"Doy un paso a un lado no voy a estorbar en absoluto". Así ha anunciado Susana Díaz que no se presentará a la reelección por la secretaria general del PSOE-A, en el 14 Congreso a celebrar a finales de año. Su declaración de intenciones no ha llegado hasta el turno de preguntas de los periodistas, cuando ha dejado claro la vía libre que le otorga desde ahora a Espadas para tutelar las políticas más importantes que se lleven a cabo, especialmente en el Grupo Parlamentario. Ella misma ha asumido, antes de que su rival compareciera, que habrá "caras nuevas", palabras del propio alcalde de Sevilla.
"Voy a darle la facilidad de que haremos lo que desea, aportarle lo que quiera de mi opinión, arrimar el hombro, por mi parte va a tener generosidad absoluta". Díaz ha estado arropada por los suyos en el escenario en una noche amarga, que acaba con su ciclo político. Una trayectoria al frente de la Junta de Andalucía que comenzó en 2013, tras ser designada por José Antonio Griñán y arrasar en avales en unas primarias posteriores que no necesitaron de urnas de los militantes. Luego ganó al PP en 2015, gobernó con Ciudadanos como aliado parlamentario hasta 2018, año en el que ganó pero PP y Cs le cerraron el paso, con el apoyo de Vox como socio de legislatura.
"Vamos a estar en un periodo transitorio porque los congresos están convocados", ha recalcado Díaz ante el periodo de cohabitación que se abre ahora. Además, ha descartado que Ferraz vaya a imponer una gestora en Andalucía. Lo cierto es que Díaz llegará al 40 Congreso Federal de Valencia al frente de la federación que más aporta al PSOE en votos y militantes.
Susana Díaz ha felicitado a su rival en este proceso y ha dicho que, a partir de ahora, se pone a su "disposición" para que logre el objetivo de recuperar la Junta para el PSOE-A en las próximas elecciones andaluzas.
"No vamos a salir divididos, si nos unimos seremos mucho más fuertes", vaticina Díaz quien justifica su decisión de no abandonar la secretaria general en que "hay un congreso convocado", por lo que dice no entender "que haya ningún motivo por el que tenga que abandonar la secretaría general". Una de sus últimas frases no parece predecir polémicas: "Yo me echaré a un lado, será lo que él quiera", en alusión a Espadas.