El poder en Cataluña se concentra en un grupo minoritario de familias, con apellidos que pese a estar presentes sólo en un 13% de la población catalana llegar a copar el 40% de todos los cargos políticos de esta región. La endogamia nacionalista parece no conocer límite en un sistema en que padres, hijos, tíos, sobrinos, abuelos y nietos se van sucediendo en las principales esferas de decisión. Así se desprende de un análisis sociodemográfico de la clase política catalana que ha llevado a cabo Convivencia Cívica Catalana (CCC), donde se han examinado los datos de 13.456 cargos políticos catalanes distribuidos en todos los niveles de la administración en esta comunidad.
Según la radiografía que ha realizado esta organización, en Cataluña se produce un fenómeno que ha sido remarcado por numerosos sociólogos y que responde al concepto de "sobrerrepresentación", incluso "hiperrepresentación", entre la clase política de determinados apellidos (alrededor de 400) que no son de los más frecuentes en la sociedad pero que han estado ligados a la élite dirigente desde hace décadas. Así, el estudio vincula lo que hoy se conoce como 'casta' con el linaje de los Vila, Serra, Solé, Vidal, Bosch, Pujol, Font, Puig, Rovira, Martí, Sala, Ferré, Roca, Esteve, Mas y Planas, entre otros, que se han ido perpetuando en los principales asientos de las instituciones.
En concreto, los cinco apellidos más repetidos en esas altas esferas son Esteve, con una sobrerrepresentación respecto a la sociedad del 352,29%, Ferré (347,25%), Bosch (336,81%), Planas (307,01%) y Camps (299,64%). Así, por ejemplo, hay cuatro veces más 'Esteve' en la clase política de Cataluña que en la calle. Por su parte, los 'Pujol', cuya estirpe figura en el 'top ten' de la lista de 400 apellidos, están "sobreponderados" en un 258%. Respecto a los 'Mas', lo están en un 198% (hay casi el triple de 'Mas' en política que en la sociedad).
El estudio de Convivencia Cívica Catalana (CCC) revela que hay casi el triple de catalanes con apellido 'Mas' en cargos políticos que en la sociedad
Atendiendo a los actuales integrantes del Consejo de Gobierno de la Generalitat, son cinco (de un total de 13) los que cuentan con un apellido asiduo a la moqueta. Entre los 400 citados en el estudio Radiografía de la clase política catalana figuran Mas (Artur Mas, presidente de la Generalitat, y Andreu Mas-Colell, consejero de Economía), Homs (Francesc Homs, consejero de Presidencia), Vila (Santi Vila, consejero de Territorio) y Puig (Felip Puig, consejero de Empresa).
De forma paralela, en cambio, el informe de Convivencia Cívica Catalana (CCC) pone el acento en aquellos apellidos que si bien están muy extendidos, siendo los más comunes entre la población catalana, son objeto luego de una "infrarrepresentación" en los espacios de poder de la Administración. Aquí, el trabajo de investigación cita como "infraponderados" a los García, Martínez, López, Sánchez y Rodríguez.
El estudio ha examinado a 9.128 alcaldes y concejales, representantes de entidades municipales descentralizadas, mancomunidades, entidades metropolitanas, organismos autónomos locales, entidades de gestión, sociedades públicas, consejos comarcales, diputaciones provinciales, parlamento autonómico, altos cargos del gobierno catalán así como diputados, senadores y parlamentarios europeos.
Sin carrera más allá del partido
Otro dato relevante del análisis es el que guarda relación con el nivel de estudios de estos dirigentes. El texto dice que casi un 30% de los políticos catalanes no dispone de ninguna titulación, entendiendo por tal licenciatura, ingeniería o diplomatura universitaria. Entre aquellos que sí poseen una titulación, predominan, según el informe, los que han estudiado áreas relacionadas con el derecho y la economía. No obstante, también se apunta que "en el caso de los cargos públicos catalanes, es llamativo el porcentaje significativo de políticos relacionados con la educación y la filología catalana".
Además, el documento subraya que "dos de cada tres políticos catalanes no han trabajado nunca en una empresa privada", siendo funcionarios, empleados de la administración pública o bien "directamente cargos políticos desde el inicio de su trayectoria profesional".
De esta manera, CCC señala que "el perfil medio de un político catalán es el de un varón, catalanohablante, que no ha trabajado nunca en el sector privado y ha desarrollado toda su carrera bajo el paraguas de su partido político y la administración pública".
Con todo ello, la organización concluye que "el hecho de que el perfil medio de un político de Cataluña (diverja tan notablemente del de un ciudadano medio de Cataluña parece explicar en buena parte la brecha existente entre la sociedad y la clase política en Cataluña en el ámbito de las políticas identitarias y lingüísticas".