Ha terminado la instrucción del Caso Nóos pero no han terminado los reproches entre las partes. Ese es el sabor que deja el último auto del juez Castro en el que el magistrado rechaza llamar a declarar al testigo arrepentido que el fiscal señaló la semana pasada. Ese testigo, el contable del Instituto Nóos, Marco Antonio Tejeiro, se ha opuesto a prestar declaración, algo que ha llevado al juez a cargar contra quien presentó su confesión: el fiscal Horrach cuya actuación califica de “extraña” y su escrito de “extemporáneo”.
“Como documento que espontáneamente y sin más ha accedido al Juzgado, estaba predestinado a su inadmisión”, afirma el juez
El magistrado, que había moderado su tono hasta ahora, responde ahora más airado a un escrito de la Fiscalía en el que se insinuaba su prevaricación y en el que Pedro Horrach le llamaba “taimado”. Asegura en el auto que el Ministerio Público ha aportado “un documento presentado extemporáneamente (...) que parecía era la confesión en toda regla de un imputado pero que extrañamente no se había producido a la presencia judicial ni se prestaba a su examen contradictorio”. Las afirmaciones de Castro llegan después de que el CGPJ pidiera al fiscal “respeto” y el Consejo Fiscal pidiera lo mismo al juez.
El enfrentamiento entre Castro y Horrach supera lo dialéctico puesto que –según el juez—el escrito de la Fiscalía carece de efectos jurídicos. “La conclusión no deja de ser la misma a la que se llegaría si se admitiera la práctica de las diligencias complementarias que el Ministerio Fiscal y demás partes acusadoras excepcionalmente pudieran solicitar como imprescindibles para formular su acusación”.
El juez mantiene el tono crítico en la cuestión de los efectos de la confesión del contable y afirma que “como documento que espontáneamente y sin más ha accedido al Juzgado, conclusa la fase de instrucción, estaba predestinado a su inadmisión y a ser devuelto a su representante”.
“Queda por decidir el destino del documento”
“Queda por decidir el destino del documento”, afirma el juez. Fuentes del proceso explican que pese a esa declaración, el destino está claro: el Fiscal no podrá utilizarlo en la instrucción pero sí podrá incluir esa prueba en la próxima fase del juicio,
“En esa circunstancia no queda otra salida que devolverlo al Ministerio Fiscal para que haga uso del mismo de la manera que estime más conveniente”, remacha Castro.
La batería de adjetivos y descripciones se acompaña con la decisión de no citar a declarar al contable de Nóos y, por tanto, con dos golpes prácticos a la Fiscalía más allá de la dialéctica:
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En primer lugar, deja al Ministerio Público solo en su intento por incorporar nuevas pruebas que exonerarían a la infanta y culparían exclusivamente a Torres y Urdangarín. De hecho, Castro señala en su auto que la confesión no puede surtir "efectos jurídicos tanto exculpatorios para la contraparte que lo suscribe como para terceras personas", en alusión a la infanta.
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Pero en segundo lugar, y sobre todo, deja en entredicho el papel técnico del Fiscal porque la confesión del contable se cerró hace más de un mes, tal y como reveló Vozpópuli. El Fiscal hizo circular un primer borrador de esa confesión el pasado día 2 de junio pero no la ha aportado a la causa hasta un mes más tarde, cuando ya se había cerrado la instrucción. Pedro Horrach ha aportado, pues, una prueba cuya fragilidad puede levantar sospechas sobre las demás que ha aportado al caso, ya que ni siquiera será ratificada por la parte aludida. Igualmente, la fragilidad de esa prueba le resta un cartucho en su línea de defensa de exonerar a la hermana del rey.
Tras su última batalla, la guerra sigue, pues, como estaba el día 25 de junio, cuando se cerró la instrucción del caso. No habrá nuevas pruebas más allá de las que Castro utilizó para imputar a la hermana del rey delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales y otros ocho delitos a Diego Torres y Urdangarín.