Hay dentro del Gobierno una cierta envidia hacia el comportamiento que tuvieron en Escocia buena parte de los banqueros y empresarios ingleses ante el referéndum celebrado hace dos semanas. Entidades como el Royal Bank of Scotland, el LLoyds Banking Group, el Clydesdale Bank o el TSB Bank, advirtieron bien alto que si triunfaba el sí a la independencia se trasladarían a Londres. Esta reacción obligó al titular de Finanzas escocés, John Swinney, a explicar que la actitud del sistema financiero ante la consulta era producto de la negativa del Gobierno británico a acceder a una unión monetaria formal con una Escocia independiente. Pero no solo los bancos se retrataron ante este proceso. La Confederación de la Industria Británica (CBI) aclaró desde el principio su rechazo a la independencia, provocando que algunas empresas amenazaran con abandonarla por su parcialidad. Tanta movilización llevó, incluso al FMI, a advertir de la reacción negativa que provocaría en los mercados un triunfo del sí.
Desde el referéndum escocés, Mas ha pasado de la palabra a los hechos sin que el empresariado catalán haya movido un dedo
Desde la celebración del referéndum escocés, en Cataluña se han dado pasos contundentes en el guion marcado por la Generalitat para avanzar hacia la secesión. El Parlamento autonómico ha aprobado la ley de Consultas y Artur Mas ha firmado su convocatoria. La respuesta del Gobierno, utilizando el Tribunal Constitucional para frenar el proceso, ha sido desoída por el Gobierno catalán, convencido de que será escoltado hasta el 9 de noviembre por las movilizaciones callejeras promovidas desde Esquerra Republicana y sus principales satélites. En medio del alboroto y del pulso formal al Estado, el silencio de los banqueros y empresarios más vinculados a Cataluña se hace cada vez más sonoro y menos asumible por el Gobierno, según informan fuentes del Gabinete.
Ni disimulos, ni dobles lenguajes, ni apariencias
“Tanta reserva es una vergüenza”, comenta un miembro del Consejo de Ministros, alarmado por la pasividad de la clase empresarial catalana ante tan grave desafío. En el Gobierno arrecia el malestar porque se opina que las actuaciones de la Generalitat han pasado de las palabras a los hechos y ya no valen “ni los disimulos, ni los dobles lenguajes, ni las apariencias”, sobre todo cuando hay conocidos banqueros y empresarios concernidos por el problema que, en privado, siempre en voz baja, critican la forma en la que Mariano Rajoy está gestionando prácticamente en solitario el duelo.
El aviso del Banco de España a los clientes de las entidades que operan en Cataluña no tiene precedentes
En el Ejecutivo se comenta también con asombro lo lejos que ha tenido que llegar una institución como el Banco de España para advertir de las consecuencias que tendría la conversión de Cataluña en un Estado independiente. No hay precedentes de que el supervisor del sistema financiero alarme a los depositantes de ciertas entidades financieras para exponer el paisaje y eso fue, precisamente, lo que hizo este martes en el Congreso el gobernador Luis María Linde. Su aviso no tiene desperdicio: “La consecuencia de una hipotética separación de un país de otro país que es miembro de la unión monetaria, es que los bancos de ese país separado dejan de tener acceso al BCE y este país separado deja de ser miembro de la unión monetaria. Estas son cosas automáticas. Se han manejado argumentos tales como que hay formas de evitarlo, como, por ejemplo, que ese país que se ha separado declara que el euro es su moneda. Eso no vale para nada. Eso es como lo que pasa en los países que se han dolarizado, que en el mundo hay unos cuantos, pero esa declaración de dolarización no les ha llevado a participar en el consejo de la Reserva Federal en Estados Unidos ni a tener acceso a las operaciones de financiación de la misma. También se manejan otras posibilidades, como el traslado de sedes, pero todas esas posibilidades, en opinión del Banco de España, son palabras, no son reales y no responden a lo que de verdad ocurriría. Y cuando un banco comercial no tiene acceso a la liquidez en euros del BCE, solo tiene acceso a la liquidez vía mercado interbancario. No es lo mismo, ni en seguridad ni en coste. Naturalmente, la seguridad de los depósitos, de los depositantes, en un banco que tiene sus pasivos en euros, que no tiene acceso a la liquidez del BCE, es muy distinta a la seguridad de un banco que sí tiene este acceso”. Linde dixit.
Elecciones plebiscitarias y declaración de independencia
En el Gobierno se opina que el mutismo de los banqueros y empresarios acabará pasando factura a la economía catalana
Las pasadas Navidades, el presidente del grupo La Caixa, Isidre Fainé, trasladó al presidente de la Generalitat su opinión, poco antes de que éste anunciara la fecha y las preguntas del referéndum: “President, te estás equivocando”, le dijo. Hace tiempo que el propio Fainé y su equipo vienen rumiando en privado que la actitud de Mas aboca a Cataluña a salidas muy preocupantes, incluida unas elecciones plebiscitarias que pueden abrir la puerta a una declaración unilateral de independencia. Pero, en público, su sigilo ha sido total, igual que el de la mayoría de los primeros espadas del empresariado familiar catalán, en contraste con la exposición de unos pocos que se cuentan con los dedos de una mano, el editor José Manuel Lara entre ellos, de algunas generalidades del presidente de CEOE, Joan Rosell, y de apuestas como la del responsable de la patronal Fomento del Trabajo, Joaquim Gay, partidario de neutralizar la consulta soberanista reconociendo a Cataluña como nación.
“Este mutismo tan desesperante, acabará pasando factura a la economía catalana, pues frenará su proceso de recuperación si Mas conduce hasta el final su pulso al Estado. Y no hace falta recordar que Cataluña es una de las comunidades que va en cabeza de la salida de la crisis”, subrayan en el Gobierno.