote, si Fernández Mañueco se decide a convocar a las urnas el 27 de marzo, previa disolución de las Cortes regionales el 2 de febrero, para conjurar ese peligro -a partir del 11 de marzo Tudanca puede presentarla-, y si Juan Manuel Moreno Bonilla disuelve el Parlamento andaluz en abril para que los andaluces voten en junio, la realidad es que quedan pocas fechas libres en el primer semestre de 2022 para ubicar el Congreso del PP madrileño de la discordia, dicen en Génova.
Esto se arregla en el momento en que ella (Ayuso) y, sobre todo, él (Miguel Ángel Rodríguez) quieran; que Ayuso llame al presidente y hablamos", señala el entorno de un Casado dispuesto a llevar hasta el final su ejercicio de autoridad sobre el PP
La segunda quincena de enero hubiera sido el momento más propicio para convocar el cónclave popular madrileño, como exige Ayuso aferrándose al calendario de congresos regionales aprobado por la Dirección Nacional, pero el enfrentamiento personal con Casado ha llegado ya tan lejos que el presidente del PP no está dispuesto a dar su brazo a torcer y el escenario electoral andaluz y castellano-leonés ha venido a ayudarle en su estrategia.
"Esto se arregla cuando ella (Ayuso) y, sobre todo, él (Miguel Ángel Rodríguez) quieran; que Ayuso llame al presidente y hablamos", señala la fuente consultada para remarcar que Pablo Casado está dispuesto a llevar hasta el final su ejercicio de autoridad sobre todo el partido. Su equipo insiste que casi todas las polémicas son artificiales, incluida la última por las cenas de Navidad del PP madrileño, y sostienen que ellos no piensan echar más leña al fuego hasta que llegue el momento del cónclave.
"Se pide a Casado que corte ya la polémica para no perjudicar al partido, bien, pero en el fondo, todos sabemos que esto no va del Congreso del PP de Madrid; hace unas semanas era por la fecha del Congreso del PP madrileño, ahora por las cenas y mañana vete a saber cuál es la excusa", sostiene esta fuente para remarcar que el líder popular está siendo sometido a un pulso en su autoridad que no puede perder.
"No quieren a Ayuso"
El entorno de la presidenta madrileña no da crédito a la tesis electoral del equipo de Casado sobre la fecha del congreso para no arruinar las expectativas de sus barones en Andalucía y Castilla y León, aún cuando el motivo sea enterrar el hacha de Guerra con Ayuso. La presidenta madrileña y los suyos sostienen que lo que "no quiere" ahora Génova es que ella presida el PP, como sí se dejó a Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes, y por eso están enredando al alcalde de la capital y portavoz nacional, José Luis Martínez Almeida, para que presente candidatura aunque él no quiere.
"Aznar eligió a Pío García Escudero -que volvió a presidir provisionalmente el PP madrileño por decisión posterior de Mariano Rajoy- cuando hubo lío entre Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, porque Alberto no quería presentarse. Pero tanto Aguirre como, posteriormente, Cifuentes fueron votadas. y tampoco habría sistema de primarias", argumenta el entorno de la hoy presidenta madrileña.