En la industria musical, sobre todo en la más comercial, hay algunos artistas que se dedican a cantar y otros que componen y cantan. Los últimos son más apreciados por sus compañeros de profesión, pero no son siempre los más reconocidos por el gran público. No es el caso de Sia Furler, un artista que canta y ha compuesto la mayoría de los éxitos del pop de los últimos años.

Hace pocos días, un conocido periódico, que no es el que ustedes están leyendo, preguntaba a sus lectores si, ante los datos de audiencia debería cerrar Televisión Española. Y créannos, no se precipiten en la respuesta. Puede que el ente público tenga muchos problemas -y algunos muy longevos-. Pero ¿es todo tan negativo? ¿No hay ninguna solución razonable? ¿De verdad estamos dispuestos a rendirnos al capital?

El órgano consultivo pone diversas objeciones esenciales a la regulación del sistema informático registral orquestada por Enrique Rajoy. Sostiene que no se puede emplear un reglamento para colar por la puerta de atrás una reforma del funcionamiento de todos los Registros. El asunto reviste ribetes de escándalo y corre el riesgo de estallar en las manos del recién llegado titular de Justicia.

La irritación que acumula el Gobierno por el silencio un tanto cómplice de los empresarios y financieros con intereses en Cataluña ante el avance del desafío soberanista, bate todas las marcas. “Tanta reserva es una vergüenza”, admite un miembro del Gabinete, alarmado por lo lejos que ha tenido que llegar el gobernador del Banco de España al advertir sobre las consecuencias que tendría para los clientes de algunas entidades  la declaración de un Estado independiente. 

Los socialistas son partidarios de forzar una segunda evaluación del exministro para que aclare la relación con su cuñado, vinculado a Ducar y Petrologis Canarias. Niegan que exista un pacto de no agresión con el PPE que implicaría 'salvar' a su eurodiputado Pierre Moscovici, aspirante a la cartera de Economía y Finanzas.

Claramente a los puritanos el tiro les salió por la culata. Antes de la Prohibición, Nueva York sumaba unos 15.000 locales donde se servía alcohol. Trece años más tarde, cuando el bebercio volvió a ser legal, por la Gran Manzana habían aflorado más del doble de speakeasies, unos bares clandestinos hoy en pleno revival.