Los pequeños comercios de Barcelona se han acogido a la ley estatal de horarios, en detrimento de la norma autonómica catalana para poder abrir más días festivos y atender la fuerte demanda de turistas y de cambios en el hábito de consumo de los clientes. El pasado domingo, las calles que rodean la catedral de Barcelona rebosaban de turistas extranjeros y del resto de España.
“Cada vez más pequeños comerciantes del centro de la ciudad y de otras zonas menos turísticas de Barcelona están abriendo. Es una necesidad"
Luis Gállego regenta un pequeño comercio de golosinas en una de esas calles y, como en los últimos tres domingos ya es habitual para él y su familia, levanta la persiana en estos días que tradicionalmente la ley comercial catalana les impedía abrir por ser festivos o domingos. “Cada vez más pequeños comerciantes del centro de la ciudad y de otras zonas menos turísticas de Barcelona están abriendo. Es una necesidad. Si abrimos es porque sabemos que vamos a tener clientes y en mi caso personal yo prefiero acogerme a la ley estatal de horarios comerciales que es más flexible respecto de la norma catalana”, explica Gállego a Vozpópuli.
La ley estatal permite más aperturas
El caso de Luis no es minoritario en la capital catalana. Ya viene siendo habitual en los últimos cinco meses ver cómo en domingo y en días festivos, cada vez más comerciantes deciden trabajar. La mayor permisividad de apertura horaria que permite la ley estatal aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy, ha supuesto una “liberación” para pequeños comerciantes tradicionales, como el negocio de Luis Gállego, que necesitan adaptarse a los nuevos ritmos de ocio en la ciudad y a la llegada masiva de turistas que consumen en viernes, sábado o domingo, sin distinguir día laborable o festivo.
Tradicionalmente en Cataluña, los sucesivos gobiernos nacionalistas (CiU) de la Generalitat han desarrollado un marco jurídico catalán propio, en defensa del pequeño comercio y para limitar la excesiva competencia de las grandes superficies. Pero con el paso del tiempo, esa normativa catalana se ha convertido en un corsé para los pequeños comerciantes. “Por este motivo preferimos acogernos a la ley estatal más flexible y que permite más aperturas que a la norma catalana”, asegura Ricardo Martín, miembro de una asociación de comerciantes en el casco antiguo de Barcelona.
Ante esta situación, no todos los comerciantes están de acuerdo en abrir más días. La asociación de comerciantes Barcelona Oberta, defiende una mayor liberalización que permita a los pequeños comercios abrir más días festivos. Esta opción contrasta con la asociación Barcelona Comerç, que se opone a aumentar las aperturas en festivo.
En las últimas semanas han aumentado las inspecciones a los comercios para que cumplan la ley catalana, pero de momento algunos se acogemos a la ley estatal
Ayuntamiento y Generalitat aumentan las inspecciones
Desde el Ayuntamiento de Barcelona asumen que “centenares” de pequeños comercios de la ciudad se adhieren a la normativa estatal de horarios comerciales, pese a las presiones que intenta trasladar tanto la administración local en Barcelona, que dirige el alcalde de CiU Xavier Trias, como desde la Generalitat. Como consecuencia de esta presión “hemos visto aumentar en las últimas semanas las inspecciones a los comercios para que cumplamos la ley catalana, pero de momento nos acogemos a la ley estatal”, sostiene Martín.
El Constitucional suspendió parte de la ley catalana
La predilección de los pequeños comercios barceloneses por la norma estatal se ha acentuado en los últimos cinco meses, desde que el pleno del Tribunal Constitucional suspendiera a comienzos de diciembre del año pasado la ley catalana de horarios comerciales, tras admitir a trámite el recurso de inconstitucionalidad presentado por el Gobierno del PP. Según informó entonces el Alto Tribunal en su providencia, la suspensión automática de la ley de horarios comerciales y de medidas para determinadas actividades de promoción, se produce al haber invocado el Gobierno la aplicación del artículo 161.2 de la Constitución, que dice que el Ejecutivo podrá impugnar ante el TC las disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las comunidades autónomas.
El Ejecutivo interpuso un recurso de inconstitucionalidad contra la ley catalana de horarios comerciales, al considerar que vulnera la legislación estatal al establecer un régimen horario "más restrictivo". Según el Gobierno, el máximo horario semanal de apertura comercial que establece la Generalitat es de 72 horas, por lo que contraviene la regulación estatal que establece que dicha limitación tiene que ser como mínimo de 90. "La regulación de la Generalitat catalana vulnera la legislación estatal dictada en la materia, al establecer un régimen más restrictivo para la libertad comercial que el contemplado en la normativa básica estatal aplicable en todo el territorio nacional en los siguientes aspectos", esgrimen fuentes del Ejecutivo central a este diario.
Según el Gobierno, el máximo horario semanal de apertura comercial que establece la Generalitat es de 72 horas, frente a las 90 horas del marco estatal
El Gobierno aclara que, si bien la Generalitat de Cataluña tiene competencia para dictar su normativa autonómica y la ordenación de su comercio interior, debe tener en cuenta los "límites" establecidos en el artículo 149 de la Constitución, que concede al Estado la competencia para dictar normativa básica que afecta a todo el sector comercial en todo el territorio nacional. El máximo horario semanal de apertura comercial que impone el gobierno catalán es de 72 horas, frente a las 90 horas del marco estatal. "La regulación de la Generalitat vulnera la legislación estatal dictada en la materia, al establecer un régimen más restrictivo para la libertad comercial que el contemplado en la normativa básica estatal aplicable en todo el territorio nacional en los siguientes aspectos", detallan fuentes del Gobierno.
Las principales diferencias de los horarios comerciales entre la ley estatal y la norma catalana corresponden a tres ámbitos: horas máximas de apertura, periodos de rebajas y la superficie máxima de los establecimientos de libre apertura. En el caso de las rebajas, la normativa estatal es completamente liberalizadora, mientras que la catalana la restringe a periodos concretos (rebajas de invierno y verano).
En el de la libre apertura, la normativa estatal establece que pueden abrir todos los días del año, los establecimientos de menos de 300 metros cuadrados de superficie de exposición y venta, excluidos los pertenecientes a empresas o grupos de distribución que no tengan la consideración de pequeña y mediana empresa. En el caso de la normativa catalana, esa superficie se limita a 150 metros cuadrados. En general, el marco legal catalán es más restrictivo que la del resto del país.