David Marjaliza, ex socio del ex consejero de presidencia de la Comunidad de Madrid Francisco Granados, barajó sufragar la construcción de un gimnasio en la localidad madrileña de Valdemoro a través de la venta de sus obras de arte desde Singapur, con fondos de dinero procedentes de Suiza.
Así se desprende de la declaración como testigo -es decir, con obligación de decir la verdad-, que el socio del despacho de abogados Garrido Abogados y Asesores Fiscales S.L, Roberto de Francisco Garrido, prestó ante la Guardia Civil en diciembre de 2014. Dicha testifical forma parte del sumario de la operación Púnica, al que ha tenido acceso Vózpopuli.
Marjaliza les expresa "su voluntad de llevarse sus fondos de Suiza y transferirlos a Singapur"
El letrado declara que, en un primer momento, Marjaliza les expresa "su voluntad de llevarse sus fondos de Suiza y transferirlos a Singapur, puesto que le habían hablado de este lugar". Por esta razón, el imputado le pide al despacho que, como no sabe inglés, le ayude a constituir una sociedad en el país asiático y a abrir una cuenta bancaria en Singapur.
De forma paralela, Marjaliza les comenta en el bufete que tenía una operación inmobiliaria de construcción de un gimnasio en la localidad de Valdemoro (Madrid) que se estaba quedando sin financiación, con lo cual eso motivaría el concurso de acreedores y el despido de los trabajadores.
De tal forma que Marjaliza quería traer a España el dinero que tenía que previsto trasladar de Suiza a Singapur para continuar financiando la construcción de dicho gimnasio. La forma de hacerlo sería mediante la venta de obras de arte por parte de sociedades españolas -controladas por el imputado- a la sociedad que se iba a constituir en Singapur. En este sentido, el abogado añade que en "marzo o abril del año 2013" el ex socio de Granados les pide que le confeccionen el contrato de compra venta de las mencionadas obras de arte.
Vender las obras desde Singapur
Según recoge la declaración del testigo, Marjaliza poseía determinadas obras de arte "a nombre de sus empresas en Madrid, contabilizadas y pagadas por banco". Ante la necesidad de una financiación para continuar el negocio del gimnasio que estaba construyendo en Valdemoro, éste les plantea vender las obras de arte en España.
El imputado trató de trasladar sus obras de arte al país asiático pero los altos costes de transporte paralizaron la operación
Como en el año 2012 la situación económica no era buena debido a la crisis y no podía asumir el riesgo de no cumplir con los plazos de la construcción si se demoraba la venta, el imputado cambia de opinión y decide que debe utilizar el dinero que tiene el extranjero para financiarse.
Así las cosas "la forma planteada consiste en realizar una operación real de venta de sus obras desde sus mercantiles españolas a la sociedad de Singapur", detalló el letrado a la Guardia Civil. De este modo, las obras de arte "se trasladarían a Singapur y los fondos se transferirían desde ese país a España, consiguiendo así tener liquidez para acometer la citada obra".
Sin embargo, el testigo relata que finalmente las obras de arte no se trasladaron a Singapur debido a "los altos costes de transporte, seguro y almacenaje", pero sí se envían a Suiza porque es más barato. Una vez que están allí David Marjaliza les dice que ya no desea venderlas.
También cambió de opinión sobre la amnistía fiscal
El abogado también explica en su comparecencia ante la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado cómo Marjaliza acude a su despacho "en torno a septiembre de 2012" para consultar la posibilidad de regularizar su situación fiscal respecto a los fondos que tenía en Suiza.
El cerebro de la Púnica quería realizar esa regularización de fondos acogiéndose a la "Declaración Tributaria Especial" ofrecida por el Gobierno entre marzo y noviembre de 2012. Una vez realizada la consulta, el abogado le recomienda al ex socio de Granados acogerse a la denominada amnistía fiscal.
Sin embargo, una semana después, David Marjaliza le informa de "que finalmente no iba a acogerse a la declaración tributaria especial porque tenía procedimientos penales abiertos y al acogerse a dicha declaración y declarar sus fondos podría perjudicar dichos procedimientos". Pero ésta tampoco fue su última palabra porque finalmente Marjaliza practicó 49 autoliquidaciones regularizando su situación fiscal y pagando más de 10,8 millones de euros a la Agencia Tributaria.