Durante dos meses estuvo preparando los atentados del 17A la célula de Ripoll, tiempo en el que sus integrantes compraron centenares de litros de agua oxigenada y acetona para fabricar el explosivo conocido como "la madre de Satán" y vendieron joyas de oro para conseguir rápidos ingresos.
Informes de los investigadores que obran en el sumario de la causa, al que ha tenido Efe, detallan la importancia y "capacidad de adaptación y de flexibilidad" del grupo logístico de la célula, encargados de llevar a cabo todo tipo de trámites para preparar el atentado.
Lo integraban Mohamed Hichamy (abatido en Cambrills), Youssef Aalla (muerto en la explosión de Alcanar, Tarragona) y Younes Abouyaqooub (autor material del atropello de Las Ramblas y abatido por los Mossos días después). Los tres contaban con un superior directo: Abdelbaki Es Satty, imán de Ripoll (Girona) y presunto cerebro de los atentados, también muerto en Alcanar.
Los preparativos comenzaron ya en junio, cuando Hichamy comenzó a visionar tutoriales en Youtube sobre la preparación de explosivos. El 8 de julio compra por primera vez peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), necesario para fabricar el peróxido de acetona o TATP, explosivo conocido como "la madre de satán".
Lo hizo en una conocida cadena de supermercados, donde adquirió 20 botes pequeños de marca blanca, pero a partir de ahí se decidieron por compras más grandes, en fábricas y polígonos. Para ello, recorrieron establecimientos de distintas localidades, de Tortosa a Vinaroz o San Carles de la Ràpita.
El 12 de julio marca, según el sumario, el punto de inflexión por el que la célula pasa de la "fase de planificación" a la "fase de acción y preparación de las acciones terroristas".
En dos ocasiones usaron para comprar litros de agua oxigenada la documentación de Said Ben Iazza, que está en prisión y que es considerado "cooperador necesario" en los atentados, ya que también prestó a los terroristas una furgoneta para hacer compras.
Compras para hacer explosivos
Los investigadores han rastreado las compras realizadas durante esos dos meses muchas veces a partir de los restos hallados en los escombros de la casa de Alcanar y han comprobado que adquirieron, por ejemplo, fundas de almohada y paquetes de bridas en un establecimiento chino, o interruptores y bombillas en una tienda de electrónica.
También intentaron obtener sin éxito tela negra, similar a la que después se halló en el chaleco explosivo encontrado entre las ruinas de Alcanar.
El 15 de agosto compraron en distintas gasolineras 20 bombonas de butano de color naranja (siempre de cinco en cinco), que luego intentaron sin éxito cambiar por otras de color gris.
Toda una serie de gestiones que permitieron a la célula a confeccionar entre 80 y 120 kilos de TATP, que no pudieron emplear en los atentados por la explosión accidental del chalé de Alcanar donde prepararon el ataque.
Paralelamente, desde el 12 de agosto, varios terroristas se dedicaron a la venta de oro para conseguir ingresos.
Aalla fue uno de ellos, que acudió a dos locales de Vinaroz (Castellón) en los que aportó su permiso de conducir español como identificación pero no su dirección, alegando que estaba de vacaciones.
La primera vez obtuvo 800 euros y aunque en la segunda ocasión la dependienta valoró las piezas en 814 euros, el trato se rompió al sospechar ésta que podían ser robadas.
Mohamed Houli, herido en Alcanar y actualmente en prisión, fue a las mismas tiendas por separado y se identificó con su DNI.
En una de las tiendas vendió una medalla, dos alianzas, un juego de pendientes, dos anillos y una pieza suelta que la dependienta valoró en 550 euros; la víspera de los atentados, consiguió en otra 1.118 euros por 18 pendientes, 4 anillos, 2 cadenas, 6 colgantes y una pulsera.